El decano de Medicina no ve falta de médicos, sí de algunos especialistas y niega una fuga masiva

Julián Álvarez aboga por grandes consensos, defiende un MIR único para toda Europa y aclara que, aunque se amplíen las plazas de residentes para determinadas especialidades, no estarán formados en menos de cuatro años

Julián Álvarez Escudero, decano de la Facultad de Medicina de la USC, en su despacho / jesús prieto

Julián Álvarez Escudero, decano de la Facultad de Medicina de la USC, en su despacho / jesús prieto / Koro Martínez

Julián Álvarez Escudero, decano de Medicina de la Universidade de Santiago, asegura al ser preguntado sobre la salud de la facultad a la que representa que, “sin ocultar los problemas que afectan a todo el sistema universitario español, goza de una excelente salud, con muy buenos alumnos y un personal docente e investigador que globalmente está sobradamente implicado. Es una facultad prestigiosa, que se reconoce en toda España”.

En una entrevista con este periódico, señala sobre la polémica en torno al número de plazas MIR que se convocan cada año que “el problema son los especialistas, yo no me meto en si van a ser pocas o muchas plazas, pero debería haber un registro nacional de las especialidades, del que se lleva hablando mucho tiempo y del que se desconoce su existencia”. Y advierte de que “si lo que se necesitan es médicos de familia y aumentas las plazas en esta especialidad, el problema es que estos especialistas van a tardar cuatro años en estar formados, mientras que el alumno que llegue en septiembre a esta facultad no va a poder atender a un enfermo con todas las garantías hasta dentro de once años, en 2034”.

Para el también jefe de Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor del CHUS, “el Sergas está haciendo un esfuerzo muy importante para estabilizar a los profesionales, ofreciéndoles mejoras, pero el período de formación es el que es, que nadie espere que en tres años vamos a ser capaces de formarlos, en ningún caso va a ser así”.

Considera que “no nos debemos centrar en si hay médicos o no porque igual no tenemos los que se estima por cada cien mil habitantes, pero allí donde los tienen cuentan con otras profesiones en paralelo menos desarrolladas”. Y aclara que “el número de médicos no es una vara exacta de medir, hay especialidades en las que sobran y otras en las que hay una carencia”.

Recuerda que, en el caso concreto de Galicia, “el conselleiro de Sanidade habló la semana pasada de problemas en atención primaria y no mencionó ninguna otra especialidad, y a lo mejor dentro de diez años hay un exceso ahí y faltan en otras”.

Julián Álvarez subraya que “al sistema le cuesta mucho cambiar por presiones, como en todo se defienden unos intereses legítimos”, y añade que “todos tenemos nuestro modelo ideal, pero igual empieza a funcionar y también falla”.

Por ello, aboga por “alcanzar amplios acuerdos tanto en educación como en sanidad para que la sociedad evolucione en ambos sectores; si se llegara a amplios acuerdos, en cuatro o cinco años se experimentaría una notable mejoría”.

Insiste en desterrar el debate sobre si se necesitan más médicos o no y recalca que “no es cierto que se vayan muchos médicos fuera, es falso que se estén marchando a riadas y, aunque claro que hay margen de mejora, la sensación que tenemos es que de los 370 alumnos por curso sólo pide irse alguno a formarse a Estados Unidos o Europa, se trata de estancias formativas”.

Recuerda que “recibimos profesionales de todo el sistema, incluso de fuera, vienen a trabajar aquí muchísimos y no hay ningún problema; es bueno que se muevan, que vivan, que aprendan y que, una vez formados, vuelvan. Es fundamental que vean algo distinto, para mí fue una experiencia maravillosa mi estancia en Suecia, yo ya era especialista y aprendí muchísimo de un modelo distinto que funcionaba muy bien”.

Partidario de un MIR único para toda Europa, que según él sería mucho más enriquecedor, entiende que el autonómico que proponen algunos sería “como una liga con Dépor y Celta, jugarían muy bien pero sería una liga distinta en la que no podrían competir en la Champions”.

El decano de Medicina considera que es un sistema que “nos ha proporcionado una sanidad excelente, es un excelente modelo de formación, potentísimo y que otros intentan copiar”, pero cree que se ha quedado un poco obsoleto en cuanto a su filosofía, que “tiende a preguntar por determinados conocimientos memorísticos, cuando nosotros lo que estamos haciendo es formar a los residentes en competencias”.

Está convencido de que todos los servicios del CHUS estarían dispuestos a admitir más residentes en formación, pero admite que hay una crisis de profesorado de Medicina en toda España, algo que achaca a que “la carrera de docente ha perdido el atractivo, es mucho más competitiva que hace cuarenta años y se alarga mucho, pero en cambio se valora muy poco el tema asistencial, la labor del médico clínico”.

Explica que “para ser catedrático no se valora el servicio, la experiencia, sino lo que publicas, y aunque estoy a favor de que se valoren los méritos científicos y que por debajo de unos estándares no se pase, es cierto que falta apoyo, al menos en las etapas iniciales de la carrera docente, a la labor asistencial y clínica”.

Subraya que debería haber “un equilibrio armónico entre la labor científica, docente y asistencial”.

Vista aérea del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago

Vista aérea del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago / ECG

“El CHUS es un excelente hospital superando ya el bache de la pandemia”

Sorprendido por la facilidad con la que se olvida, dice que se está primando lo que tiene más riesgo para el paciente

Julián Álvarez define el sistema público de salud como “un buen sistema, con una esperanza de vida razonable y buena calidad de vida, pero que en la pandemia dio problemas, al igual que en todo el mundo”.

Sorprendido por “lo rápido que se olvida, la sociedad pasó en nada de aplaudirnos a criticarnos”, reconoce que están afrontando los problemas asistenciales, “poniendo más el acento en lo que tiene mayor riesgo para la población y menos en otras patologías con menor impacto después del bache tan malo que hemos pasado con la pandemia”.

Admite que “estamos preocupados, el Sergas está muy preocupado y tiene más datos porque yo solo veo un trocito del CHUS, pero lo hago todos los días y puedo decir que es un excelente hospital, con debilidades y limitaciones, pero intentamos satisfacer a toda la población”, algo que por otra parte entiende que no se alcanza nunca porque “mejorar la asistencia sanitaria no es una meta, es un camino en el que se persigue una mejora continua”.

Sobre los efectos de la pandemia en los alumnos de Medicina, explica que “no fue una situación cómoda, hubo un curso con práctica clínica solo en sexto, pero todos los años veo residentes y lo que observo es que no hay un déficit significativo. Creo que las facultades de España han cumplido dignamente el objetivo, no voy a decir que sean de las mejores de Europa, pero estamos en una media muy razonable”, y vuelve a sorprenderse por “la poca memoria que tenemos, ya que la evolución del Sergas desde que llegué en el 90 ha sido espectacular, el personal en mi especialidad se ha multiplicado por diez, y si antes teníamos seis quirófanos, ahora hay más de treinta entre el Provincial y el Clínico, y vamos a ampliar en ocho más, con lo que no tiene nada que ver”.

Una sola facultad en Galicia.

Al ser preguntado por la conveniencia o no de contar con más facultades de Medicina en la comunidad, sostiene que “quien decide es la Xunta, a mí no me gusta el modelo de tres aeropuertos, pero quien decide es el Gobierno autonómico, que tiene todas las competencias, y por ahora ha decidido que la única sea la de Santiago”, y añade que “siempre que se me plantea este tema, lo único que puedo decir es que les desearía el mayor éxito del mundo, como paciente encantado de que se formen cuantos más médicos mejor y, en cualquier caso, lo que sí diría es que exige unas infraestructuras y una dotación de medios que se debe afrontar también con consenso”.