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Biden se ve ya ganador en un cómputo que obstruye Trump

El republicano grita que se “¡pare el recuento!”, mientras el demócrata pide escrutar hasta el último voto

“No tenemos ninguna duda de que cuando el escrutinio acabe, la senadora Kamala Harris y yo seremos los ganadores”, pronosticó ayer Joe Biden. El equipo demócrata no tiene dudas, pero si alguna enseñanza nos deja estas inacabables elecciones presidenciales en EE. UU., es no son aptas para gente con prisa. Donald Trump demostró tener mucha en la misma noche en que se cerraron las urnas y, al precipitarse cantando una victoria suya que la realidad negaba, lo único que consiguió fue elevar el nivel de crispación de los ciudadanos hasta límites que empiezan a preocupar seriamente a las mentes más sensatas del país. Si en Estados Unidos hay impaciencia por conocer quién dirigirá la nación durante los próximos cuatro años, en España y en el mundo entero también. Pero habrá que esperar. Al menos, hasta esta mañana, cuando podrían conocerse los resultados de Pensilvania. Si este Estado, que reparte 20 votos electorales, cae del lado demócrata, Joe Biden ya podrá pedir que le cambien el colchón de la Casa Blanca y que le pongan uno a su gusto, como hizo Pedro Sánchez en La Moncloa cuando sustituyó a Mariano Rajoy.

La otra combinación posible para que haya relevo en la Presidencia norteamericana es que Biden se haga con los estados de Arizona (11) y Nevada (6), donde siempre tuvo ventaja, pero cuyo escrutinio no acaba de terminar. Con sus votos electorales sumados a los 253 que ya tiene seguros, sería declarado el vencedor de las elecciones.

Por el contrario, para retener la Presidencia, el republicano Trump (214) está obligado a ganar en Pensilvania (20), Georgia (16), Carolina del Norte (15) y Nevada (6). Salvo en el tercero de estos estados, que le es favorable, en todos hay igualdad.

También podría darse un insólito empate a 269 votos electorales si Biden triunfase en Georgia y Trump en todos los demás estados aún en liza. En ese caso, serían los representantes de casa estado quienes elegirían al presidente, y en este procedimiento el republicano parece que tendría todas las de ganar.

Al estado de Georgia solo le faltan algo más de 47.000 papeletas por contabilizar, pero el escrutinio podría tardar días en finalizar debido a que el margen entre los contendientes es tan pequeño que dependerá de contabilizar papeletas provenientes del extranjero, de bases militares y revisar otras con pequeñas erratas. “No sabemos lo que vamos a tardar”, indicó ayer Gabriel Sterling, responsable de la gestión de votos de Georgia, quien añadió que técnicamente tienen hasta dentro ocho días para presentar el resultado. A última hora de ayer Trump aventajaba a Biden por 0,3 puntos.

Pero, mientras se espera por un resultado definitivo, Trump y Biden prosiguen su particular guerra donde el republicano pone el acento en frenar los recuentos y el demócrata en lo contrario. El presidente pidió en Twitter y en letras mayúsculas “¡PAREN EL RECUENTO!”, mientras que su rival, el candidato demócrata Joe Biden, reclamó que todas las papeletas se cuenten.

“Cualquier voto que llegó después de las elecciones no debe ser contado”, continuaba Trump en la red social. El portavoz de la campaña del republicano, Jason Miller, explicó también a la prensa que el mandatario no quiere que se sigan contando las papeletas que llegaron por correo, un recurso que 65 millones de estadounidenses usaron para evitar aglomeraciones en la jornada electoral debido al coronavirus.

A esta afirmación contestó el candidato demócrata la Casa Blanca, Joe Biden, que subrayó una vez más desde (Delaware) que “cada papeleta debe ser contada. Esta es la voluntad de los electores, nadie ni nada más elige al presidente de Estados Unidos de América, por lo que cada papeleta debe ser contada”.

A pesar de no contar aún con las presidenciales resueltas, los primeros análisis de estas elecciones destacan que cuatro años después de que el muro azul demócrata del “cinturón del óxido” fuese hecho añicos por el republicano Donald Trump, el aspirante Joe Biden consiguió reconstruirlo, lo que le puede valer la Casa Blanca.

Entre 1992 y 2012, todas las elecciones presidenciales en Wisconsin, Míchigan y Pensilvania se habían decantado por el partido demócrata hasta tal punto que llegaba considerarse territorio seguro. En 2016, el muro se vino abajo y con él la candidatura de Hillary Clinton.

Entretanto, en la calle tomó fuerza el movimiento “Cada voto cuenta”, que presiona para que se revise todo el sufragio por correo. Enfrente, trumpistas acudieron a centros de votación para pedir que se deje de contar. Algunos con armas.

06 nov 2020 / 00:00
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