Adiós a casi un siglo y medio de tradición con el cierre del estanco Garabal en As Orfas

El emblemático estanco Garabal, en la rúa das Orfas, cerrará hoy sus puertas. La jubilación de su propietaria, María Luz Eiroa García-Garabal es la razón del cese de actividad en este punto, aunque el traspaso de la licencia permitirá que la actividad continúe en otro punto con nuevos propietarios.

Se pone fin así a casi siglo y medio de actividad comercial, porque el negocio, según recuerda, ya lo abrió su bisabuela, en los años ochenta, pero del siglo diecinueve, y desde entonces mantuvo su actividad comercial, si bien no siempre dentro del mismo ramo.

Y es que hasta los años sesenta, esta vez, del siglo XX, la principal actividad del negocio era la mercería, que se siguió desarrollando muchos años más, pero a partir de ese momento combinada con la venta de labores de tabaco, que era a lo que se dedicaba el negocio actual.

Son, pues, cuatro generaciones sucesivas las que han estado al frente de este negocio, hasta que ahora ha llegado el momento de un merecido descanso tras tantos años de trabajo, al frente de un negocio que en los últimos años se ha visto muy afectado por las campañas antitabaco y la disminución del número de fumadores, pero que ahora seguirá adelante de la mano de otros titulares, aunque no en tan emblemática ubicación, en una zona que en tiempos fue uno de los grandes ejes comerciales del casco histórico, entre la plaza de Galicia y la de Cervantes, en los que se podía adquirir prácticamente de todo.

Se trata, además, de una importante saga de profesionales del comercio en el casco histórico, ya que cabe recordar que hasta hace años había otros establecimiento también llamado Garabal, pero un poco más arriba, en Calderería, dedicado a la ropa, y que también cerró sus puertas, con lo que los negocios familiares se acaban en una zona que además ha visto desaparecer en los últimos años muchos establecimientos tradicionales con el paso de los tiempos.

Pero el estanco Garabal no solo era famoso por su actividad comercial, sino que también ocupaba un lugar muy destacado en las tradiciones populares del casco histórico compostelano, con una imagen que apareció muchas veces reflejadas en las páginas de los periódicos.

Su marido, Emilio Rodríguez Sánchez, también jubilado, en este caso del hospital Clínico, dedicó muchas horas a decorar el escaparate del establecimiento con los más diversos motivos. Uno habitual era el de la Semana Santa, como miembro activo, y mucho, de la Junta de Cofradías, y hasta historiador de las celebraciones de la Pascua en Compostela. Así, era habitual, como en la imagen de abajo, encontrar representaciones de procesiones, pero también del traxe galego, y de innumerables motivos.

Sin ir más lejos, y con las citadas normas contra el consumo del tabaco, no faltó un simbólico entierro de la profesión y los negocios de venta de estos productos.

A partir de hoy la rúa das Orfas quedará un poco más huérfana de aquellos históricos establecimientos en los que se podían encontrar prendas y productos artesanales realmente fabricados en Santiago. De Tobaris, a Ceinos, el Garabal de ropa, bazares o papelerías, todos han pasado a la historia.