Galicia impulsa la investigación de los efectos que los factores ambientales tienen en la salud

Sanidade creará con la USC una cátedra para estudiar la relación entre la calidad del aire y problemas respiratorios o entre el cambio climático y patologías transmitidas por vectores

Un joven se refresca en la compostelana fuente de Platerías en un día de calor en agosto pasado

Un joven se refresca en la compostelana fuente de Platerías en un día de calor en agosto pasado / Jesús Prieto

Partiendo de la idea de que el sistema de salud pública “tiene que estar siempre alerta, no en estado de alarma, pero sí de alerta para poder adelantarnos a situaciones que vemos que están pasando en otros sitios”, la Consellería de Sanidade tiene previsto implantar antes de que acabe este curso una nueva Cátedra de Saúde Ambiental en colaboración con la Universidade de Santiago, a través de la que buscará impulsar la investigación sobre los efectos que los factores ambientales pueden tener en la salud de los ciudadanos gallegos.

Esta nueva cátedra, para la que el Ejecutivo autonómico destinará una cuantía de cien mil euros durante los próximos cuatro años, pretende contribuir a “ir tejiendo redes y colaborando entre todos en una dirección que es la que fundamentalmente nos importa, la de que cuanta menos gente enferme, mejor”, asegura en conversación con este periódico Inés Mato, subdirectora general de Programas de Riesgos Ambientales para la Salud.

De hecho, y aunque se llevará a cabo con la Universidade de Santiago por ser “la que tiene la Facultad de Medicina y un departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública muy potente, evidentemente también habrá interrelaciones con otros departamentos y con otras universidades, estableciendo esas redes tan importantes para la salud pública”, según aclara.

Subraya que esta iniciativa se complementa con la ya puesta en marcha relacionada con los hábitos de vida saludables, estimulando con ello de forma decidida la investigación en el 75% de los factores que influyen en la salud de las personas, puesto que “según la OMS los estilos de vida están relacionados con un 50% de las muertes, mientras que más de un 23% tiene como responsables de esos fallecimientos factores medioamientales, en ocasiones por efectos directos, como puede ser un golpe de calor cuando hay temperaturas muy elevadas o por la calidad del aire, que pueden agravar determinadas enfermedades respiratorias o cardiovasculares”.

De ahí la necesidad de “profundizar en la relación entre riesgos medioambientales y salud sobre la que ya tenemos evidencias científicas, e intentar obtenerla en los casos en que aún no la hay, sobre todo porque como consecuencia del cambio climático están surgiendo nuevos factores que podrían influir en la salud”. Una línea que permitiría identificar nuevas posibles amenazas para poder actuar y disminuir el riesgo de la aparición de enfermedades. Algo en lo que también jugará un papel fundamental la formación y comunicación a toda la ciudadanía sobre dichos riesgos que se pretende conseguir a través de la cátedra. 

Entre esas amenazas, menciona la posibilidad de que se agraven o aparezcan determinadas enfermedades respiratorias relacionadas con la calidad del aire, y aunque indica que “el grado de contaminación depende mucho de la zona en la que se esté, puesto que evidentemente suele ser mayor en las grandes ciudades”, aclara que “ante episodios de altas temperaturas, a veces se eleva el nivel de ozono, y es una situación que puede tener ciertas repercusiones, o la aparición de polvo sahariano en suspensión, por lo que se van a empezar a desarrollar sistemas de vigilancia” en ese campo. 

Además, la subdirectora general de Programas de Riesgos Ambientales para la Salud señala que la normativa de la calidad del aire va a cambiar, y “hay zonas de Galicia que no la cumplirían”.

Insiste en que no solo se trata de contaminación, sino que también en época de polinización, “aunque no podemos hacer nada porque no podemos filtrar el aire, sí es posible indicar los lugares donde se dan las mayores concentraciones de polen para que las eviten, o recomendarles que salgan a la calle con mascarilla en determinados momentos”. Y lo mismo cuando se hacen quemas en el rural o, desgraciadamente, hay una ola de incendios.

El mosquito tigre, un vector de transmisión de patologías

En relación con el calentamiento global, recuerda que las enfermedades transmitidas por vectores “hasta hace nada no eran posibles en Galicia, únicamente se trataba de casos importados y parecía algo muy lejano, pero desde el año pasado ya tenemos el vector, y aunque siguen siendo bajas las posibilidades de transmisión, debemos intentar adelantarnos”. Hace alusión a la detección el año pasado del mosquito tigre por parte de la Rede Galega de Vixilancia de Vectores, de la que forman parte la Xunta y las universidades de Vigo y Santiago, una especie invasora transmisora de dengue, zika o chikungunya, si bien en los aparecidos en la comunidad no hay evidencia de que tuvieran alguno de estos virus relevantes. 

Con una población tan envejecida como la gallega, resalta que “aunque no tengamos temperaturas tan elevadas como en otras zonas, los mayores son mucho más sensibles a ello y les afecta mucho”, y añade que “parecía impensable que en Galicia hubiera períodos de sequía, pero los ha ha habido, y está habiendo alertas por olas de calor que los meteorólogos creen que van a ir en aumento, y queremos adelantarnos a las consecuencias que ello pueda tener”.

 Tristemente más familiarizada la comunidad con los efectos del gas radón en la salud humana, apunta que en ese campo “la Universidade de Santiago es puntera y, aunque ya llevamos tiempo colaborando con ellos, la relación va a ser más estrecha para impulsar labores de prevención e intentar que ese factor tenga el menor impacto, poniendo todos los medios y soluciones constructivas para ello”.

 Reconoce que comprobar los efectos de los factores ambientales en la salud de los seres humanos resulta más difícil de evaluar que cuando se mide una enfermedad en concreto y su tratamiento, por lo que considera muy importante que desde la universidad “se nos ayude a evaluar, que se nos diga la metodología a emplear y ver todo lo que podemos hacer en este campo”. 

Inés Mato recuerda por último que la Consellería de Sanidade y la Universidade de Santiago mantienen ya desde hace un tiempo una línea de colaboración a través de la cátedra Vida Saudable, dentro del Plan Obesidade Zero impulsado por la Xunta de Galicia por un período que abarca desde 2022 a 2030. 

En este caso, lo que se pretende es generar evidencia científica e impulsar la investigación en el ámbito de la promoción de la salud, hábitos de vida saludables y envejecimiento activo. Para ello, se ha apostado por crear una red de investigación en promoción de la salud y un sistema de evaluación que ayude a conocer el impacto real de las actuaciones encaminadas a prevenir la obesidad, con el reto de conseguir que en el año 2030 la población de la comunidad haya conseguido reducir el sobrepeso en un 15%.