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Valores de hoy

    ALGUNOS de los valores de los que hablaré, normas de conducta universales –independientemente de países, culturas, ideología o religión–, han perdido fuerza arrollados por un sentido de la libertad individual que no debería ser incompatible con ellos.

    Hablo de normas no escritas, generalmente aceptadas, cuya finalidad es hacer posible y amable la convivencia y facilitar el crecimiento personal en beneficio de la sociedad.

    Hoy, el llamado mundo civilizado, aparta a los mayores y se desprecia su experiencia, ante el imperio de la juventud, con olvido de que en las tribus más apartadas el consejo de los ancianos sigue siendo respetado.

    Cualquier niño o joven manifestará extrañeza ante la palabra urbanidad, y quienes conozcan su significado, dirán que es la actitud propia de los pijos.

    La sociedad es cada vez más blanda, porque ni el sacrificio ni el esfuerzo están de moda; eso sí, se invoca el derecho a la recompensa acogiéndose al “todos somos iguales, “todos tenemos derecho”.

    Vivimos bajo el imperio de la inmediatez, la comodidad y la facilidad, basta prestar atención a los anuncios publicitarios para confirmarlo.

    Una gran parte de nuestra vida se centra en tener, sin reparar en que cuanto más se consigue, generamos más ansiedad por alcanzar lo último que llega.

    La prudencia y el comedimiento no están de moda; al que pretende pasar desapercibido o adopta una actitud humilde, se le mira por encima del hombro. Vivimos bajo el imperio de la notoriedad, cualquiera que sea su origen.

    Otro valor en decadencia es la moderación, en todos los ámbitos: consumo, diversión, música, alcohol... , que, nunca sacian a quienes viven de este modo.

    Como es imposible tenerlo todo, porque cada día el mercado ofrece novedades y sabemos poco de conformidad o aceptación, surgen la frustración, la ansiedad, la envidia y el resentimiento social.

    El binomio libertad-responsabilidad es fundamental en la educación; hoy se hace lo que la conciencia individual dicta, pero eso de asumir las consecuencias, las responsabilidades derivadas, es otro cantar.

    La combinación “no tengo tiempo” y el egoísmo conducen a la respuesta frecuente: que cada uno se arregle como pueda, no es mi problema.

    Podríamos continuar con conceptos como lealtad, fidelidad, tolerancia, disciplina, jerarquía,...

    Muchos de los valores imperantes hoy son el reflejo de una sociedad decadente; para alcanzar un mundo mejor es necesario mantener viva la idea de que educación de hoy es el futuro de la sociedad.

    13 feb 2021 / 01:00
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