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La gran mayoría de los bares de la rúa de taceo por excelencia no ha abierto sus puertas, ya que prácticamente ninguno cuenta con terraza // Algunos anuncian que no abrirán hasta julio // Los visitantes son necesarios para revitalizar la zona vieja TEXTO S. Cuiña

O Franco continúa muerto a la espera de los primeros turistas

Hace unos años la rúa de O Franco fue elegida como la mejor calle de vinos y tapas de toda España, superando a otras zonas míticas del País Vasco o Asturias.

De hecho, junto con La Raíña, es una de las rúas con más bares y restaurantes por metro cuadrado del país y ambas son las preferidas de universitarios y turistas para disfrutar de los vinos y aperitivos típicos de Galicia, ya que además, cuenta con la ventaja de que en muchos de estos locales las tapas van incluidas con la consumición y suelen ser muy abundantes.

Sin embargo, el paisaje que ofrecían ambas calles ayer, a la hora del vermú, se asemejaba más a un desierto que a una zona tradicional de cañas y pinchos. Y es que lo habitual por estas fechas es ver ambas rúas repletas de gente, sobre todo en la víspera de la Ascensión, en que tanto la Raíña como O Franco son un hervidero de gente.

Tanto a la hora del aperitivo, como a última hora de la tarde, estas dos rúas siempre son un punto de encuentro para los santiagueses y los visitantes. Para todos se convierten en el mejor lugar en el que celebrar algún acontecimiento o simplemente disfrutar de un momento entre amigos.

Sin embargo, el panorama de ayer era muy distinto, ya que al tratarse de calles muy estrechas, la mayoría de los establecimientos no cuentan con terraza, por lo que no han podido abrir todavía. Además, estas vías hacen muy complicado que se mantenga la distancia de seguridad entre las personas.

De hecho, en O Franco ayer permanecía todo cerrado a cal y canto, como por ejemplo el mítico Barrola, que no abrirá hasta el 1 de julio. Otros, como el Camilo, a pesar de contar con espacio para colocar mesas en una plazuela, también optaron por no trabajar. Sólo en A Raíña colocaron sus terrazas un par de bares, pero aún así los compostelanos no se dejaron ver demasiado por el casco histórico.

Las plazas de Platerías o de Fonseca, la Rúa do Vilar o la Rúa Nova presentaban un aspecto muy desolador. La excepción eran las terrazas de Porta Faxeira y Rodrigo de Padrón que sí gozaron de una gran afluencia de compostelanos durante toda la jornada, pero sin registrar las aglomeraciones de los primeros días, que hicieron saltar las alarmas y que provocaron que el Ayuntamiento compostelano tomase cartas en el asunto y pidiera el cumplimiento estricto de la normativa vigente.

Y es que la mayoría de los negocios de hostelería de este enclave están optando por no reiniciar su actividad hasta poder desarrollarla al completo; es decir, cuando puedan servir en la barra y en el interior, además de en la terraza y con un aforo superior al 50 por ciento.

Así, la mayoría asegura que trabajando en la condiciones actuales no sacarían ni para cubrir gastos y solo tendrían pérdidas.

MIEDO A RECAÍDAS. Asimismo, el temor a una posible recaída ha provocado que algunos hosteleros sean cautelosos y prefieran no abrir hasta que la situación esté más controlada. Para ellos sería un auténtico desastre que por culpa de un rebrote hubiese que confinar de nuevo a la población en pleno verano, que es justo cuando más partido pueden sacarle a sus negocios, sobre todo después de permanecer tanto tiempo cerrados.

De hecho, asociaciones como Compostela Vella ya están trabajando para organizar actividades de animación de rúa de cara al verano, con pequeños conciertos que atraigan a compostelanos y visitantes a los locales de la almendra.

Además, al tratarse de un área eminentemente turística, prefieren esperar a que pueda haber desplazamientos por todo el territorio español, que garanticen una afluencia mínima de clientela.

Otros clientes habituales de este tipo de negocios son los peregrinos, que por ahora continúan sin poder calzarse las botas y todo hace suponer que el Camino tardará un tiempo en recuperarse de la crisis del covid-19, sobre todo, a nivel internacional. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de las personas que deciden recorrer la Ruta Jacobea son extranjeras y muchas optarán, probablemente por no venir a España debido a la cuarentena de dos semanas que les impone el Gobierno español para poder viajar aquí.

La estampa que ayer, víspera de la Ascensión, lucía la zona monumental compostelana es del todo inusual, puesto que en este día lo normal es no poder casi caminar por sus calles empedradas y tener que esperar mucho tiempo para conseguir una mesa en alguna de las terrazas de Porta Faxeira, la Rúa Nova o la plaza de A Quintana.

santiago@elcorreogallego.es

La mayor parte de los hosteleros afirman que no
les compensa trabajar con las condiciones actuales
También les afecta mucho la ausencia de peregrinos, que tienen los locales del casco histórico entre sus favoritos
21 may 2020 / 00:09
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