El sector del ocio nocturno augura un buen Fin de Año, pero lejos de los aluviones de antaño

Con la mitad de entradas vendidas a menos de una semana para la gran cita, solo están agotadas en algunas salas de mayor tradición

Hostalería.gal lo achaca al retraimiento en el consumo observado desde el inicio del curso

Compostelanos el 31 de diciembre pasado en el Obradoiro para recibir el 2023 pese a las adversas condiciones meteorológicas/antonio hernández

Compostelanos el 31 de diciembre pasado en el Obradoiro para recibir el 2023 pese a las adversas condiciones meteorológicas/antonio hernández / koro martínez

Al margen del cartel de completo para la noche de Fin de Año colgado desde hace ya varios días en algunas de las salas de mayor tradición del ocio nocturno en la capital gallega, como es el caso de la Capitol, lo cierto es que los compostelanos y quienes deseen dar la bienvenida al bisiesto 2024 en los locales de hostelería de Santiago parecen estar tomándoselo con cierta calma y, desde luego, sin prisas por cerrar su agenda para esa mítica cita.

Al menos eso es lo que se desprende de los datos facilitados por Sergio Fernández, miembro de Hostalaría.gal y de la Asociación de Bares, Pubs e Discotecas de Compostela, quien cifra en el 50% las entradas vendidas para las fiestas programadas para ese día a menos de una semana de esa gran cita.

En conversación con este periódico, explica que la situación va en la línea “con lo que llevamos notando sobre todo desde el inicio del curso, un retraimiento en el consumo que nos hace pensar que sí, que para Nochevieja se van a vender las entradas en los locales que hacen cotillón y organizan fiestas ese día, pero la cosa todavía va un poco lenta, así que lo vemos con cierta cautela”.

Aunque matiza que no es que estén hablando de crisis, resalta que “sí que hemos detectado que la noche en Santiago está muy tranquila y bastante parada” y, en lo referente al día de Fin de Año, advierte que “está sucediendo lo mismo en comparación con el año pasado, cuando ya 15 o 20 días antes de la fecha estaba prácticamente todo vendido, y este en cambio vemos que la cosa está yendo más lenta”.

Augura que será una noche bastante tranquila, en la que al final “muchos de los locales también están optando por no hacer fiestas con entradas, sino por dejar que la gente pueda acceder como cualquier otro día”, y también los habrá que se decanten por “bonos para intentar fidelizar a los clientes que solemos tener todo el año”.

Espera “que finalmente los establecimientos que van a abrir esa noche puedan completar su aforo”, y que a ello contribuya también el tiempo meteorológico, “que es ahí donde por ahora también tenemos algunas dudas, pero por lo que hemos visto desde el inicio del curso y también ya en estas mismas fiestas con las reuniones de empresa de cada temporada, todo está siendo muy tranquilo y está todo muy parado, por lo que creemos que Fin de Año no va a ser para tirar cohetes, va a ser una noche bastante tranquila”.

Nada que ver, añade, con la primera Nochevieja que se pudo celebrar fuera tras la pandemia, que “fue casi una locura, y eso que todavía había restricciones y limitaciones, pero la gente tenía muchísimas ganas de salir y de celebrar y fue desmedido, al igual que lo fue el año pasado, no solo en Navidades, sino con mucho movimiento y mucha gente durante todo el tiempo”.

Comparte esa visión de que será una noche “tranquila, con buen ambiente pero sin aquellas colas y aquellas saturaciones que había hace años” su colega y presidenta de la Asociación de Bares, Pubs e Discotecas de Santiago, Lucía Vázquez, quien considera que el del próximo lunes será un Fin de Año “bueno, pero dentro de la normalidad, con un trabajo fácil de llevar”.

Asegura además que esa noche en Compostela el ambiente suele ser también muy tranquilo a nivel de seguridad porque “las pandillas que salen suelen ser las de siempre”.

Interrogada sobre si ha habido un incremento de precios con respecto a ejercicios anteriores como consecuencia de la elevada inflación, señala que “las subidas son las habituales y no se suelen incrementar los precios para la noche de Fin de Año”.

Reconoce que “puede haber un cierto redondeo en algún sitio en concreto, pero es extraño porque se suele cobrar lo mismo”. Explica además que “quien va con entrada, lo hace con precios estándar y ya anunciados con anterioridad”.

Entradas que en Malatesta estaban ya agotadas este martes en la promoción de tres consumiciones a 40 euros más gastos, mientras aún quedaban disponibles para la opción del mismo número de bebidas a 50 euros más gastos.

En la Sala Capitol ya no queda ninguna, y las vendidas lo hicieron también a 50 euros más gastos, con derecho a cuatro copas u ocho cervezas o refrescos.

Blaster cifraba en el 60 por ciento las entradas vendidas en su publicación en Facebook del pasado fin de semana, quedando posibilidades para los interesados a 45 euros con tres copas o bien seis cervezas u otros tantos refrescos incluidos, así como el cotillón y una bolsa de gominolas para celebrar de nuevo las campanadas a las 04.00 de la madrugada.

En pleno casco histórico, el Way Club informaba en su web de que las entradas a 30 euros con dos bebidas y derecho al acceso la noche de Reyes estaban ya agotadas, y aún tenía disponibilidad para celebrar la llegada del nuevo año por 40 euros más dos consumiciones.

En la zona nueva, el veterano Guayaba anunciaba en su Facebook que todavía quedaban esta semana opciones para poder apuntarse a su fiesta por 25 euros y derecho a una consumición, junto al cotillón y chocolate con churros incluidos, o por 20 euros y dos copas.

En cuanto a los bonos que se ofrecen en establecimientos con aforos normalmente más reducidos, Sergio Fernández indica que oscilan entre los 20, 25 euros y los 40, puesto que “varía en función del número de copas que se incluyen”. Y hay locales que se unen en su oferta para que los clientes se puedan mover de uno a otro, en lugar de tener que pasar todo Fin de Año en el mismo.

En el caso de su establecimiento, señala que el bono “incluye un cóctel de bienvenida, tres copas, dulces y el cotillón para las recampanadas”.

Una tradición la de volver a celebrar las campanadas con los amigos en la calle que asegura se repite desde hace años “para que a las dos, las tres o las cuatro de la mañana, los ciudadanos que están disfrutando en la calle puedan compartir con sus amigos el momento de entrar en un nuevo año”, incluyendo, como recuerda, a aquellos que hayan apostado por celebrarlo antes en el Obradoiro, donde la fiesta arrancará a las 23.00 horas y, a diferencia de la de los locales de hostelería, ésta sí será apta para todos los públicos.

Con la esperanza tanto él como Lucía Vázquez de que, en cualquier caso e independientemente de la opción por la que los compostelanos se decanten, la del 31 de diciembre sea una noche para la fiesta sin sobresaltos, Sergio Fernández reconoce que “por lo que estoy escuchando estos días, hay profesionales que están pensando que a lo mejor deciden no abrir, y son muchos los que han preferido trabajar como un día cualquiera en cuanto a entradas”.