Ven una ‘gran victoria” de los concellos transfronterizos la apertura de 3 pasos del Miño

La apertura, a partir de las 8 de la mañana del próximo lunes, de tres pasos fronterizos de la provincia de Pontevedra situados entre las localidades gallegas y portuguesas de Arbo y Melgaço; Salvaterra do Miño y Monçao y Tomiño y Vilanova de Cerveira, ha sido acogida como una “gran victoria” del territorio transfronterizo del Miño, en beneficio de los miles de trabajadores que transitan a diario en las dos direcciones. Así lo aseguró ayer a esta redacción Uxío Benítez, director de la Agrupación de Cooperación Territorial Río Minho, AECT, al trascender la decisión del Ministerio del Interior de atender la petición constantemente reiterada en las últimas semanas tanto por el ente transnacional como por la autoridades de ambos lados de la frontera con la finalidad de “favorecer” la comunicación entre Galicia y Portugal.

El delegado del Gobierno en Galicia, Javier Losada, tras recordar que hasta ahora solo se permitía en Pontevedra el paso entre Tui y Valença do Miño ; y entre Verín y Chaves y Calvos de Randín y Tourén en el caso de Ourense, valoró positivamente la recuperación de flujos de tráfico y la “convivencia” entre los vecinos de los municipios fronterizos.

El representante del Ejecuvo central en Galicia destacó la “sensibilidad” del Gobierno y del ministro del Interior, y el resultado de las reuniones de trabajo que desarrolló en las últimas semanas con la AECT.

Uxío Benítez se congratula de que la movilización los alcaldes de los once concellos gallegos y lusos haya servido, tanto para cambiar la opinión de los dos gobiernos, como para “visibilizar” la frontera del río Miño ante el ejecutivo estatal y “que los dos gobiernos tuvieran a bien modificar una decisión injusta que causa numerosos perjuicios a miles de trabajadores transfronterizos”.

El director de la AECT explica que la decisión por la que los tres pasos fronterizos permanecerán abiertos desde las 8 de la mañana hasta las diez de la noche no solucionará la situación en que se encuentra el comercio transfronterizo, ya que tendrán que esperar a que el uno de julio se proceda a la apertura de las fronteras.

Benítez afirma que el gran paso dado es el resultado de la movilización y el trabajo “unánime” de todos los responsables municipales en defensa “de una demanda justa del territorio”.

Benítez insiste en la trascendencia de conseguir, “desde esta esquina de la península ibérica”, tanto que trascendieran los graves problemas que se enfrentan los trabajadores de ambos lados de la frontera desde que finalizó el confinamiento y pudieron incorporarse a sus puestos de trabajo, como que dos ministros de dos estados “tuvieran que tomar una decisión”.

BAILANDO y saltando DE ALEGRÍA Cecilia Puga se puso a danzar ayer al conocer que el lunes recuperará la calidad de vida que tenía antes del 14 de marzo. Volverá a desplazarse desde su casa en Arbo hasta su peluquería de Melgaço en solo seis minutos, en vez de las más de dos horas que desde el pasado día 4 de mayo emplea en desplazarse en ambas direcciones. “Estoy felicísima porque, por fín, se acabará un tormento”, afirmó.

“Estoy encantadísima con la decisión, hasta me puse a bailar una danza africana porque después de tanto tiempo podré volver a comer con mi familia y a recuperar todas las rutinas”, relató ayer a esta redacción.

Cecilia Puga asegura que el cierre del paso fronterizo de Arbo, además de conllevar un importantísimo gasto económico en combustible para realizar los cerca de 100 kilómetros del recorrido desde su domicilio hasta su trabajo, y que desde el lunes volverá a ser de 6,6 kilómetros, también le ha provocado un fuerte impacto psicológico. “La situación está siendo muy desgastante porque un par de días tuve problemas para pasar por la frontera y en estos momentos tener que afrontar cada día esta situación me estaba costando la salud”.

Cecilia Puga asegura que la decisión de abrir los tres pasos fronterizos ha sido muy bien acogida entre los miles de trabajadores transfronterizos que como ella veían como cada día se deterioraba su calidad de vida con trayectos de apenas 13 kilómetros de ida y vuelta que se convertían en itinerarios de 200 kilómetros.