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Aulas-bungaló en el colegio Peleteiro para separar al alumnado

Algunos centros empiezan a preparar el inicio del nuevo curso con el objetivo de que sea lo más ‘presencial’ posible

En poco más de un mes empezará un curso escolar con más incertidumbre que certezas. Los protocolos sanitarios que ha puesto la Xunta sobre la mesa no acaban de convencer a los sindicatos, y los centros públicos no saben muy bien cómo adaptarse a una situación sanitaria excepcional con los recursos de los que disponen. La realidad es distinta para colegios privados que, siempre basándose en el protocolo de Sanidade y Educación, tienen más posibilidades para acondicionarse. Este es el caso del Colexio Manuel Peleteiro, que ya ha comenzado la preparación para la vuelta al cole.

El modelo que plantea Peleteiro para descongestionar el espacio es la construcción de aulas modulares: bloques prefabricados al lado del edificio del centro, en la zona exterior. Acaba de terminar su instalación a falta del mobiliario interno. Las aulas-bungaló tienen 90 metros cuadrados y una capacidad para 25 pupitres separados unos de otros por metro y medio de distancia, es decir, medio metro más del exigido por las autoridades gallegas. Actualmente, son dos los contenedores ya instalados, a falta de uno más pequeño entre ambos, que hará de despacho de los tutores. Albergarán a los alumnos de dos de las clases de segundo de bachillerato, con las mismas funcionalidades que un aula corriente: conexión wifi, aire frío o caliente, pizarra digital, ventanas, altavoces, e incluso taquillas en su interior. La coordinadora de secundaria y bachillerato, María Picallo, explica que así “dos de los grupos de segundo de bachillerato pasan a estas zonas, y el resto se quedan dentro pero con entrada propia, para evitar que se muevan por el centro”.

Esta solución se aplica al último curso, ya que es el que más asignaturas optativas y profesores especialistas tiene y, por tanto, el que presenta más movimiento. En secundaria “atenderemos al ratio que fije cada aula, habrá tantos alumnos como permita la separación de 1,5 m”.

¿Y qué pasa con aquellos que no entren? Seguirán la clase con sus ordenadores desde espacios amplios, como la biblioteca, y de manera rotativa. La organización es más sencilla en primaria o infantil, ya que la estructura docente permite crear grupos de confianza. En todo caso, no habrá más de 20 niños por aula. “A partir de la ESO este sistema es imposible, porque los escolares tienen ya que escoger entre algunas materias, como religión o idiomas”, explica la coordinadora, que reconoce la dificultad que tienen estos cambios, y que es mayor para los centros públicos. “Aún hay incertidumbre, las cosas no están todavía claras, por ejemplo con los espacios deportivos. En los vestuarios es donde está el mayor problema. O en Educación Física, porque no podrán compartir material, pero en el caso de deportes federados sí, y aquí tenemos agrupaciones federadas”, explica María Picallo.

También se han fijado zonas de entrada y salida por grupos, así como la modificación de los horarios de comedor con el objetivo de que nunca coincidan estudiantes de diferentes niveles, y de que se aprovechen las ocho entradas que tiene el centro, incluso las puertas de emergencia.

Peleteiro tiene 1.400 alumnos e instalaciones amplias. Para hacernos una idea de la dificultad que entraña el protocolo del covid19, este centro ha aparcado las admisiones en algunos cursos de secundaria y bachillerato, con listas de espera amplias en muchos casos porque no se podrían gestionar adecuadamente las distancias: “en esos cursos, hemos admitido a los que tenían el ‘sí’ antes de marzo”, comenta Picallo. Los dispensadores de gel desinfectante en las aulas, o los pasillos con camino de ida y vuelta, completan el panorama.

Si la preparación es complicada para un centro como Peleteiro, más lo es para la enseñanza pública, que no cuenta con los recursos que requiere el contexto de crisis sanitaria. El reto de separar a los alumnos, en aulas ya de por sí masificadas en muchos lugares, es mayor.

¿y la pública?
Disputa de Xunta y Sindicatos

El último desencuentro se ha producido esta misma semana. Diferentes sindicatos, como CIG o CCOO se concentraron ante la sede de la Xunta para exigir que Sanidade rectifique porque consideran que, de no ser así, el curso no puede comenzar con normalidad.

Los sindicatos exigen que se garantice distancia mínima de 1,5 m con la disminución del ratio de alumnos por aula. También un aumento del profesorado. Denuncian además que no hay un protocolo claro de teledocencia.

La Xunta había anunciado su intención de hacer un test serológico al personal educativo. Fija el uso de mascarilla, salvo en los pupitres cuando haya 1 m de distancia; así como retirada de mobiliario no indispensable.

30 jul 2020 / 00:00
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