2.700 obreros a día completo y 137 millones de pesetas para abrir el Hostal

La conversión del antiguo Hospital Real en el hotel de lujo que acoge hoy la plaza del Obradoiro esconde una curiosa historia desconocida para la inmensa mayoría de los compostelanos. O al menos muchos detalles de una operación que se prolongó durante meses y en la que fueron protagonista el mismísimo Franco y el entonces arzobispo de Santiago, cardenal Fernando Quiroga Palacios. Antonio Cancela, estudioso y coleccionista de la Guía Michelin, recuerda la sincladura del actual Parador de Turismo, que se divide en tres etapas: nació en 1501 como hospital real y hospedería de peregrinos; y en 1954 dio el salto de la sanidad a la rama hostelera para convertirse en hotel de lujo, incluyéndose en la cadena estatal Entursa. Fue en 1986 cuando pasó a formar parte de la Red Nacional de Paradores de Turismo de España.

Pero el proceso de cambio, indica el reconocido gastrónomo gallego, no fue sencillo. “Inicialmente, en 1952, se pensaba construir una hospedería de peregrinos a las afueras de la ciudad, en la zona de la Estila, con una capacidad para 1.000 huéspedes; y un edificio anexo de cien habitaciones superiores para los clientes más pudientes; pero el cardenal Quiroga intervino y convenció a Franco para cambiar el proyecto”.

Fue así como se puso el foco sobre el antiguo Hospital Real. “El arzobispo le dijo que había muchas posibilidades de que en el Año Santo de 1954 visitara Santiago el papa Pío XII y el caudillo se decantó por su propuesta”, comenta Cancela, antes de apuntar que el emblemático edificio estaba entonces “muy deteriorado. Tenía más de 450 años y, además, estaba fuera del circuito turístico de sol y playa”. El más demandado.

El nuevo hotel se construyó en tan solo nueve meses, entre noviembre de 1953 y julio de 1954, y el presupuesto inicial, de 87 millones de pesetas, no llegó para sufragar la remodelación, que ascendió a 137 millones. Además, en la obra trabajaron día y noche cerca de 2.700 operarios y la obra reportó a la ciudad unos ingresos que rondaban los cien millones de pesetas, siempre según Antonio Cancela, quien indica que debido a premura para abrir el establecimiento en el Año Santo “no se convocó ningún concurso y se adjudicó el arrendamiento por diez años a un pequeño empresario, Antonio Rementería, que pagaba 50.000 pesetas anuales, aunque si el negocio excedía el medio millón anual debía pagar un plus a mayores. Como garantía para la gestión, tenía que entregar dos millones de pesetas que nunca llegó a depositar, por lo que en 1955 se le rescindió el contrato de arrendamiento”.

Franco inauguró el Hostal el 24 de julio de 1954. Aquel año registró un total de 29.200 huéspedes, de los que el sesenta por ciento ya eran extranjeros, señala Cancela, a la vez que añade que el establecimiento abrió sus puertas con habitaciones de lujo, medio lujo, baratas y colectivas. “Los clientes protestaban por las estancias inferiores, por lo que en 1960 se cambiaron las baratas, medias y colectivas por habitaciones de lujo”, revela el estudioso de la Guía Michelin, que posee también una colección de 5.000 folletos de hoteles.

Además, la decoración de los interiores sirvió de inspiración para muchos compostelanos, que “renovaron en sus casas el mobiliario y los cuartos de baño imitando a los del emblemático hotel de lujo”.

Para atraer turistas en los años cincuenta y superar la estancia media de 1,9 días, a los responsables del Hostal se les ocurrió comprar un coto de pesca en el Ulla, río muy frecuentado por el propio Franco, muy aficionado a la pesca del salmón. Además, también se adquirió una playa privada en la Illa de Cortegada, en el municipio de Vilagarcía de Arousa, que durante un tiempo perteneció a la Corona española.

Entonces contaba con 200 empleados y entre 1954 y 1978 recibió a más de 600.000 huéspedes, según el experto. Aun así, los primeros diez años, el alojamiento de lujo fue deficitario, apunta, en una media de 1,8 millones de pesetas. Los salarios se llevaban el 50 % del gasto y hasta el Año Santo de 1965 no se registraron beneficios. Un año antes se había hecho cargo del establecimiento Entursa (Empresa Nacional de Turismo SA), que nació con un capital de 300 millones de pesetas y gestionaba un total de 14 hoteles en España. En aquel momento, explica Cancela, nuestro país estaba experimentando el bum del turismo: “España recibió en 1960 solo seis millones de turistas extranjeros; y en 1974, 24 millones. Nada que ver con los 84 millones de visitantes de otras nacionalidad que llegaron a nuestro país en 2019”.

El reconocido crítico gastronómico lo tiene claro: “El Hostal de los Reyes Católicos es el mejor hotel de la historia de Santiago de Compostela. Está recomendado en la Guía Michelin desde 1956 y en la actualidad ostenta la máxima puntuación de este manual: tres pabellones rojos”. Destaca por haber sido el alojamiento de reyes, jefes de estado, primeros ministros, artistas de renombre internacional, empresarios de primer orden, así como de muchos peregrinos.