Charo Porto, en una lista negra de 500 cónsules con historial delictivo

Pese a que ya no está en este mundo, Rosario Porto parece no librarse de la polémica. La madre y asesina de Asunta Basterra acaba de aparecer ahora en una lista de 500 cónsules de decenas de países en España que en los últimos sesenta años han tenido problemas con la justicia, “a menudo abusando de un cargo opaco”. Así se recoge en el trabajo periodístico Diplomacia de la Sombra, elaborado por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación y ProPublica, con la colaboración de El Periódico de Catalunya, La Sexta o El País.

Según informa este último diario, nueve de estos quinientos cónsules honorarios habrían sido acusados de terrorismo, veintiséis de tráfico de drogas y diecisiete han sido sancionados por otros gobiernos. Pero en la publicación de El País también se hace referencia a Charo Porto, aunque su crimen haya sido otro. Entre los casos más sangrantes que se han identificado entre diplomáticos de este rango destacan el blanqueo de capitales, el tráfico de estupefacientes, órdenes de captura, pero también los infanticios.

Y es en ese capítulo donde se incluye a la abogada compostelana, fallecida el 18 de noviembre de 2020 en la cárcel de Brieva, donde cumplía la condena de veinte años de prisión por el asesinato de su hija Asunta, en septiembre de 2013. No es la única que compone la lista negra de cónsules honorarios por motivos similares; puesto que comparte cargos con Mario César Deus Yela, quien representaba a Macedonia del Norte en Barcelona cuando fue acusado de asesinar a sus gemelos.

Cabe recordar que Rosario Porto fue durante diez años cónsul honoraria de Francia en Santiago de Compostela. Nacida en 1969, la abogacía le venía de cuna, pese a que nunca logró demasiado renombre en este oficio. Su padre, Francisco Porto Mella, alcanzó gran notoriedad como letrado y su lista de clientes, entre los que estuvo la multinacional pesquera gallega Pescanova, era exorbitante. A Paco, como le llamaban en su círculo íntimo y de amistades, le gustaba su trabajo y celebró que su única hija siguiese la vocación.

Charín, apelativo cariñoso por el que se conocía a la madre y asesina de la niña Asunta Basterra, estudió la carrera de Derecho en Compostela y después amplió formación en universidades británicas y francesas. En julio de 2012 falleció el cabeza de familia, siete meses más tarde que su esposa, la profesora de Historia del Arte en la Universidad de Santiago Socorro Ortega, a la que se recuerda como Curro.

De Porto Mella heredó Rosario Porto su bufete, situado en una céntrica calle de la capital gallega, así como su clientela, pero quienes la conocían cuentan que no se volcaba en los asuntos tanto como lo hacía su progenitor y tampoco, aunque dicharachera, tenía ese carisma.

Fue así cómo Porto llegó a cónsul honoraria de Francia en Santiago, responsabilidad que había ocupado su padre durante más de dos décadas. Dimitió en 2006 y su trabajo mientras ostentó esta representación le hizo ser merecedora de la Orden Nacional del Mérito del Gobierno de ese país. Cuando murieron sus padres, Rosario Porto dio un giro radical a su vida.

Clausuró el despacho, se centró en el asesoramiento para los negocios internacionales, concretamente los centrados en Marruecos, y mantuvo su actividad en el Ateneo de Santiago y en la Asociación de Madres y Padres de Alumnos del Instituto Rosalía de Castro, donde estudiaron su hija Asunta, fallecida el 21 de septiembre de 2013, y ella misma.

Todo lo que viene después es ya por todos conocido. Hasta el momento en que se quitó la vida en la prisión de Brieva (Ávila) donde cumplía prisión por el asesinato de la hija que adoptó con el que fue su marido. Alfonso Basterra. Pero ahora su nombre vuelve a saltar en medio de un escándalo que salpica a 500 cónsules honorarios marcados por la justicia por diferentes delitos, de los cuales muchos —no ha sido el caso de la madre de Asunta— se han beneficiado del estatus que le ofrece esta representación diplomática para poder actuar con mayor impunidad.

REPRESENTACIONES EN GALICIA. Resulta curioso, pero Rusia se convirtió en agosto de 2021 en el 42º gobierno con representación consular en nuestra comunidad. En España estaban acreditados el año pasado representantes de 141 estados. De esos 42 consulados, la mayoría tienen la consideración de honorarios y solo cuatro países hispanoamericanos mantiene representación diplomática con funcionarios de carrera; es decir, cónsules generales. Se trata de Argentina y Venezuela que optaron por la ciudad de Vigo; Panamá, en A Coruña (con un vicecónsul honorario en Vigo), y Cuba..

Portugal es un caso singular ya que cuenta con un representante honorario en A Coruña, plaza similar aunque vacante en Ourense y un funcionario con categoría de vicecónsul en Vigo. El grueso del cuerpo diplomático acreditado en Galicia esta formado por países del continente americano. A los cuatro citados hay que añadir Bolivia, Brasil, Chile, Ecuador, El Salvador, Honduras, Panamá, Guatemala, México, Paraguay y Perú, aunque los cuatro últimos tienen vacantes los puestos. Ni Estados Unidos ni Canadá tienen representación directa aunque la embajada estadounidense mantiene contactos directos en diversos temas.

Alemania, Bélgica, Bulgaria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Islandia, Italia, Lituania, Malta, Noruega, Polonia, Reino Unido, Rumanía y Suecia son los países europeos con consulados gallegos además de los citados de Rusia y Portugal. Hay, además, representantes de Cabo Verde, Costa de Marfil, Namibia y Turquía o Filipinas que, curiosamente, mantiene abiertas oficinas representativas en Santiago y Ourense y una vacante en Vigo; es el país junto a los vecinos lusos con tres delegaciones diplomáticas, tras la decisión de Francia de no mantener el consulado honorífico en la capital gallega, sigue en las dos principales ciudades, tras la renuncia de la fallecida Rosario Porto, a quien se lo había cedido su padre.