Adiós a un escritor que lucirá siempre en su tesoro literario

El martes nuestras letras estuvieron de fiesta y ayer, de luto. Así es la vida, como la literatura misma. Se nos fue uno de los grandes escritores gallegos actuales, el padre creador del inspector Leo Caldas, cuyas peripecias fueron traducidas a múltiples idiomas. Maestro, pese a su juventud, de la novela negra, el pasado año sorprendió con un hermosísimo libro de pequeños cuentos y edición muy cuidada. Sólo por lo que nos hizo disfrutar con sus páginas, Domingo Villar merecería una eternidad de vida, pero esta, a veces, es tan caprichosa que nadie pueden entender sus designios. Su muerte es cruel con él y su familia, como todas, pero también con sus lectores, huérfanos desde ahora de sus maravillosas historias. Echaremos de menos sus letras, su bonhomía, su talento, el viento fresco de su inventiva... Nos queda la relectura inmortal de sus libros. x. r. i.