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Cuando se encontró la tumba del Apóstol en el año 813, este rey de Asturias acudió a venerar su sepulcro // Partió desde Oviedo e inauguró el llamado Camino Primitivo // Además, el monarca mandó construir una basílica prerrománica, precedente de la actual Catedral compostelana TEXTO Carla Noya

Alfonso II, el primer peregrino

Año tras año se baten récords con la llegada masiva de peregrinos a Compostela, pero muy pocos saben quién fue la persona que inauguró esta ruta milenaria.

Fue un rey el primero que recorrió el Camino hasta Santiago, en concreto, Alfonso II de Asturias, conocido como El Casto, y que se convirtió en un personaje fundamental de la Ruta Jacobea, ya que abrió el Camino Primitivo.

Durante el reinado de Alfonso II (791-842) la actual Galicia formaba parte del Reino de Asturias. Fue en el año 813 cuando un ermitaño vio unas luces extrañas en el bosque y mandó avisar al obispo Teodomiro de Iria Flavia. Cuando acudieron al lugar se encontraron con un sepulcro que identificaron como el del Apóstol Santiago y comunicaron el milagroso hallazgo a Alfonso II, que acudió a venerar la tumba, convirtiéndose de este modo en el primer peregrino del Camino.

En el punto identificado como el enterramiento de Santiago se construyó una basílica prerrománica, similar a las que existían en tierras asturianas, y que fue sustituida posteriormente por otra románica, la actual Catedral compostelana.

El monarca decidió también donar de una lujosa cruz que presidiera el sepulcro, para lo que reunió varias piedras y metales preciosos, y contrató a dos orfebres para su producción.

Según cuenta la tradición, un día, Alfonso El Casto entró en la cámara donde se estaba realizando la citada joya y se encontró la cruz finalizada, suspendida en el aire y resplandeciendo y sin rastro de los artesanos que la habían elaborado, que se marcharon sin cobrar por ese trabajo. Esa pieza es la que hoy en día se llama Cruz de los Ángeles, que actualmente se encuentra en la Catedral de Oviedo.

Con el apoyo de este monarca el núcleo compostelano pasó a ser el centro religioso del reino de Asturias, para más adelante convertirse en uno de los lugares más sagrados de la cristiandad, objetivo de las peregrinaciones jacobeas que atraerían fieles de toda Europa.

La ruta seguida Por Alfonso II por el interior de Asturias y Galicia, es conocida hoy en día como Camino Primitivo y, aunque no es la más concurrida, sí es la más antigua. Consta de 14 etapas y 314 km. Los peregrinos salen por la puerta de la Catedral de Oviedo, tras visitar la imagen del Salvador, y emprenden su camino siguiendo los pasos de Alfonso II. Esta ruta, de especial dureza, discurría a través de territorio cristiano; sin embargo, años más tarde, con el progreso de la Reconquista, la ruta perdió fuelle en favor del conocido como el Camino Francés, un itinerario más al sur y más fácil de transitar.

PATRÓN. Durante el reinado de Alfonso II podría haber nacido la consideración del Apóstol como patrón y señor de toda Hispania, partiendo quizá de fuentes que, como el himno O dei verbum, de finales del siglo VIII, aluden a un patronato anterior. En este patronato estarían los orígenes remotos de una interpretación de su figura como líder celestial en el larga lucha peninsular contra los musulmanes. Esta interpretación va a convivir a través de la historia con su consideración como apóstol y peregrino, que le daría su verdadera dimensión europea.

La involucración del rey asturiano es clave para convertir un hallazgo local en todo un fenómeno para la cristiandad, además de ganar un símbolo de unidad para los reinos cristianos del norte en su lucha contra los musulmanes del sur. Santiago el Mayor se convertiría en patrón de los reinos hispanos y en una figura divina que protegía y apoyaba a los ejércitos cristianos en su guerra santa.

Fue en el siglo X cuando comenzaron a llegar peregrinos europeos, como Bretenaldo, en 930, un franco que decidió asentarse como vecino de la primitiva Compostela. Dos años más tarde, hacia 932, hizo el Camino el rey Ramiro II. No obstante, el peregrino más célebre del siglo X fue el obispo Gotescalco de Le Puy, quien viajó a la ciudad del Apóstol en compañía de otros clérigos y de un grupo de fieles de Aquitania a finales de 950.

De su viaje a España trajo manuscritos que mandó copiar, entre los que destaca el tratado De Virginitate, de San Ildefonso de Toledo, procedente de Albelda de Iregua, y fechado en 950. Mandó construir el santuario de San Miguel de Aiguilhe, de inspiración mozárabe, consagrado en 962.

Fue un gran cortejo el que se desplazó con Gotescalco. Además del obispo y de los miembros del clero que le acompañaban, también iban en la comitiva trovadores, malabaristas, pajes al servicio de los eclesiásticos, barones y senescales. Todos ellos iban protegidos por numerosos hombres armados (arqueros y lanceros).

Hay que mencionar también la peregrinación del conde de Rouergue en 961, Raymond II, que fue asesinado durante aquel itinerario por los sarracenos.

Santiago se consolidó como centro de peregrinación internacional entre los siglos XI y XIII, gracias a una unión de fuerzas e intereses que, a favor de Compostela, llevaron a cabo los principales centros de poder occidental: la Corona (desde Alfonso II a Alfonso VII o Sancho Ramírez), el papado (Calixto II o Alejandro III) y las órdenes monacales (las abadías de Cluny y el Císter), que apoyaron el culto al Apóstol. Así escribirá el Camino de Santiago su historia milenaria.

24 may 2020 / 23:55
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