Los tesoros de la biblioteca franciscana de Santiago

Fundada hace ocho siglos a la par que el Convento de San Francisco, la Biblioteca Franciscana de la Provincia de Santiago, que así reza su nombre oficial, guarda tesoros en un área tan austera como práctica.Se llega tras una ruta de laberinto atravesando casi todo el edificio conventual para descubrir cuatro espacios (uno bajo el tejado), donde conviven miles y miles de libros, varias escaleras, armarios de madera o metálicos, cajoneras, vitrinas y una sencilla balaustrada blanca en el corazón de sus siete mares de letras y dibujos. “Algunos de esos dibujos, como varios retratos femeninos, figuran censurados tras su impresión original al dibujar sobre las partes desnudas. Sucede en Las metamorfosis de Ovidio, editado en 1677”, explica in situ en charla con EL CORREO GALLEGO la responsable técnica de este patrimonio bibliográfico, Carmen Martínez Vázquez. “Ese libro lo estudió Fátima Díez, profesora de Historia de la Universidad de Santiago, que está haciendo un trabajo sobre Ovidio”, aclara Carmen, segunda persona externa contratada al frente de una biblioteca fundada hace ocho siglos donde ella lleva “años y 8 meses” y que hoy es parte de la Red de Bibliotecas de Galicia de la Xunta.“Data de 1222, según señala un manuscrito de la biblioteca vaticana, a la par que el Convento de San Francisco, que se levantó en un terreno extramuros cedido por los benedictinos, en lo que entonces se llamaba Val do inferno, y que luego se conocía como Val de Deus”.

Carmen señala que esta biblioteca franciscana incluye además las cartas del confesor de la novelista coruñesa Emilia Pardo Bazán (1851 - 1921). “Venía a Santiago a confesarse con el padre Castellanos y algunas de las cartas que él le mandaba están aquí guardadas, al igual que otras, muchas postales y valiosos cantorales”, añade sobre manuscritos musicales de gran formato usados en iglesias y catedrales. El volumen de libros de fondo antiguo de esta biblioteca ronda la cifra de 80.000, dicho respetando el arco de la paciencia y misterio que exige un patrimonio histórico cuya dimensión rehuye cifras exactas salvo que se contratase a un ejército para ordenar de la A a la Z este gigante que tuvo su propia imprenta y que exige “controlar la humedad y temperatura” para su adecuada conservación. Entre incunables, como se llama a los libros impresos antes de 1501, y post-incunables (de 1501 a 1520), cobija 72 libros de esa nobleza al lado de otros cuya valía nace de la ausencia casi total de iguales.

“Tenemos Confesional, de Alonso de Madrigal, alias El Tostado, del que solo hay dos ejemplares en el mundo, uno en Santiago y otro en una biblioteca americana. Otro ejemplar valioso es la Biblia Políglota Complutense, de 1514”, apunta Carmen sobre un volumen de gran tamaño que fue la primera edición impresa en varias lenguas de los textos sagrados. “Está en arameo, caldeo, griego y latín con una caligrafía impresa que roza el nivel de arte”, apostilla la documentalista ferrolana, responsable técnica de una biblioteca que hoy tiene un convenio con la USC “para que estudiantes de Historia del Arte y Filología vengan a hacer proyectos curriculares” y cuyo legado tuvo que ser reunificado tras la desamortización de Mendizábal en 1837 y su expropiación de las tierras eclesiásticas, pero esa... ya es otra historia.

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Horario y visitas

La Biblioteca Franciscana abre de octubre a mayo con un horario desde 08 horas a 16 h. y por las tardes bajo petición. Y tiene servicios de consulta, visitas guiadas (este otoño hubo unas jornada sde puertas abiertas), reprografía y atención al usuario.