Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Un mando militar europeo

    LA presidenta de la Comisión Europea, cuyos méritos destacábamos ayer, anunció en su discurso sobre el estado de la Unión y en el pleno del Parlamento Europeo, su voluntad de promover un proyecto de Defensa europeo con capacidad militar de decisión y actuación.

    A priori, a quienes nos consideramos pacifistas, y pensamos que la palabra debe ser la verdadera arma de la diplomacia, semejante propuesta no deja de inquietarnos. Sin embargo, tras un análisis pausado de la realidad que nos circunda, y de los intereses creados que tantas veces nos superan, nuestros recelos se debilitan hasta casi desaparecer. Un buen ejemplo lo tenemos en Afganistán (La ignominia afgana, ECG 23/08/2021).

    Es bien cierto que para algo formamos parte activa de las misiones de la ONU. E incluso que ya resultamos útiles y ejemplares dentro de las actuaciones de la OTAN. Sin embargo, cuando comprobamos, como señalábamos aquí a principios de mes, que los grandes árbitros del orden internacional (llámense, por ejemplo, las tropas estadounidenses), deciden unilateralmente y sin previo aviso, retirarse de contextos tan significativos como Afganistán, nos entran a todos ciertas dudas que resultan tan lógicas como racionales (El continuismo de Biden, ECG 05/09/2021).

    Y si además vemos cómo se van forjando nuevas alianzas al margen de Europa, como el proyecto Aukus entre Australia, Reino Unido y Estados Unidos que ha sorprendido ingratamente incluso a los grandes líderes de la UE, pues la desorientación sobre un tablero internacional ya de por sí agitado y convulso es todavía mayor.

    Hasta la frontal y tradicional oposición de nuestros vecinos británicos al diseño de un sistema de Defensa conjunta, incluso cuando formaban parte del proyecto europeo, resulta ahora tan sospechosa como aparentemente interesada.

    Las amenazas de hoy día son globales; y, en este sentido, es sorprendente que un contexto como el europeo, con su legendaria influencia internacional, constituya ahora un territorio tan vulnerable por su ubicación geográfica, como maniatado a la hora de defender incluso unos valores occidentales de concordia, paz y humanidad que, tras tantos errores y sufrimiento, deberían resultar ejemplarizantes, también para esas grandes potencias que aspiran a controlar un mundo que en su día los europeos abarcamos, pero que hoy apenas nos atrevemos a revisitar y apoyar.

    Por eso, cuando analizamos la capacidad productiva y exportadora de nuestra industria armamentística, los esfuerzos logísticos y formativos que realizan nuestros contingentes militares, y la desinteresada colaboración que siempre han mostrado nuestras agencias de inteligencia, uno termina encontrándole el sentido a ese proyecto común de análisis, decisión e intervención rápida del que habla Ursula von der Leyen.

    26 sep 2021 / 01:00
    • Ver comentarios
    Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
    Tema marcado como favorito