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Joe Biden pisa el umbral de la Casa Blanca con récord de votos

El demócrata remonta después de la denuncia de fraude de Donald Trump, que no tira la toalla y todavía confía en proclamar su victoria mañana

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El actual presidente de EE. UU. y candidato republicano a la reelección, Donald Trump, había prometido la víspera de la apertura de las urnas que no se precipitaría a la hora de proclamarse como el ganador de las elecciones, pero su ímpetu le impidió una vez más cumplir con su palabra. Cuando todavía no se había acabado el escrutinio –ni el del sufragio presencial ni el de los más de cien millones enviados por correo– el inquilino de la Casa Blanca se plantó en la sala de conferencias dándose como el vencedor del proceso que le enfrentó al demócrata Joe Biden y, por si esto fuese poco, se aventuró a asegurar que a partir de ese momento, en el que todavía iba por delante en el recuento, habría un fraude masivo.

Esta acusación temeraria, lanzada sin aportar prueba alguna, e insólita en un país civilizado de la categoría del que él aún dirige, daba las primeras pistas de que la balanza podría inclinarse a favor de su contrincante, que, mucho más sosegado a esa hora de la noche, en su primera comparecencia, llamó a la calma, porque “será el pueblo americano el que dicte el ganador”.

Joe Biden, a la hora de cierre de este periódico, había sumado 69,77 millones de votos, lo que ya lo convertía en el candidato con más apoyos en la historia electoral de Estados Unidos, superando los 69,49 millones alcanzados por el también demócrata Barack Obama en 2008.

Trump, por su parte, obtenía 66,9 millones de sufragios, 2,2 puntos porcentuales menos que Biden y dependía de que su rival, con 253 votos electorales, no se impusiese en los estados de Arizona (11) y Nevada (6). Si lo consigue, y anoche iba con ventaja en los dos –destacada en el primero y mínima en el segundo–, el demócrata entraría en la Casa Blanca como el próximo presidente de la primera potencia mundial.

Pero el equipo de campaña de Donald Trump no se lo pondrá fácil y no le reconocerá un triunfo que, según adelantó, en caso de producirse cuestionará a base de reclamaciones incluso en los juzgados. De hecho, a última hora de anoche –en España–, pronosticó que mañana viernes podrían proclamar una victoria del mandatario republicano en las elecciones. Por ahora, ayer presentó una demanda en el estado de Wisconsin –que cayó del lado de Biden– para que se proceda a recontar otra vez los votos y exigió a un tribunal paralizar el escrutinio en Míchigan –al final demócrata también–.

Además, los republicanos también prevén presentar “acciones legales críticas” en el estado de Pensilvania, a pesar de llevar una considerable ventaja, donde cuestionan que se consideren válidos los votos por correo que se reciban en los tres días posteriores al día de la elección.

“Están sucediendo cosas malas en Pensilvania. Los demócratas están planeando privar del derecho a voto y diluir los votos republicanos”, señaló el equipo de Trump.

Y de las reclamaciones a la euforia. “Para finales de esta semana, quedará claro a todo este país que el presidente Trump y el vicepresidente Mike Pence serán reelegidos durante otros cuatro años”, afirmó Jason Miller, asesor de la campaña del mandatario, durante una alocución con los periodistas en la que no admitió preguntas.

Y mientras todo esto ocurre, sin un resultado definitivo después de una larguísima jornada electoral, grupos de activistas hicieron un llamamiento a movilizarse en distintas ciudades de Estados Unidos para alzar su voz en defensa del voto y mantener vivos los reclamos contra el racismo y la brutalidad policial.

La tensión que rodea la delicada asignación de delegados en el Colegio Electoral, el órgano conformado por 538 compromisarios que define el ganador de las contiendas presidenciales en el país, se trasladó a las calles bajo una consigna: “Count every vote” (“Cuenten cada voto”).

En la capital estadounidense, centenares de personas aguardaban en los alrededores de la Casa Blanca hasta altas horas de la noche. “Sin odio, sin miedo, cada voto cuenta aquí”, coreaba un nutrido grupo de personas cuyo recorrido obligó a interrumpir el tránsito por las arterias de la ciudad. Ni un resultado certero frenará el estrés electoral. Pero Biden salió por segunda vez para tranquilizar al país: “Nadie nos va a arrebatar la democracia ni ahora ni nunca”. Y añadió un mensaje optimista para los suyos: “Creemos que seremos los ganadores”.

05 nov 2020 / 00:00
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