Francotiradores: gran relevancia en la defensa de ciudades sitiadas

Los francotiradores nunca fueron, a lo largo de la Historia, una figura predominante en las filas del ejército ucraniano, pero cada vez su papel ha sido más importante, ya que su objetivo durante la guerra es reducir la capacidad de lucha del enemigo, abatiendo un número pequeño de blancos, pero los más importantes, como los oficiales y las personas que dirigen las operaciones, dejando al resto del equipo sin rumbo.

Esta semana, entre los partes de guerra diarios destacaba una noticia: un francotirador ucraniano mata de un disparo a 1.500 metros de distancia al general ruso Andrei Sujovetski, de 47 años y subcomandante del 41 Cuerpo de Ejército y estuvo al mando de la 7ª División Aerotransportada ‘Bandera Roja’ acuartelada en Novorossiisk, en el mar Negro. Sin embargo, del francotirador, nada más ha trascendido.

Lo más impactante es la distancia a la que consiguió dar en el blanco, esos 1.500 metros, que, para hacerse a la idea, viene a ser como en Santiago desde X a X. Y es que en el combate urbano, una vez que las tropas han logrado invadir un país y tratan de sitiar las ciudades, los francotiradores cobran relevancia, pues con las edificaciones hay miles de ángulos muertos para la visión del rival donde esconderse y desde donde apuntar. Pero, ¿cuán importantes han sido los francotiradores y cómo funcionan sus equipos?

LA REVOLUCIÓN: INCORPORACIÓN DE LA MIRA TÉRMICA. La figura del francotirador para Ucrania no cobró relevancia antes de la Guerra del Donbás, en el año 2014. En el comienzo del conflicto, su equipamento eran los fusiles DRAGUNON SVD, poco efectivos contra objetivos a larga distancia, pero sí adecuados para el combate urbano. Asimismo, disponían también de fusiles semiautomáticos FORT-301, que son una copia local de los fusiles israelís GALIL, empleados en apoyo de fuego de pelotón por la Guardia Nacional.

Con todo, cuando los ucranianos se dieron cuenta de que había francotiradores apoyando a la milicia pro-rusa, hizo que Ucrania comprase más armas y mejores para los suyos, con mayor alcance y letalidad. Así, a finales de 2014 llegaron los fusiles BARRET M82A1/A1M y M82A3, con cartuchos de 12,7 milímetros, que permitieron combatir a las milicias a distancias de hasta 1.000 metros. Además, los ucranianos comenzaron el entrenamiento de francotiradores, con ayuda de los países de la OTAN (una vez más puede verse el papel relevante de apoyo de la Alianza Atlántica), y así las formaciones regulares también los incluyeron en filas.

Seguidamente, tras los entrenos, llegarían los fusiles ORSIS T-5000 de fabricación rusa, irónicamente. Y es que las milicias empezaron a contar también con francotiradores del ejército ruso o, al menos, entrenados en Rusia. Para combatirlos, las filas ucranianas se dotaron de fusiles con miras térmicas, que permitían detectar y acabar con otros francotiradores y combatientes de día, de noche o a cualquier hora, incluso si estaban escondidos, pues la radiación (el calor) que emite el cuerpo humano puede percibirse por la mirilla en color rojo, señalando el objetivo.

DIFICULTADES EN LOS DISPAROS. Disparar con un fusil siempre tiene cierto grado de aleatoriedad, debido a la propia física de las balas y las explosiones, pero cada vez son más precisos. La distancia del blanco se medirá o estimará tan precisamente como las condiciones lo permitan. Los telémetros láser pueden ser utilizados y facilitan el acierto, pero no es una preferencia en el campo de batalla, porque un láser puede ser visto tanto por el emisor como por el receptor, es decir, por el enemigo.

Para determinar la distancia al blanco sin un telémetro láser, el francotirador debe usar una recta de puntos en milirradianes para encontratar con exactitud el alcance. Aún así, a grandes distancias, la caída de la bala por la gravedad juega un papel importante. En la actualidad hay miras telescópicas que incorporan un sistema de compensación que solo requiere que el alcance sea reajustado.

Por otro lado, es importante destacar que las miras telescópicas no suelen superar los once aumentos, y en algunos casos solo llegan a los tres. La mayoría de francotiradores utilizan munición militar de alta precisión, pero con lo difícil que es que una bala, aún siendo del mismo lote, sea igual a otra, y ante condiciones de temperatura, fuerza y dirección del viento diferentes, es complicado medir con precisión. En un ángulo correcto, un fusil puede disparar a más de 1.600 metros en vertical y 3.200 en horizontal.