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LA ERA POSCOVID. Los psicólogos han elaborado un manual para combatir la sintomatología ansiosa que presentan muchos ciudadanos TEXTO Ana Martínez

Pasar revista a los daños que dejó la realidad distópica vivida

Angustia, malestar generalizado, miedos y sentimiento de soledad. Estos han sido motivos frecuentes de consulta en el confinamiento estricto y en la desescalada por fases. Los psicólogos han elaborado un manual para la era poscovid pues la presencia de toda esa “sintomatología ansiosa”, aseguran, va a persistir durante algún tiempo.

“No se puede hacer una previsión alarmista ni catastrofista hablando de futuras pandemias psicológicas”, pero una vez que han desaparecido de los telediarios las cifras que sobrecogían, explica el Colegio Oficial de Psicología de Galicia del que es decana Rosa Álvarez, sí es tiempo de “revisar los daños” de una población que real mente ha estado sumergida en una realidad distópica.

“No hay bienestar sin salud y no hay salud sin salud mental”, concluye el completo documento de cuarenta páginas en el que desgranan los efectos sobre la ciudadanía de un tiempo muy duro que ha puesto a prueba la capacidad como sociedad pues absolutamente todo quedó supeditado a los intereses de la salud pública.

Hubo elementos de estrés que de uno u otro modo, concretan los redactores del informe, y en mayor o menor medida, afectaron prácticamente a toda la ciudadanía, sin excepción.

La enumeración es extensa: pérdida de seres queridos, el paso por una enfermedad grave, el aislamiento, la pérdida de empleo efectiva y posible, la precariedad y la reducción de ingresos, las restri- cciones a la movilidad, el trabajo a distancia, la exposición del personal sanitario y de los distintos profesionales esenciales, las dificultades de la conciliación y el pánico al contagio. Son solo algunas de la relación que los psicólogos se llevan encontrando estos días.

Muchas personas que antes de la emergencia sanitaria superaban las adversidades cotidianas sin mayor dificultad pueden haber visto limitados sus recursos y capacidades personales y experimentar ansiedad y angustia. En los casos en los que había una condición previa, ese riesgo es evidentemente superior, manifiestan.

Durante el estado de alarma, han detectado en el dispositivo de atención psicológica del 112 más llamadas de mujeres que de hombres, con una diferencia abismal, el 70,53% frente al 29,47.

PROBLEMAS PREVIOS. La “ideación suicida” que estuvo detrás de algunas de esas comunicaciones, aunque no figure ni mucho menos entre las causas habituales, ha inquietado, pues iba en aumento a medida que pasaban los días.

La mayor alteración y desestabilización se ha notado en personas con psicopatología previa, como era esperable, por la exacerbación de síntomas. En el supuesto de una adicción, por conductas agresivas y conflictos intrafamiliares, por ejemplo, señalan en el informe

Pero ante infecciones propias o de parientes, también muchas personas se han sentido discriminadas y aisladas por los vecinos; ante muertes en el círculo íntimo, han cursado impotencia por no existir el duelo tal y como se entendía; en personas mayores en soledad, ha repercutido la falta de apoyo y el temor a contraer la covid-19; el personal sanitario se ha resentido por el sustancial incremento de la carga de trabajo; y los trabajadores de otras profesiones imprescindibles, otro tanto de lo mismo.

Urge, creen los autores de este análisis, recuperar la psicología clínica en los servicios de atención primaria y, como otro de los colectivos gravemente afectados ha sido el de la infancia y adolescencia, diseñar también protocolos específicos para atender sus necesidades emocionales.

“Estamos a tiempo de evitar unas secuelas psicológicas más graves”, avisan, y añaden que “aunque la pandemia esté remitiendo, el dolor y la angustia continúan afectando a las personas y a las comunidades”.

Ponen el foco los psicólogos gallegos en los ámbitos de la salud, educación, políticas sociales, organizaciones, justicia, movilidad y deporte, junto a los anteriormente mencionados.

El riesgo de contagio permanecerá, –hacen hincapié los psicólogos gallegos–, hasta “encontrar una vacuna”, por lo que resulta apremiante, a su juicio, un enfoque que permita una labor de sensibilización y concienciación para integrar los cambios conductuales y de hábitos y, sobre todo, “para mantenerlos en el tiempo”.

El 13 de marzo de este 2020, rematan, la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo un llamamiento a aumentar sustancialmente las inversiones para evitar “una crisis de salud mental”. Es su mismo mensaje. De ahí que la elaboración del manual era necesaria.

22 jun 2020 / 23:36
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