Santiago
+15° C
Actualizado
martes, 23 abril 2024
16:11
h

Elizo, Gómez de Celis, Ana Pastor y Prendes, vicepresidentes del Congreso

Gloria Elizo (Unidas Podemos), Alfonso Rodríguez Gómez de Celis (PSOE), Ana Pastor (PP) e Ignacio Prendes (Cs) serán los vicepresidentes de la Mesa del Congreso tras haber sido elegidos en votación en la sesión constitutiva del Congreso celebrada este martes.Éste será, además, el orden de las vicepresidencias, pues Elizo ha logrado 112 votos; De Celis, 82; Pastor, 70; y Prendes, 58.Por tanto, estos serán, respectivamente, los vicepresidentes primero, segundo, tercero y cuarto.

La candidata de Vox, Macarena Olona, ha quedado quinta, y por tanto, excluida del reparto. Las designaciones han cuajado este martes debido al acuerdo que PSOE y Unidas Podemos ultimaron la semana pasada para la distribución de los puestos de la Mesa, lo que ha propiciado que parte de la bancada socialista haya votado a Elizo con el objetivo de que las papeletas con su nombre superasen en cantidad a las del resto y así se convirtiera en vicepresidenta primera.

Gracias a ese trasvase, Elizo ocupará el cargo acordado y Gómez de Celis, el candidato del PSOE, será el vicepresidente segundo.

Del mismo modo, ya que no ha habido acuerdos entre otras formaciones, el PP ha situado en la Mesa a Ana Pastor y Cs, a Nacho Prendes. Se da la circunstancia de que ambos fueron presidenta y vicepresidente primero de la Cámara durante la pasada legislatura.

Los puestos de las vicepresidencias del Congreso se ordenan de primera a cuarta en función del número de papeletas obtenido, de mayor a menor. EFE

ANA PASTOR, LA ÚLTIMA "MARIANISTA" DEL CONGRESO

No ha llegado a tres años el tiempo en que Ana Pastor ha sido presidenta del Congreso y tercera autoridad del Estado, pero han sido tres años de convulsión, de cambios profundos y de situaciones nuevas en la vida política española.

A su predecesor en el cargo, el socialista Patxi López, ya le tocó lidiar en su breve mandato con el fin del bipartidismo y la entrada en el Congreso de nuevas formaciones como Podemos y Ciudadanos, aunque ha sido con Ana Pastor en la Presidencia del Congreso cuando ese nuevo escenario se ha hecho definitivo.

La incapacidad política para investir a un presidente y formar Gobierno obligó a repetir las elecciones generales en junio de 2016 y ahí llegó su oportunidad.

Amiga personal del entonces líder del PP, Mariano Rajoy, y colaboradora leal durante décadas en todas sus responsabilidades, Pastor es zamorana de nacimiento pero pontevedresa de corazón, como el propio Rajoy.

Un Rajoy ahora alejado de la vida política, que la premió con la Presidencia del Congreso en una legislatura que se esperaba compleja para el PP y que ha acabado mucho peor de lo que podría vaticinar hasta el analista más agorero.

Pastor deja la Presidencia del Congreso con otro partido y otro presidente del Gobierno instalado en el Palacio de la Moncloa tras el triunfo de una moción de censura inédita en democracia, la victoria sin paliativos del PSOE en las pasadas elecciones generales y el hundimiento electoral de su partido hasta niveles nunca vistos.

En estos tres años de mandato, Pastor -trabajadora y meticulosa para quienes la conocen- ha gestionado un Congreso muy fragmentado y las relaciones, no siempre fáciles, con dos gobiernos en minoría parlamentaria.

Primero el Ejecutivo de su partido, el PP, con su amigo Mariano Rajoy al frente y, en el último año, el Gobierno del socialista Pedro Sánchez con unos apoyos parlamentarios aún más precarios.

Antes y después de la salida inesperada de Rajoy de la Moncloa, un duro golpe para la propia Pastor, su papel como presidenta de la Cámara Baja ha sido duramente criticado por el PSOE.

Los socialistas y también Podemos la han acusado de "filibusterismo" parlamentario y de utilizar la institución en beneficio del PP al bloquear en la Mesa del Congreso, con apoyo de Ciudadanos, muchas de las iniciativas del Ejecutivo de Sánchez y del resto de los grupos.

Un conflicto parlamentario que ha acabado con varios recursos en el Tribunal Constitucional.

Pero los choques de Pastor no han sido únicamente con los socialistas, sino también con los partidos independentistas catalanes, embarcados en un proceso soberanista que ha marcado la agenda parlamentaria de la legislatura.

Esa tensión la ha obligado a adoptar decisiones extremas, como la expulsión del diputado de ERC Gabriel Rufián del hemiciclo, la segunda en toda la historia democrática.

También le ha tocado dirigir la legislatura con más comisiones de investigación por metro cuadrado y con más iniciativas de ley registradas ante la competencia feroz de los grupos, pero, al mismo tiempo, una de los periodos menos productivos porque apenas unas pocas normas han llegado al BOE por la falta de acuerdos.

Más allá de las lógicas discrepancias, Pastor ha acabado recibiendo el elogio casi unánime de todos los grupos al pasar "con nota" un desafío harto difícil.

Lo ha reconocido hasta el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que ha admitido que Pastor ha dejado el listo "muy alto".

Y es que en estos cuatro años Pastor también ha tenido momentos para la complicidad, el encuentro y los amplios consensos.

Ha pilotado con éxito el programa de actos por el 40 aniversario de la Constitución que culminó el año pasado con una sesión solemne de las Cortes presidida por los reyes.

También se ha profundizado en la mejora de la transparencia de las actividades privadas y de los bienes de los diputados.

Más allá de la actividad estrictamente política, Pastor también ha despuntado como una monologuista de ingenio en la gala anual de entrega de los premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), desvelando la faceta menos conocida de esta médico metida a política.

No en vano y pese a su fama de dura y estricta con los procedimientos, Pastor se dejó llevar por la emoción en su mensaje de despedida en el último pleno del Congreso el pasado 28 de febrero.

"Valió la pena por ustedes, por España y los españoles", aseguró emocionada.

Unas palabras que le valieron una larga ovación de los diputados puestos en pie, quizá el único aplauso unánime de toda la legislatura.

También emocionante fue el que quizás ha sido su último papel institucional como presidenta del Congreso: la despedida hace diez días de Alfredo Pérez Rubalcaba.

En la capilla ardiente se unieron todos los poderes del Estado, con Ana Pastor como perfecta anfitriona.

Cede el puesto a la socialista Meritxell Batet aunque seguirá en primera línea en el Congreso, casi, casi, como el último bastión del "marianismo" en un mermado grupo popular dominado ahora por los fieles a Pablo Casado.

21 may 2019 / 12:43
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito