Santiago
+15° C
Actualizado
sábado, 10 febrero 2024
18:07
h

Acogida temporal: ¿cómo hacerme cargo de un menor en desamparo?

‘Familias Acolledoras’ es el programa impulsado por la Xunta y gestionado por Cruz Roja para brindar un hogar a niños y adolescentes en situación de guarda y tutela que no pueden residir en el suyo por distintas dificultades

En 2020 había 1.921 menores en situación de tutela y 650 en situación de guarda en Galicia, según el informe Estadística de protección de menores. Son niños y adolescentes que acabaron bajo el cuidado de la administración autonómica porque sus familias no pudieron hacerse cargo de ellos por circunstancias personales o sociales graves. En este caso, es la Consellería de Política Social quien asume la tutela de los jóvenes desprotegidos cuando estos viven situaciones de abandono, de maltrato físico o psicológico, de abusos sexuales, de inducción en formas de delincuencia, de trastorno mental grave de los padres o de falta de escolarización, entre otras causas.

Cuando se da alguno de estos supuestos, queda suspendida la patria potestad de los padres o tutores legales, imposibilitados para ejercer las funciones de guarda del menor o en situación de ejercerlas con peligro grave, según el artículo 172.2 del Código Civil. En consecuencia, la administración asume la tutela del menor, que lleva implícita la guarda; es decir, el cobijo. En cambio, no tiene por qué darse una situación de desamparo directo de los tutores legales para que esto ocurra. Las familias que no puedan cuidar del menor por circunstancias graves, podrán solicitar a la Xunta que asuma su guarda durante el tiempo necesario, siempre y cuando así lo acuerde un juez.

La guarda asumida por la administración, sea como función inherente a la tutela, por petición de los padres o por resolución judicial, se ejerce mediante dos tipos de acogimiento: el residencial, en un centro de menores; y el familiar, en la familia extensa del menor (abuelos, tíos, hermanos...) o bien en familias ajenas, sin un vínculo de sangre, que se comprometen a integrar al menor en una vida que complementa, temporalmente, la que tenía con su familia biológica. Este matiz es importante para entender las claves del programa Familias Acolledoras, que organiza la Xunta de Galicia (financiador) y que se gestiona desde Cruz Roja en Santiago.

Una de las cuatro técnicas del programa, la psicóloga Sabela Muíño, explica que la ONG “hace de puente entre las familias de acogida y la administración”. Por lo tanto, son otras organizaciones las que se encargan de trabajar con las familias de origen.

Bajo el lema Todos los niños y niñas tienen derecho a vivir en familia, Cruz Roja busca acogedores −personas, matrimonios o parejas de hecho− con la voluntad de hacerse cargo de los cuidados básicos de uno o de varios menores (educación, alimento, seguridad...), así como de su estabilidad emocional.

Los criterios para determinar la capacidad de constituirse en familia de acogida están basados en la motivación y en la estabilidad personal, económica y social de las personas que se ofrecen para dicha tarea. En todo caso, no debe confundirse el acogimiento con la adopción. Este método siempre es temporal y no rompe los vínculos del menor con su familia de origen; al contrario, la familia acogedora debe colaborar para que se fortalezcan.

La psicóloga Sabela Muíño incide en que cualquier persona que tenga inquietud por el programa, y que tenga voluntad altruista, “se acerque a Cruz Roja en Santiago y pregunte, que venga a la entrevista informativa sin ningún tipo de compromiso”.

Se necesitan familias para estos menores porque, de las 550 que contactaron con la ONG en 2021 en toda Galicia, solo 18 han pasado a la red de familias. Es decir, solo el 6,9 % de los interesados han decidido seguir en el programa tras la entrevista informativa.

Este periódico ha hablado con dos familias de acogida, pero, al tratarse de un tema delicado, no se mencionarán detalles de los casos de cada menor. No obstante, sí podemos hablar de la experiencia de los acogedores con la crianza.

familia monomarental y UN matrimonio.

Nos citamos en la delegación de Cruz Roja en Santiago con Mari y con la pareja formada por Nacho y Miguel. Ella empieza aclarando que no son madres ni padres de acogida, puesto que todos los menores tienen su padre y su madre: “Non está ben dicir que son a nai de acollida porque non é o rol que asumo”, confiesa. En armonía, Miguel y Nacho explican: “Para nós é coma se fora un sobriño do que tes facerte cargo de repente. Non tes esa presión de que é teu fillo, pero tes unha responsabilidade sobre o seu coidado”.

A nivel afectivo, dice la pareja, la relación “empeza con moita intención pero con pouco substrato”. Sostienen que, a medida que pasa el tiempo, “vai aparecendo un pegamento e non sabes moi ven como nin por onde”.

“o acollemento ten certa tensión porque hai límites que marcan a relación. É duro porque colles tal confianza e cariño que, aínda que sexas consciente, esquécelo”, dice Mari.

Ella acoge por segunda vez a un chico de 17 años. Los tuvo a él y a su hermano cuatro meses. Luego, volvieron con su familia de origen pero, el menor que acoge hoy, tuvo que separarse y optó por volver con ella. Sin embargo, la idea del adolescente es regresar a casa cuando cumpla 18 años. Lleva tres años con Mari desde este último acogimiento, que empezó en 2015: “Con el foi retomalo onde o deixaramos, aínda que a idade é moi diferente”, menciona.

“É moi duro cando marchan”. “A primeira vez, chorei moitísimo”, sostiene. La psicóloga interviene y aclara que, en la primera entrevista con los acogedores, se trabaja el apego: “Dejamos claro que el acogimiento es una medida temporal, no va a ser tu hijo, no es para siempre”.

Además, explica qué emociones afloran en el momento de la despedida. “Te has encariñado de un niño que ha convivido contigo, pero sabes que, si se va, es porque le espera una situación mejor. Bien porque va a ser dado en adopción, con unos padres de pleno derecho, o bien porque ha vuelto a su casa y su familia de origen va a ser capaz de darle aquello que le faltó en su momento”, explica la experta. “El volver es una idea que siempre tienen presente”, asevera la psicóloga de la Cruz Roja de Santiago.

PROCESO
¿Cuáles son los pasos previos al acogimiento?

··· La Xunta deriva a Cruz Roja un caso para que las técnicas del programa le busquen una familia. Con las demandas de información que llegan a la organización, hacen una primera entrevista, en la que explican las bases del programa y el proceso. Los interesados deben entregar la documentación requerida y rellenar unos cuestionarios, donde determinan las características de los niños que están dispuestos a acoger: un grupo de hermanos, de qué edad, con problemas médicos o no...

··· Una vez que las técnicas del programa reciben esta documentación, organizan tres entrevistas con las familias, con el objetivo de elaborar un informe de idoneidad . Si las pasan, entrarán en una red, mientras las técnicas buscan el mejor encaje entre el menor y los acogedores. Muíño deja claro que “no es una lista de llegada”. Los acogimientos no se otorgan en función del tiempo que se lleve en espera; es decir, si encaja mejor una familia que lleva dos meses en la red que otra que lleva cinco, la acogida es para la primera. Por otro lado, si una familia dice que no a un acogimiento, Cruz Roja va a seguir contando con ella.

tiempos
¿Cuánto dura la estancia del programa?

··· El acogimiento familiar se prevé con una duración máxima de dos años, tiempo que establece la Xunta para que la familia de origen pueda revertir la situación que causó la tutela y para que sea posible la reintegración del menor. No obstante, si pasan esos dos años y la reintegración no es posible, el menor puede ir en adopción o que el acogimiento se convierta en permanente, o bien con la familia que ya estaba, o bien con otra diferente.

··· Una de las grandes incógnitas: ¿Qué pasa cuando el menor cumple la mayoría de edad? La Xunta desaparece y la tutela la asume el adulto de sí mismo. Por lo tanto, el programa de Acogimiento Familiar también se disipa. En este caso, el adulto tiene diferentes opciones: volver con su familia de origen, irse de casa y hacer su vida como cualquier adulto, pero teniendo como referente a la familia de acogida; o seguir en la familia de acogida, como uno más.

OPCIONES
Tres tipos de acogimiento temporal

··· Existen otras formas de colaborar con los acogimientos temporales, con plazos más cortos que dos años. Por ejemplo, de carácter urgente o para fines de semana y vacaciones. Estos últimos se combinan, normalmente, con la residencia del joven en un centro de menores. Por otro lado, el acogimiento urgente suele ir dirigido a bebés. Sus padres han renunciado a ellos y pasarán muy poco tiempo con la familia de acogida; aquello que se tarde en encontrarles una adopción.

··· Para formar parte de la red de familias, los acogedores deben cursar una formación de 20 horas. Respecto a la bienvenida del menor en su nuevo hogar, se organiza un plan de acoplamiento gradual que acaba en la convivencia plena. Las técnicas hacen un seguimiento “telefónico o presencial” cuando las familias lo necesiten.

29 dic 2021 / 01:00
  • Ver comentarios
Noticia marcada para leer más tarde en Tu Correo Gallego
Tema marcado como favorito