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Otro Caballero 23 años después

    ¿FUE UNA PREMONICIÓN el pinchazo del avión que debía traer a Pedro Sánchez al último mitin de campaña de Gonzalo Caballero? ¿Esperaba algo Abel Caballego (y Carmela Silva) cuando decidieron involucrarse lo justo en la campaña del otro Caballero? La respuesta a estas dos preguntas pueden significar mucho. Sorprende (y asombra) que pinche el avión del presidente y no existe un plan B cuando, en teoría, el liderazgo de Sánchez era la rueda a la que se agarraba su candidato en Galicia para quedarse con el territorio más preciado de la derecha. Y cuesta entender que el alcalde de Vigo hiciera lo justo, y se limitara a ver, sirva el símil taurino, ver desde la barrera como los toros se iban a llevar por delante a su sobrino-candidato y que la presidenta de la Diputación de Pontevedra no pusiera algo más de su parte. Parece evidente que las encuestas hicieron su efecto y ni uno ni los otros ayudaron a que Gonzalo Caballero levantara el vuelo de los socialistas e impidiera el sorpasso del Bloque. Un hecho que recuerda a lo ocurrido en las autonómicas de 1997 cuando, con Abel como candidato, otro Caballero fue arrollado por Xosé Manuel Beiras al frente del BNG.

    Y reflexión final para los socios de gobierno. El caudillismo de Pablo Iglesias y su guardia de corps provocó el hundimiento de una ilusión: la que representaron las Mareas. Es lo que ocurre cuando se viaja en mala compañía.

    13 jul 2020 / 01:17
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