Valores culturales
EN un mundo en que la globalización esta imponiendo una homogeneización en las maneras de pensar y actuar de los seres humanos, no es baladí recordar los valores culturales occidentales y orientales que se han construido a lo largo de siglos de historia. Ambos valores son diferentes, pero no contrapuestos. Aprender unos de los otros sería enriquecedor para ambos manteniendo la personalidad de los dos.
En Occidente se subraya el valor del individuo, los derechos humanos y la libertad individual. Su construcción a lo largo de la historia tiene dos hechos fundamentales para su establecimiento, el Cristianismo y la Ilustración. La libertad de la persona implica la igualdad y la fraternidad. Estos valores están en la raíz de las democracias occidentales. Por eso están en Occidente y no en Oriente.
En la cultura oriental se pone el énfasis en la totalidad. Uno no es más que una ola que no existe sin el Océano. Por eso el hinduismo y el budismo nos hablan de la compasión universal.
En Occidente se prima la razón analítica con la que se observa la realidad, descomponiéndola, buscando la especialización para profundizar en ella. Obviamente se corre el peligro de la fragmentación del conocimiento. En Oriente se prima la razón simbólica que tiende a acoger los contrarios, acentuando lo que es común a ellos. Se mira más la fluidez que la identidad. El bosque es el flujo de la vida y no lo es un árbol aislado
En la cultura occidental hay una tendencia ha retener las cosas como si fuesen eternas, mientras que los orientales ven más importante el camino.
En Occidente se busca la felicidad como la plenitud personal, estar lleno, mientras que en las culturas orientales la felicidad tiene más que ver con el vaciamiento de sí mismo. Unos ponen la atención en el actuar y en la acción, otros en estar abiertos y quietos para poder percibir y recibir la realidad.
En Occidente, la palabra, es fundamental para la cultura. A partir de ella se relacionan los seres humanos y se construyen los relatos y los conceptos. La palabra es magnífica, pero necesita el silencio que es justamente por lo que es atraído la cultura oriental.
La cultura oriental nos descubre aspectos de la realidad que desconocíamos, aunque ya estuviesen implícitamente en nuestra cultura. La importancia del camino, del silencio, de vaciarse de sí, están en la raíz del cristianismo. La espiritualidad oriental nos descubre la mística cristiana.
De la misma manera hay aspectos occidentales que sin duda atraen a la cultura oriental empezando por la libertad individual, fundamental, porque los seres humanos no somos solo un átomo más en el Universo.