La moda de las cafeterías para desayunar o merendar llega a Santiago: "Cocinamos más de 200 huevos cada mañana"

Una propuesta de merienda en el Bar Liam Brunch

Una propuesta de merienda en el Bar Liam Brunch / Jesús Prieto

Gabriel Fernández Blach

En Santiago de Compostela existen más de 400 bares y cafeterías, cada uno diferente al anterior. Pero dentro de este tipo de establecimientos hosteleros destacan últimamente las cafeterías especializadas en meriendas y/o desayunos. La capital gallega observa como sus calles se llenan de estos lugares que cosechan éxito entre los más jóvenes, y no tan jóvenes, que viven en la ciudad o que simplemente la visitan. No se trata del clásico bar de toda la vida, cuyas opciones de desayuno no van más allá del café con tostadas o bollería. Este modelo de negocio consiste en un concepto en el que se cuida absolutamente todo, desde la calidad del producto hasta el diseño del local.

Podría decirse que estos negocios “están de moda” o, al menos, esto es lo que refleja la población de la ciudad, sobre todo la más joven. El café es el “motor de arranque” de algunos por las mañana y la forma de mantener la energía de otros por las tardes. A veces, esta bebida es la que marca el éxito de establecimientos como estos, “a mí me encantan los sitios que ofrecen café de especialidad, es una de las razones que me anima a elegir una cafetería u otra”, comenta Daniel, un joven que está aficionado a estos negocios. Hay otros casos en los que lo que prima es la carta que se ofrece, “cuando elijo una cafetería busco que sea bonita, además de que elaboren batidos de frutas y bagels”, comenta Paula, estudiante de Biología de la USC.

Algunos ejemplos de cafeterías compostelanas que pertenecen a esta moda son Liam Brunch, Dpingas Breakfast Factory o Adèlia Café, entre otros. Cada una se encuentra situada en un extremo diferente de la ciudad. La primera está ubicada en el barrio de O Castiñeiriño. Rebeca, su dueña, confiesa que la idea de montar este negocio era algo que “le rondaba en la cabeza desde hace tiempo”, justo antes de la pandemia del Covid-19 se animó a hacerlo y, a pesar del virus, el negocio no paró de crecer: “He tenido que ampliar plantilla porque no dábamos abasto con el volumen de trabajo que teníamos”, afirma la dueña del local. Ella, junto a cuatro trabajadoras más, ofrecen una carta variada en la que el precio por persona de un desayuno o merienda ronda los 15 euros. Destaca que “su concepto va más allá de la comida”, ya que en este establecimiento se puede adquirir también la decoración. El éxito entre la gente es claro: “Los viernes y los sábados tenemos que atender con reserva porque se llena enseguida”, destaca la compostelana. Rebeca achaca esta buena acogida a que “la gente busca algo más que un simple café y un zumo de tetrabrik”.

Liam Brunch es otra de esas cafeterías que levantan pasiones entre el público compostelano. Este establecimiento ubicado en el Ensanche, concretamente en la Calle Xeneral Pardiñas, hace las delicias de sus clientes con sus tostadas, tortitas, bagels y cafés, entre otras opciones. El local abrió el pasado mes de abril y desde entonces no ha parado de crecer, tanto es así que han abierto también un local especializado en café en la misma calle: Liam Coffee. En este último cuentan “con 500 tipos de café para elegir”, afirma Liam, el dueño de ambos negocios. Este santiagués confirma esta moda que está inundando la ciudad: “Es un tipo de negocio que ya existe por Galicia y tiene mucho éxito, pero también por otras partes del mundo”. La motivación para abrirlo fue “traer un trozo de sus viajes a su ciudad”, afirma el hostelero. 

Debido a la amplitud de su horario, sirven desde desayunos hasta meriendas, pasando por brunchs y comidas, pero también hacer una cena temprana “más dulce de lo normal”. Liam deja claro que esto “para todos los bolsillos”, ya que se puede desayunar de “forma contundente” desde los 6 euros hasta los 40 euros por persona. El plato con más éxito de la carta son los huevos benedictinos: “Cocinamos más de 200 huevos cada mañana”, destaca el dueño. El éxito es tal que son 12 los trabajadores en plantilla de este negocio. Esta moda de cafeterías también se ve reflejada en sus reservas: “Solemos tener los fines de semana llenos”.

Adèlia Café es otro de los exponentes de esta moda “cafetera”. Lo más inesperado de esta cafetería ubicada en la Plaza San Miguel dos Agros es que no hay carta, el camarero recita el menú a viva voz. Axel, dueño de este establecimiento, explica que no tienen carta de productos porque “cada día cambia según la producción y puede haber desde rollos de canela hasta galletas con chocolate belga”. Pero hay un producto que siempre está presente, la tarta de queso, “es lo más demandado de nuestro local”, comenta el hostelero. El éxito también persigue a este negocio del casco histórico que “no para de recibir clientes desde que abrieron hace unos meses”. Hay dos ambientes según el momento del día: “Por la mañana se encuentra todo en silencio y por la tarde hay más animación entre los clientes”, comenta Axel. En esta cafetería el concepto va más allá del producto y toma importancia la decoración: “Seguimos la filosofía noruega Hygge que se basa en crear algo acogedor y confortable”, destaca el dueño del negocio. Sea como sea, esta moda parece que vino para quedarse.