Cinco carrozas y un centenar de pajes
Cinco carrozas acompañaron ayer a los Reyes Magos durante su recorrido por las calles de Compostela. Inspiradas en cinco cuentos populares que gustan mucho a los niños, la Comitiva Real realizó su actualizado trayecto saludando a los pequeños entusiastas que iban acompañados por sus familiares. Santiago brilló ayer con fuerza al recuperar una tradición muy esperada y deseada, sobre todo, por los niños. Así, por las calles compostelanas se pudo ver los más coloridos carruajes en los que ídolos infantiles como Cenicienta, Aladín, La Bella Durmiente, El Soldado de Plomo o una ambientación muy trabajada de El Bosque Encantado hicieron gala por la ciudad adelante.
Un desfile completo y cargado de emoción en la que se dieron cita cientos de niños y que contó, además, con el autobús de la CRTVG, con la presencia de los Bolechas y del Xabarín, así como la furgoneta de Pecados de Compostela. Completó el desfile el habitual tren turístico, en el que tanto mayores como pequeños pudieron viajar siguiendo el recorrido de la Comitiva Real.
Más de un centenar de niños acompañaron a Sus Majestades en la Cabalgata, concretamente, colobraron en el desfile un total de treinta y ocho mensajeros y catorce niños y niñas como pajes, además de los voluntarios anotados para los combos temáticos y el tren turístico. Además, como es habitual en cada edición, los heraldos del Centro Don Bosco dirigieron las comitivas de cada carruaje ayudando en todo lo necesario para el buen devenir de evento tradicional.
UNA MELODIOSA LLEGADA. La encargada de poner música a la esperada llegada de los Reyes Magos a la capital gallega fue la Banda Municipal de Música de Santiago, que ambientó la arribada de la Cabalgata a la plaza del Obradoiro, donde, como cada año, termina el recorrido de las Majestades de Oriente.
Precisamente en esta céntrica plaza es donde Sus Majestades tienen un gran recibimiento, a modo de broche final, en el Pazo de Raxoi. Siguiendo el formato más tradicional de esta jornada tan especial para todos los compostelanos, tanto niños como adultos pudieron encontrarse con los Reyes allí. Posteriormente, se acercaron a los salones del Pazo de Raxoi, lugar al que pudieron acudir los más pequeños de la casa para trasladarles sus últimos deseos, momento en el que le entregaron sus cartas de “última hora”, y donde aprovecharon para saludar desde el balcón a las riadas de gente concentrada en el Obradoiro.