Entrevista | Luis Fercán Cantautor compostelano

“No iría al Benidorm Fest, no quiero que vengan a verme por un solo tema”

Luis Fercán (Luis Eduardo Fernández Cano; Santiago, 1994), giró hace meses por México con Yoly Saa y espera regresar a Latinoamérica con su recién salido nuevo disco, ‘Postales perdidas’ que presentará en Compostela en mayo

Luis Fercán en Cervantes

Luis Fercán en Cervantes / Antonio Hernández

A Luis Fercán le pilla de sorpresa que el Riquela esté cerrado a la una del mediodía. “Quería saludarles, son amigos”, dice del local regentado por Martín Calviño. Este barbado cantautor volvió a afincarse en Santiago durante la pandemia: “Vivo entre la casa de mi madre en Ames y la de mi abuela en Santiago, tan a gusto”, dice mientras bajamos a la churrería La Quinta para tomar dos cafés con leche (3,20 €) y hablar de su nuevo disco, Postales Perdidas (Calaverita Records). “Espero presentarlo en Santiago en mayo”, indica.

Charlamos de ello y del panorama musical: “Me llama mucho la atención que la gente gaste más dinero en hacer un vídeo que en el disco entero. Es muy heavy eso, es muy fuerte como concepto, no digo que sea malo pero un vídeo te puede costar 30.000 euros y a esa gente que invierte eso un disco, les puede costar 15.000”.En esta era donde reina la vista, él defiende la escucha, el verbo alado, la frase cantada.

Ya un cuarto álbum, al ganar experiencia, ¿se centra más el objetivo o pervive la idea de preparar muchos temas y luego grabar la mitad?

Los temas que acabo son los que grabé, los demás, los que quedan a mitad, los descarto. Antes era más partidario de tener veinte temas para grabar un disco y de ahí coger diez. He cambiado, ahora soy más exigente. Si un tema no me emociona muchísimo lo descarto. Y premaquetas no hago, no soy de grabarme en casa, debería aprender, tengo ganas, pero para eso ya tengo a Nacho... yo en lugar de comprarme cacharros para grabar, compro una guitarra, otra guitarra, un micro y todo para los directos.

Cita a Nacho Mur, guitarrista de La M.O.D.A., productor de este disco y del anterior, o sea, hay química, ¿también una misma visión?

A Nacho le envío los temas y notas de voz por whatsapp y él me contesta muy sincero... pero casi siempre estamos de acuerdo. Nos conocimos porque él me felicitó cuando saqué mi primer disco, Grieta, en 2018, producido por Pablo Estrella, que es muy colega de ambos. Quedé con Nacho en Madrid a tomar unas birras e hicimos migas. Estuvimos hablando mucho de música, nos emborrachamos ya ese día, y puedo decir que le tumbé... Luego la amistad creció cada vez más. Y después, cuando yo estaba medio perdido sin saber muy bien qué hacer, me llamó para grabar en su casa, en un estudio que, me acordaré siempre, me lo dejó en cuatro duros, y de ahí salió en 2019 el EP Furias, un disco donde estaba el tema 110.

(Luis cita uno de sus composiciones más conocidos en Youtube, aunque menos que el hecho con Melendi: ‘No te lo diría’).

A partir de ahí, empezó a crecer un poco más la movida. Así son las cosas. ¡Fue bonito, eso!

¿Qué discos o nombres usaron de referencia antes de grabar el disco?

Nos enviamos mutuamente muchísima música. Hicimos más ese trabajo durante el año previo a la grabación del disco que preproducción en sí, que, en este caso, fue de tres días. Por ejemplo, en Una señal, el tema que salió el pasado 14 de febrero, las voces están como más dobladas de lo habitual, al estilo de Sufjan Stevens, y a ambos nos gusta también Bon Iver. Otro tema, que es una balada, es una canción más al estilo de 1975. Frío al verte es como el Wildflowers de Tom Petty. Hay de todo en este disco, desde influencias antiguas a nuevas.

Algún corte remite a la música de Quique González.

Claro, es que Quique es una influencia abismal. Estuve viéndole hace poco en Capitol, su directo es una pasada. Por ejemplo, de Temple bar, otro corte del nuevo disco, me dice bastante gente que le recuerda a Quique, y me hace una ilusión tremenda oir eso, aunque me salió así sin querer porque llevo muchos años escuchándole, creo que es el artista español que me impulsó a hacer de verdad lo que quería, pensé al descubrirlo: ‘Ostra, esto mola mucho, espérate porque hay un hueco para las cosas de verdad’. Y ese hueco lo lidera él, el hueco de hacer las cosas de una forma honesta, pura, fiel a ti mismo. Eso es un poco lo que busco.

Tras una gira por México con Yoly Saa durante el pasado marzo, ¿prevé volver a Latinoamérica?

Estuvo muy bien. Hicimos contactos, la gente en México es súper cariñosa. Me trataron de la ostra y tengo muchas ganas de volver porque es un país que me flipa. Y me gustaría conocer también Colombia. Poquito a poco, voy a intentar recorrer Latinoamérica porque en México flipé y también me hablan muy bien de otros sitios.

¿Cómo valora el paso de su amiga Yoly Saa por el Benidorm Fest?

De maravilla. No sé como le fue al final porque me perdí un poco... Salió de su zona de confort y eso tiene mucho valor, pero yo no sigo estas cosas...

¿Y si le proponen ir?

¡Ni de coña! La razón más clara es que, por ejemplo, en los conciertos, la gente se queda muy en silencio, y es algo que a mí me encanta, que es una suerte pero que también tiene un curro detrás y es una forma de llevar los conciertos... Yo no quiero hacer nada en mi vida que haga que la gente venga a mis conciertos por un solo tema.

¿Cómo ve la escena en Santiago?

Guay. Me mola. Hay salas bastante guapas comparadas con otros sitios: está Sónar, Capitol, Riquela y, aparte, hay bares que apoyan la música. Y aquí está un de lo mejores escritores de canciones en castellano, Tomás Porteiro, de Sinestesia, y en Galicia también está Carlos Ares, que acaba de sacar Peregrino, un disco brutal… Hay una escena guapa en Galicia, y noto que hay ganas de hacer cosas.

¿Dos colaboraciones soñadas?

Del pasado, con Jeff Buckley. Del presente, con Damien Rice.