Un último muletazo para que gobiernen las listas más respaldadas

En sus últimos días ya como secretario general de los populares gallegos, pues pronto pasará a dedicar todo su tiempo al Senado y a la Vicesecretaría de Organización del PP nacional donde lo colocó Feijóo en Madrid, Miguel Tellado responde a la propuesta del PSdeG para desalojar a Jácome de la alcaldía de Ourense jugando a la grande: si Formoso quiere el tercer ayuntamiento de Galicia, tendrá que firmar primero un acuerdo por el cual a partir de ahora en todas las administraciones los socialistas se comprometen a dejar gobernar a la lista más votada. Ganarían la ciudad de las Burgas, pero perderían mucho más. Por esta razón, obviamente, Formoso no estampará su firma en ese documento que, por otra parte, contraría la ley electoral y puede que hasta la Constitución Española. Por eso, precisamente, Tellado presenta esta proposición más como un acuerdo de buena voluntad entre partidos que como algo con rango de ley. Esa modificación normativa tendría que aprobarse en el Congreso de los Diputados, pues ni el Parlamento gallego es competente en esa materia. Sería un pacto, entonces, entre partes bien avenidas, que hasta podrían llevar cada uno por su cuenta en sus respectivos programas electorales que elaborarán para los comicios municipales del próximo año, como una de las promesas estrella. Pero por descontado que los socialistas no entrarán a ese trapo que les pone delante de la cara Tellado, en una de sus últimas maniobras como el director de orquesta del PP gallego, porque su propuesta ellos la entienden de otra manera. Simplemente, piden una colaboración puntual para librar a Ourense de su actual regidor. Para Formoso, conseguir esa alcaldía donde su partido fue el más votado, después de todos los acontecimientos negativos protagonizados por Jácome, tendría un significado especial y simbólico al quedar, definitivamente, como los buenos de la película. Además de que sería su sexta gran urbe. Pero Tellado le exige que para eso entre antes por su aro y ahí todo se acaba. Seguirá Jácome.

eduardo montero