El suspiro de la "Raia" por una desescalada simétrica de España y Portugal

Ramón Martínez y Lorena Rodríguez // Tui (Pontevedra)/Verín (Ourense) (EFE) El cierre de la frontera hispano-lusa alejó a dos territorios que, hoy, adoptada por Portugal la decisión de levantar su emergencia e iniciar el estado de calamidad que provocará el aumento del contacto, van a diferentes velocidades: la "Raia" suspira por lograr una desescalada simétrica.

Mientras España toma impulso, en el país vecino ya saben que su panorama es otro aunque las autoridades insistan en que el riesgo no ha desaparecido, por lo que la aspiración común de los municipios fronterizos es que se acompasen los ritmos. De momento, una quimera.

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, hace valer los datos que desde el punto de vista sanitario, entiende, sitúan a Galicia en una posición "sólida" para no seguir en una "burbuja". Enumera: 140 municipios sin un solo infectado, el ritmo de contagios diarios ha pasado de rebasar el medio millar a un centenar, la presión en UCI y unidades de hospitalización ha caído en porcentajes elevados y la Comunidad ha sido pionera con su propio estudio de seroprevalencia.

"Los indicadores epidemiológicos y la capacidad sanitaria nos sitúan en muy buena situación", defiende. "Y estamos preparados para iniciar la reactivación económica", añade en cada comparecencia, disconforme con la hoja de ruta del Gobierno, que reclama cambiar.

CUANDO GALICIA DEJÓ DE SER UN FORTÍN

Galicia, con 2.700.629 habitantes según el Instituto Nacional de Estadística (INE), dejó de ser un fortín contra el virus el pasado 4 de marzo, cuando, tras casi un mes desde que el caso "uno" fuera confirmado en España, se registró el primer positivo, un hombre de 49 años que viajó a la ciudad de A Coruña, desde Madrid, para acudir a una entrevista de trabajo. En el complejo hospitalario público de esa ciudad obtuvo su diagnóstico.

El primer balance del servicio gallego de salud, de este domingo, que se actualiza si fuera el caso a lo largo de la jornada, contempla 3.187 casos activos (de ellos, 302 son profesionales); y, del total de positivos, 36 están en UCI, 255 en unidades de hospitalización y 2.896 en sus domicilios. Los fallecimientos son 565.

La Xunta tuvo que intervenir una residencia de mayores en O Barco de Valdeorras (Ourense), la de Nosa Señora de Fátima; y dos de DomusVi, en Vigo, la de Barreiro; y en Cangas (Pontevedra). Había que atajar la extensión del patógeno.

A los dos hospitales de campaña, los de ExpoCoruña y el de Fontes do Sar, en Compostela, no ha sido necesario recurrir.

Las víctimas mortales son, lastimosamente, en su mayoría, ancianos con patologías previas, aunque también sin ellas y jóvenes, como el actor gallego Esteban Yáñez, de 35 años, o una mujer de 37 que pereció, junto a su bebé, una niña, en una cesárea. El Sergas informó de que la madre había dado positivo en coronavirus y su familia ha recurrido a abogados por si hubiese negligencias. La Fiscalía Superior de Galicia se ha inhibido a favor de la de A Coruña.

Es la situación en lo sanitario; en lo económico 35.657 ajustes de empleo, ERTE, afectan a 230.668 trabajadores.

LAS PARTICULARIDADES

Así las cosas, Núñez Feijóo avisa de que hay fórmulas legales que garantizan una progresividad sin prolongar más el estado de alarma, demanda más concreción en los parámetros para evaluar si cada territorio puede ir cambiando de fase, echa de menos sobre papel las particularidades del rural, reclama que la división se marque por áreas sanitarias y nunca por provincias y recuerda que el 10% de la población gallega reside en municipios limítrofes. Las reuniones para "clarificar" se suceden y exige "cogobernanza".

LA REALIDAD TRANSFRONTERIZA

Los alcaldes del Alto y el Baixo Minho mantuvieron también el pasado martes una entrevista telemática, en la que participaron los presidentes de las cámaras, y acordaron pedir a los gobiernos de España y Portugal que tengan en cuenta su realidad transfronteriza y sincronicen sus tiempos de desescalada, lo que de momento no sucede.

"Era uno de los temores que teníamos, porque el cierre nos ha hecho mucho daño, y esa asimetría va a producir un efecto más negativo si cabe", explica a Efe el alcalde de Tui, Enrique Cabaleiro.

"En términos de pandemia, en Portugal y Galicia, si los datos son fiables, mantenemos una similitud en cuanto al número de contagios, por lo tanto no tiene mucho sentido desescalar a diferentes ritmos. No se tiene en cuenta la casuística de los territorios. Para nosotros es más importante vincular la estrategia de desescalada con el norte de Portugal que con Andalucía", añade.

Tui forma con Valença una Eurociudad, y las relaciones entre ambos núcleos urbanos, que en realidad es uno solo, están tan imbricadas como las de los habitantes del este y el oeste de Salamanca o cualquier otra ciudad del mundo.

Sucede lo mismo con Salvaterra do Miño y Monçao, dos núcleos urbanos separados por un río pero íntimamente ligados por un puente que lo sortea y que los habitantes de ambas poblaciones consideran una calle común más, como explica la alcaldesa de Salvaterra, Marta Valcárcel.

La crisis del coronavirus ha conseguido lo impensable: dividir en dos un núcleo urbano transfronterizo que siempre ha estado unido.

"Este corte está suponiendo una frontera como no la hubo nunca. Antes del puente estaba el transbordador, y antes barquitas, e incluso se cruzaba a nado. Esta es la primera vez en nuestro recuerdo que se corta ese tránsito, ese día a día, porque al final somos uno. No somos conscientes de que pasamos de un país a otro. Es algo totalmente novedoso", señala la regidora.

El daño a las poblaciones de ambos lados de la frontera es evidente, sobre todo para el comercio, cuya facturación depende en gran medida de las compras que realizan a diario, no ya los fines de semana, portugueses en establecimientos españoles y viceversa.

En lo que coinciden los alcaldes es en pedir que se contemple la posibilidad de abrir los pasos fronterizos al menos para quienes trabajan en el país vecino, que no son pocos, toda vez que polígonos industriales los hay a ambos lados de la frontera.

"A nivel económico, los trabajadores transfronterizos son los más débiles, con sueldos bajos. Antes pasaban en un minuto al otro lado y ahora tienen que dar un rodeo de 60 kilómetros hasta Tui, y eso supone un impacto económico muy importante. Algunos pierden dinero por ir a trabajar", asegura Valcárcel, quien recuerda que, paradójicamente, este año se cumple el 25 aniversario de la construcción del puente Salvaterra-Monçao.

Coincide Cabaleiro, quien reconoce que los ciudadanos de Tui que trabajan en Portugal tienen suerte pues en su ciudad está el único paso fronterizo abierto, hasta el que tienen que llegar trabajadores no sólo de Salvaterra, sino también de poblaciones más lejanas, como Arbo y Crecente.

"No entendemos el cierre de todos los pasos porque eso implica un perjuicio económico para los trabajadores transfronterizos, que tienen un salario bajo, lo cual unido a la obligatoriedad de no compartir vehículos supone un gasto enorme", subraya.

Mientras no se tomen decisiones en firme, a los habitantes de las ciudades fronterizas y a sus alcaldes no les queda, como a todos los demás, nada más que armarse de paciencia y esperar que esta crisis no siga abriendo heridas, que, en el caso de Tui, Cabaleiro explica así: "Al principio de la pandemia, en Tui teníamos 68 familias en situación de emergencia social, pero el primero de mayo rozamos las 300".

"Según se vaya desescalando se debería hacer lo más parejo posible", abunda Valcárcel: "Hacemos un llamamiento a nuestra realidad, la de que somos uno. Y tenemos que luchar para que se abran los pasos aunque sea para los trabajadores transfronterizos".

SERVICIOS COMPARTIDOS

De idéntica manera, los vecinos de Verín, en Ourense, y de la localidad portuguesa de Chaves, están inquietos. Comparten no sólo una actividad económica sino también núcleos familiares y una forma de vida común y que por el momento no podrán reanudar.

"La vida en estas poblaciones es compartida al ser muy próximas. Están acostumbrados a compartir servicios en ambos lados de la Raia", explica a Efe Pablo Rivera, director general de la Eurociudad Chaves-Verín.

Al impacto económico, hay que sumar "un choque emocional muy grande". En la zona de Verín y Chaves, es común ver matrimonios "mixtos" y familias que viven en ambos lados de la frontera y numerosa es la gente que se desplaza de un lado a otro para realizar actividades diarias como "echar gasolina o comprar una barra de pan" pero también para "ir a la biblioteca o a un museo", agrega, presto.

En Feces de Abaixo, donde más del 90 por ciento de clientes en gasolineras y supermercados "son portugueses", el mundo que viene todavía se ve como algo lejano. Allí, la actividad "se ha parado" y la única "ventaja" que se han encontrado es que los transportistas y conductores ahora tienen que desplazarse por la Nacional, con el cierre de frontera.

Pensando en la desescalada, la Eurociudad estudia fórmulas para reactivar el turismo cuando acabe la pandemia, que se han visto golpeadas por el cierre de hoteles y comercios. Esta zona transfronteriza vive del turismo y, prueba de ello, son las 3.200 camas que suman los establecimientos hoteleros, que aguardan la reanudación de la actividad.

COOPERACIÓN TRANSFRONTERIZA "ONLINE"

Está convocado un encuentro online para el próximo martes, 5 de mayo, a partir de las cinco de la tarde, con representantes de las siete Eurociudades Ibéricas para abordar el impacto derivado del Covid-19 y posibles soluciones.

La iniciativa, que forma parte del proyecto "Eurocity talks", contará con alcaldes de estas localidades, tiene como objetivo "aproximar" a los ciudadanos la cooperación transfronteriza y está financiado por el proyecto Eurocidade 2020 aprobado en el marco del programa Interreg 2014-2020 España-Portugal (POCTEP) con la cofinanciación del FEDER. EFE