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Adviento: esperanza

    CON MOTIVO DEL COVID, unos y otros reconocemos que hemos tocado fondo: tanto desde el punto de vista sanitario como económico, la situación es mala, pues muchas familias se encuentran desguarnecidas, sin apoyos humanos para sustentarse. Sin embargo, a pesar de ese túnel que no muestra la salida, se ven aspectos sociales que son brotes de esperanza: la gente se saluda más, cuenta más con otros, tiene más conciencia de solidaridad... Incluso el ayuno de actos religiosos al que nos han sometido, ha renovado en cada uno el ansia de encuentro con Dios, que, al fin y al cabo, es no solo nuestro creador, sino también nuestro Señor y nuestro redentor.

    La 1ª lectura de esta tarde y de mañana, del libro de Isaías, comienza reconociendo en Dios a nuestro Padre y redentor. El profeta le llama a sensibilizar nuestro corazón y a volverse hacia cuantos esperan en Él. Ha acuñado el profeta una expresión que se volverá clásica: “¡Ojalá rasgases el cielo y bajases!”. De ese modo hasta los montes se derretirían con tu presencia. No se había visto cosa igual: un Dios que hiciera tanto por el que espera en Él, saliendo al encuentro del que practica la justicia y el derecho. Cuando estaba airado, los que confiaban en su destreza fracasaron; pero al apartar de Él nuestras culpas, resultamos salvos. Al ocultarnos su rostro, caíamos víctimas de nuestro pecado; pero al volverlo hacia nosotros, como el alfarero hacia la arcilla, como un padre hacia su pueblo, nos hemos recuperado.

    San Pablo desea a los Corintios la gracia y la paz del Señor. Esta, que el Señor nos ha dado en Cristo Jesús, nos ha enriquecido en el hablar y en el saber. Por eso los que esperan la manifestación de Nuestro Señor Jesucristo no carecen de ningún don de los que mejoran al hombre. El Señor nos mantendrá hasta el final, para que no tengan de qué acusarnos ante el tribunal de Jesucristo, nuestro Señor.

    El Evangelio es una llamada a la vigilancia. Como el portero ha de estar vigilante, pues no sabe cuándo volverá su señor, así también nosotros, de modo que, cuando vuelva glorioso Cristo, nos encuentre despiertos.

    28 nov 2020 / 00:00
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