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El discurso de extremos se centra en la exaltación de sentimientos y deja de lado las propuestas políticas // El Gobierno teme que el “ayusismo” se expanda // Ciudadanos queda volatilizado // Más País aspira a crecer en la izquierda TEXTO Íñigo Caínzos

La polarización de la campaña madrileña dinamita al centro

Es difícil pensar en que los resultados de las elecciones de Madrid puedan tener una lectura extrapolable en la política nacional, pero sí que puede dejar unas pinceladas. El PP trata de aprovechar la ola de la euforia para pintar un cambio de panorama a nivel nacional mientras que el PSOE se afana en reducir lo sucedido a una comunidad concreta.

Lo que pasa en Madrid se queda, de momento, en Madrid, pero da pistas: gana la polarización, se descompone el centro, desaparece Pablo Iglesias y Ciudadanos se queda dando las últimas bocanadas, a la espera de que el próximo ciclo electoral los termine de borrar del tablero, tal y como sucedió con UPyD.

DEBATES SIN POLÍTICA. La campaña madrileña fue inédita: por su nivel de violencia (verbal y en forma de amenazas) y por lo poco que se habló de propuestas. En lugar de plantear medidas, fiscales, en materia de sanidad o de medio ambiente, los políticos centraron sus discursos en términos grandilocuentes como “libertad”, “comunismo”, “democracia” o “fascismo”.

Un vocabulario para enardecer a las masas y exaltar los sentimientos: el nacionalismo madrileño y los miedos: el miedo al avance de la izquierda o de la ultraderecha. Una política que agudiza los odios y rencores. Que vuelve a aquello de “rojos o azules” y que fragmenta todavía más a la sociedad.

PERFILES POPULISTAS. En este escenario, el perfil político es importante. Frente a personas más técnicas o moderadas en su discurso, como Ángel Gabilondo o Edmundo Bal, incapaces de conectar con la población, más allá de sus simpatizantes (y ni siquiera), triunfan perfiles como el de Isabel Díaz Ayuso, con proclamas populistas y discursos fáciles. Arrasó al convertirse en la mayor opositora a Pedro Sánchez y con discursos efectistas: “en Madrid hay libertad porque no te encuentras con tu ex pareja” o “se puede llevar una pulsera sin que te digan nada”.

Ayuso supo exaltar al nacionalismo madrileño, fervoroso como respuesta al catalán y a los supuestos agravios de Sánchez.

EL CENTRO, HUÉRFANO. En este contexto, los extremos ganan peso: crece Vox, creció Podemos, y se disparó el PP con el discurso más duro de todos los autonómicos.

Mientras, el centro político quedó volatilizado, y los candidatos que más se le trataron de acercar, fuera de juego. Ciudadanos, el partido que más ha dicho ser el centro, aunque sus actos, como la foto de Colón le hayan hecho perder el norte, quedan fuera de juego. A la formación naranja, en caída libre desde 2019, y sentenciada tras la calamitosa gestión de Arrimadas, se le dibuja un futuro negro de cara al próximo ciclo electoral.

LA HOJA DE RUTA DEL PP. Desde que Casado llegó al Partido Popular, los conservadores no han parado de dar bandazos, incomodados por su izquierda por Ciudadanos, y amenazados a su derecha por el auge de Vox. Casado comenzó endureciendo su discurso y sufrió una contundente derrota; lo suavizó y creció, pero permitió que Abascal se disparase. La manta no daba para tapar la cabeza y los pies.

La contundente victoria del PP de Feijóo en Galicia, ligada al estrepitoso resultado del PP de Iturgáiz en Euskadi, sumados al mal resultado del PP en Cataluña (con sorpasso incluido de Vox), dejaron al líder conservador tiritando, justo después de romper con la ultraderecha en el Congreso.

El pretendido viaje al centro quedó eclipsado por la aplastante victoria de Ayuso, abiertamente partidaria de pactar con Vox. El PP se encuentra ahora en la disyuntiva de qué camino tomar si quieren llegar a la Moncloa. Con Ciudadanos fuera de juego, los populares tienen que ganarle el centro al PSOE y mantener controlado a Vox. El modelo Feijóo o el “ayusismo” como vía para derrotar al “sanchismo”.

LA GRAN DERROTA DE SÁNCHEZ. Desde su vuelta a la política, las cosas le habían salido razonablemente bien a Sánchez: una moción de censura y dos victorias electorales. Se desentendió de la campaña gallega y se implicó poco en la vasca, consciente de que no había nada que ganar. Su apuesta por Illa funcionó en Cataluña. Pero sale escaldado tras el intento de moción de censura en Murcia y tras el batacazo del PSOE en Madrid en una campaña orquestada desde La Moncloa, en la que el Presidente se participó de inicio y desapareció cuando fue consciente de la magnitud de la derrota.

EL FUTURO DE LA IZQUIERDA. Pablo Iglesias se retira de la política tras seis años, y deja al proyecto de Podemos en una situación complicada, a la espera de que Yolanda Díaz o Ione Belarra sean capaces de levantar a un partido que viene en caída libre en los últimos años.

La izquierda tendrá que reagruparse, y ahí vuelve a emerger Más País. El partido liderado por Íñigo Errejón triunfa en Madrid pero no convenció en las generales. Ahora, sin la sombra de Iglesias, será momento de analizar si se pueden tender puentes entre ambas formaciones y volver a crecer de la mano.

07 may 2021 / 01:00
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