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Adiós a Regalos Docobo, uno de los establecimientos con más ‘sabor’ del casco viejo

La emblemática tienda de venta de recuerdos, fundada en 1950, cerrará a finales de año // Otro negocio tomará pronto el relevo

Uno de los negocios más tradicionales de Santiago, Regalos Docobo, está a punto de cerrar sus puertas en el número 74 de la rúa do Vilar. Con este motivo, el alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, fue a visitar ayer a su propietario, Ricardo Docobo, para desearle una feliz jubilación después de pasar varias décadas al frente de esta tienda, que lleva enclavada en el mismo lugar, aunque con diferentes nombres, desde 1874. En la visita participó también el director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller de la USC, José Ángel Docobo, hermano del conocido empresario, que dejará un gran vacío en la zona debido a la infinidad de clientes y amigos que ha cosechado durante su larga trayectoria profesional.

Regalos Docobo, que fue fundada por los padres del actual propietario, Manuel Docobo y Purificación Durántez, lleva llamándose así desde 1950 y casi medio siglo después, en 1999, Ricardo tomó las riendas del establecimiento, que cerrará definitivamente sus puertas este fin de año. Será el punto y final de un establecimiento familiar con más de siete décadas de historia.

Aunque Regalos Docobo desaparecerá como tal, un nuevo negocio tomará el relevo en este punto tan emblemático de la zona monumental. Lo que sí es un hecho es que miles de vecinos y turistas tendrán que acostumbrarse a no contar con la simpatía y profesionalidad de su responsable, que controla como muy pocos los gustos, a la hora de comprar un presente o un recuerdo, de los compostelanos y visitantes.

Regalos Docobo será un ejemplo más del goteo constante de cierres de establecimientos tradicionales, con muchos años de trayectoria, en una zona monumental que acusa la pérdida de población local en detrimento del incremento de turistas en alojamientos hoteleros, además de un cambio significativo en la orientación de los negocios que cogen el relevo, cuando eso sucede, a los tradicionales.

En los últimos años y décadas, la zona vieja ha visto cerrar desde sastrerías, como Pepecillo, a librerías de gran empaque o ferreterías de toda la vida, pasando por cines y teatros que en la actualidad, como es el caso de la sala Yago, no acaban de encontrar nuevo dueño. Mientras tanto, han surgido numerosos establecimientos de venta de refrescos, de bocadillos, de camisetas, de helados e incluso de lavanderías para dar servicio rápido a los numerosos turistas que se alojan en pisos vacacionales. Todo ello a la par de la fuga de cientos de residentes que prefieren irse a vivir a barrios dotados con mejores servicios y menos restricciones a la hora de aparcar o realizar obras en sus inmuebles.

17 dic 2022 / 01:00
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