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A porcallada de Os Loureiros

VERANEANDO EN CEDEIRA, hace ya muchos años, leí dos “pintadas” que me quedaron grabadas para siempre. Una, muy de actualidad, estaba en un mojón situado en el centro de una calle y decía A rúa é nosa e non de Fenosa. Versioné la pintada y hoy la utilizo para recordarle a mi querida esposa Paula, cuando deja la luz encendida, que A casa é nosa e non de Fenosa. La otra pintada decía A porcallada do Alcalde y hoy me vale para recordar a nuestro amado líder, el alcalde Bugallo, en lo que se ha convertido la rúa de Os Loureiros.

La calle está en pleno Camino de Santiago y sirve de tránsito entre colegios, desde La Salle a Magisterio, pero ha dejado de ser rúa para convertirse en meódromo y estercolero y, a la vez, botellódromo y circuito automovilístico; o sea, una auténtica porcallada.

Pero, claro, para darse cuenta de ello hay que pasar por allí, de día y de noche, y ni Bugallo ni Gonzalo Muíños han sido vistos en mucho tiempo.

Aparte de la mierda, que hasta los vecinos podríamos limpiar, mi calle tiene otro problema que tampoco es exclusivo: el ruido.

Porque en la rúa de Os Loureiros hay, desgraciadamente, un pub que está abierto hasta las 04.30 de la mañana y se ha convertido en centro de referencia de borrachera y botellón, con lo que los ruidos provocados por los jóvenes que están bebiendo y fumando, meando y cagando a la puerta del pub hasta las 6 de la mañana, impiden una vida placentera a los poquísimos “héroes” que quedamos en la zona vieja.

Estoy seguro de que ni Bugallo ni Muíños se enteran de esto, pero tampoco se entera la Policía Local que, cuando se reclaman sus servicios, amablemente responde con el tópico de la falta de medios. Pero en mi calle no pasa como en Houston, no tenemos un problema; nosotros tenemos muchos más. Aparte de la mierda y del ruido, mi calle es la leira parking de Santiago. Si no puedes aparcar en Santiago busca un sitio en Os Loureiros y, si no lo encuentras, sigue dando vueltas que “malo será”. El circuito está claro: Iglesia del Carmen, Os Loureiros, Hospitalillo, San Roque, Praciña das Penas. Los coches, y especialmente las furgonetas, invaden nuestras aceras, como los autobuses urbanos invaden las aceras de As Rodas o San Roque.

Además, mi calle es la única calle del entorno que no tiene zona para residentes y como la ORA no funciona los fines de semana, la gente de fuera del barrio aparca desde el sábado a las 14.00 horas hasta el lunes a las diez de la mañana, con lo que la posibilidad de que los vecinos aparquemos los fines de semana se convierte en una utopía. No nos vendría mal, querido Gonzalo, un poco más de ORA los sábados y domingos.

Claro que para poner la ORA hay que echarle güevos, porque el que la pone, mientras mete la monedita, arriesga su vida como la arriesgan los peatones que circulan por el Hórreo, el cruce de General Pardiñas o la zona de Os Concheiros.

Dos muertos en seis años son muchos muertos para cualquier ciudad y no queremos que nuestra calle empeore la estadística. Una simple llamada a Lores ayudaría a arreglar los muchos males del tráfico santiagués.

16 oct 2022 / 01:00
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