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Járkov, la segunda ciudad más grande del país, resiste al igual que Kiev las ofensivas soviéticas

El ejército fue ayudado a defender el terreno por la población local, que echó mano de cócteles mólotov

Así, según pasan las horas, crece el ánimo entre la tropa y entre los propios ucranianos, que se convencen de que podrán frenar el avance enemigo. Más aún cuando la segunda ciudad más grande del país y uno de los principales centros industriales de Ucrania, Járkov, estuvo a punto de caer este domingo en manos de Moscú, pero las tropas ucranianas recuperaron la iniciativa.

“Hemos sobrevivido quizás al día más duro en la historia de Járkov desde la guerra” mundial, dijo Ígor Térekhov, alcalde de la ciudad, en alusión a la invasión nazi de 1941.

EL ENEMIGO ESTÁ “DESMORALIZÁNDOSE”. Asimismo, en la madrugada del sábado al domingo, como todas las noches, los saboteadores rusos penetraron en la ciudad de Kiev, donde también fueron liquidados. Las armas antiaéreas sonaron esporádicamente en la urbe de tres millones de habitantes, pero hubo numerosas explosiones durante la mañana. Una gran columna de blindados rusos avanza a marchas forzadas hacia la capital, aunque el Ayuntamiento insistía en que el enemigo ya está “desmoralizándose”.

Por si acaso, las tres regiones más occidentales del país enviaron refuerzos para defender el corazón del territorio. A lo largo de la jornada, las tropas rusas llegaron a Irpén, ciudad de la región de Kiev que limita con la capital. Según las autoridades, las unidades enemigas fueron prácticamente expulsadas de esa localidad. Les ayudó la población local, que utiliza el arma preferida por los revolucionarios ucranianos: los cócteles mólotov.

También hubo fuertes combates en la vecina localidad de Bucha, al oeste de Kiev. Dos helicópteros rusos fueron abatidos por las baterías antiaéreas. Mientras, en Vasilkov las tropas rusas volaron por los aires un depósito de petróleo, incendio que aún no ha podido ser sofocado al cierre de esta edición.

“La situación en la ciudad es incontrolable. Todas las infraestructuras vitales funcionan, pero no hay transporte público ni metro. Las estaciones funcionan como refugios”, dijo Vitali Klitschkó, alcalde de Kiev. Y es el toque de queda, que se prolongó durante casi todo el fin de semana, fue el que consiguió reducir al mínimo la presencia de kievitas y coches en las calles de la capital durante los ataques.

28 feb 2022 / 01:00
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