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El día en que Estados Unidos dejó de confiar en sí mismo

Trump se erigía en vencedor en una larga noche electoral mientras Biden pedía paciencia hasta el recuento final

Comercios blindados, furgones del servicio postal depositando papeletas a última hora, un recuento lento y de infarto con los candidatos lanzando mensajes sin conocer al ganador... La ansiedad y el catastrofismo se apoderaron este martes de la jornada electoral en un país que perdió la fe en sí mismo.

La polarización de la sociedad estadounidense, en un año marcado por una triple crisis sanitaria, económica y social, hizo que las emociones dominaran en estos comicios sin dejar espacio a la razón.

Desde críticas a la integridad de las elecciones sin base ni fundamento, hasta el temor de numerosos ciudadanos por una reacción violenta al resultado. En estas presidenciales, Estados Unidos no parecía la democracia consolidada que llegó a marcar la pauta a seguir en el resto del mundo occidental.

El viejo proceso electoral del país, curtido durante décadas e imitado por numerosos estados, ha sido incapaz de contener el terremoto provocado por nuevos fenómenos como la desinformación en redes sociales o la injerencia extranjera a través de la tecnología. Y en ese agitado escenario, la trágica pandemia no hizo más que contribuir al ambiente de caos en el que se acudió a las urnas.

El país llegó a confiar tan poco en sí que blindó sus urbes ante estallidos de violencia que no se produjeron.

El voto anticipado fue la opción preferida para más de cien millones de estadounidenses. Cifra récord.

En su mayoría, las papeletas llegaron por correo, aunque el viaje desde los buzones hasta los centros de votación fue tortuoso. El Servicio Postal se comprometió a entregar los sufragios a tiempo tras exponer sus dudas por el despliegue que requería.

Así, mientras los ciudadanos votaban, furgones cargados de sobres llegaban a los centros electorales y los representantes de la agencia iban actualizando las entregas con la intención de calmar los ánimos.

“Muchas personas llegan aquí para depositar su sobre porque no confían en que pueda llegar por correo”, aseguraba a Efe una voluntaria en un centro de votación de Los Ángeles.

Que el presidente, Donald Trump, señalara al voto por correo como la base del fraude electoral y que el FBI lo desmintiera no hizo más que aumentar la paranoia.

Incluso el Tribunal Supremo tuvo que pronunciarse en varias ocasiones a favor de que se cuenten los votos por correo enviados a tiempo aunque lleguen tras el cierre de las urnas, algo fundamental para los estados donde entre casa y casa hay campo y las distancias son abismales.

Bien pasada la medianoche, cuando Trump iba con ventaja, habló y se proclamó ganador con un discurso en el que a falta de contar millones de votos aseguró que si cambiaba la tendencia sería un fraude electoral.

Denunció un “fraude” electoral sin aportar pruebas y amenazó con recurrir al Tribunal Supremo para detener el recuento de votos, mientras su rival, Joe Biden, pedía paciencia hasta tener los resultados definitivos.

Su desafiante declaración cerró una noche electoral marcada por la incertidumbre, en la que dijo que “queremos que pare todo el proceso de votación”, y en la que proclamó que él ya había “ganado”, algo falso puesto que la situación estaba muy ajustada en varios estados. Aseveró que se había cometido un “fraude al pueblo estadounidense” sin aportar pruebas.

Ya ayer, dijo que es “muy extraño” que en la parte final del recuento perdiera ventaja en estados clave, mientras que su jefe de campaña aseguró que “cuando todos los votos legales sean contabilizados el presidente ganará”.

Antes la noche del martes había salido su oponente, Joe Biden, para tranquilizar los nervios de sus seguidores y recordar que quedaban muchas papeletas por contar.

Consideró estar en “buen camino” de ganar y pidió “paciencia” a sus seguidores.

Después, a través de Twitter insistió en que su campaña no parará “hasta que se cuenten todos los votos”, en respuesta a la propuesta de Trump de paralizar el recuento por supuestas irregularidades.

“No descasaremos hasta que se cuenten todos los votos”, dijo, y dio las gracias a sus votantes, insistiéndoles en que “mantengan la fe”.

En la misma línea se pronunció su compañera y candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos, la senadora Kamala Harris, quien apuntó que “esta carrera no se termina hasta que se hayan contado todas y cada una de las papeletas” depositadas.

05 nov 2020 / 00:00
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