Costa Vella: polígono vip con baches de alto ‘standing’
Las restricciones provocadas por la pandemia se han hecho notar, y mucho, en la economía, pero no así en el asfalto. El periférico de Santiago, año tras año rebacheado, sigue siendo la principal vía de acceso al área norte, y el paso de los años y de un importante número de vehículos pesados provocan que una y otra vez los socavones y el deterioro de la señalización horizontal dejen el vial en pésimas condiciones.
A pesar de las repetidas reparaciones que todos los años se llevan a cabo, y de que en 2020 contaron además con la ventaja de la drástica reducción del tráfico que supuso el confinamiento, no suelen durar más allá del verano, y el invierno y el principio de año se suelen pasar con los conductores intentando esquivar los agujeros para no dejarse una rueda, o incluso un amortiguador en cada viaje.
En otoño se anunció una nueva operación, similar a las ya realizadas en años anteriores, pero que de momento solo han servido para tapar los problemas temporalmente, porque al cabo de pocos meses la situación vuelve a estar igual o incluso peor, con los agujeros en las mismas zonas, y la señalización borrada.
Es de esperar que la puesta en funcionamiento del enlace orbital, ahora en obras, que se convertirá en el principal acceso a A Sionlla y Costa Vella, suponga un alivio al reducir de forma considerable el paso de vehículos pesados, pero hasta entonces sería necesario encontrar una solución para una SC-20 con un volumen de tráfico enorme.
De hecho, cuando se cuestionó el número de multas registradas en el radar del túnel de Conxo, el alcalde, Xosé A. Sánchez Bugallo, estimó en unos 600.000 los vehículos que pasaban al mes por este punto, y el trayecto hasta el Tambre no acoge a muchos menos, sino más, porque también los que acceden a este último polígono desde la variante de Aradas y quieren continuar hacia Costa Vella tienen que hacer uso del periférico en tanto no se construya la otra rotonda elevada, bautizada como el orbitaliño.
Pero es que en el interior de los propios polígonos la cosa tampoco mejora mucho, ya que la gran cantidad de establecimientos comerciales multiplica el tráfico y la entrada y salida de vehículos de gran tonelaje para el aprovisionamiento de las grandes superficies. A ello hay que sumar la remodelación del tráfico para evitar embotellamientos, lo que obliga a circular hasta las rotondas interiores para poder realizar un cambio de sentido.
En este caso, también, a pesar los trabajos de rebacheo que llevó a cabo el Ayuntamiento durante el pasado verano, los socavones han vuelto a brotar, y en algunos puntos llegan a poner en riesgo la integridad física de los coches y los conductores, entre la posibilidad de dejarse los bajos del automóvil o llevarse un golpe con otro al tratar de esquivar los auténticos cráteres.
La intención de Raxoi era negociar con la administración autonómica un plan conjunto para darle un repaso tanto a Costa Vella como a A Sionlla, y poner una solución más duradera a todos estos problemas que se vienen repitiendo año tras año, y provocando las reiteradas quejas de conductores y profesionales del transporte.
Los problemas de los accesos quedarán paliados en buena parte con la entrada en funcionamiento de ambas rotondas, que permitirán que muchos de los vehículos pesados accedan directamente desde la autopista y la autovía, pero el primero empezó el pasado mes de noviembre, y el segundo todavía está pendiente de que se apruebe el proyecto modificado según las alegaciones que presentaron el Ayuntamiento y los vecinos.
Se han convertido ya en una tradición las obras de mantenimiento del periférico a comienzos de año, y 2021 no podía ser una excepción. El pasado mes de octubre se aprobó una nueva adjudicación, en este caso por importe de 201.443 euros, para la reposición del pavimento del periférico entre el polígono del Tambre y O Milladoiro.
Supone un total de 10,3 kilómetros de recorrido que son utilizados mensualmente por más de medio millón de vehículos, ya que tras la construcción del túnel del Hórreo y el paso inferior de Conxo, suponen la mejor opción para atravesar la ciudad sin ningún tipo de semáforo, aunque con limitación de velocidad estrictamente controlada por dos radares fijos y algún móvil que suele ponerse a mayores.
Es además el principal acceso a las zonas industriales, tanto si se llega a la ciudad por carretera, como a través de la autopista. El retraso en la construcción del enlace orbital, largamente demandado por las empresas del área norte de Santiago y por la ciudadanía en general, provocó un incremento del tráfico.
La situación trajo consigo dos problemas: el primero, la presencia abundante de vehículos pesados; y el segundo, la congestión del acceso a la SC-20 en la zona de San Lázaro, el punto más próximo entre la autopista y las áreas empresariales, donde en horas punta son habituales las retenciones. La ampliación de la autopista ha supuesto un considerable alivio, pero al llegar a la salida se forma un cuello de botella para acceder al periférico a través de los famosos carriles de trenzado.
aniversario. El resultado es un deterioro constante del pavimento, como bien saben quienes tienen que utilizar todos los días esta vía de comunicación por razones laborales, o simplemente para realizar unas compras. De hecho, esta semana se cumplió un año de un anuncio similar sobre obras de mejora, incluyendo el fresado de los tramos en mal estado, entonces con un presupuesto de 241.000 euros, y cuyos resultados se pueden apreciar perfectamente estos días, de forma especial en el tramo entre Fontiñas y Costa Vella, donde en algunos puntos más que asfalto con agujeros hay agujeros rodeados de asfalto. Todo ello a pesar de que durante 2020 los trabajos se llevaron a cabo en marzo, cuando ya estaba activo el confinamiento domiciliario.
El vial celebró el año pasado sus bodas de plata, después de una inauguración en la que por primera y última vez los ciclistas pudieron circular por él, ya que hoy en día está prohibido. Desde entonces se llevaron a cabo una ampliación a tres carriles y la duplicación del viaducto que da entrada al polígono del Tambre sobre la carretera N-550.
También numerosas operaciones de rebacheo, que año tras año es preciso repetir, y sumados los costes de cada una y los resultados obtenidos, quizás cabría pensar si no sería necesario llevar a cabo una operación de más envergadura que garantizase no tener que estar recuncando cada poco.
Desde su apertura los polígonos industriales de Costa Vella y A Sionlla registraron una intensa actividad que va creciendo a medida que se van implantando nuevos negocios en su superficie.
El problema es que la construcción de la rotonda que está previsto que se convierta en su principal acceso, el enlace orbital, y la que permitirá comunicarlos directamente con el polígono del Tambre, se fueron retrasando y al final la única entrada que quedó fue la SC-20.
Así, en lugar de acceder desde una autopista o autovía, se habilitó la entrada que estaba prevista para dar servicio al recinto ferial de Amio. Eso supone que se pasa de tres carriles a uno solo en cada sentido, y a los consiguientes atascos en cuanto la circulación es un poco intensa, caso de los sábados o las temporadas altas de compra, como la época navideña antes del COVID.
Además, con el objetivo de paliar en parte estos atascos, se modificó la rotonda de entrada cortándola por la mitad, con lo cual los cambios de sentido solo se pueden hacer en la situada más al interior. El resultado del estrechamiento y los cambios es que estos viales soportan mucho más tráfico que el que estaba previsto inicialmente.
Si a ello se le suma que además tanto Costa Vella como A Sionlla están en pleno proceso de crecimiento, y que son muchas las parcelas que están en construcción, el paso de grandes camiones con material para levantar las nuevas naves hace sufrir todavía más al ya deteriorado pavimento.
El resultado es que si en el periférico hay baches, en estas dos áreas empresariales, la situación es todavía peor, y las campañas de rebacheo, por mucho que se repitan, no acaban de solucionar el problema de forma definitiva, y lo que hoy se tapa, vuelve a hundirse en cuanto pasan unos días y otros tantos vehículos sobre la zona.
Se trata de un problema que requeríría una actuación de mantenimiento integral que deberían asumir los titulares de ambos parques empresariales de forma conjunta.
Porque también hay problemas con la señalización y la iluminación, como denunció reiteradas veces este periódico, ya que al estar ambos en zona descubierta los temporales se ceban tanto con las farolas, varias de las cuales quedaron en posición inestable, como con las señales, como se puede apreciar en la fotografía, que han quedado en una posición peligrosa para los viandantes y los conductores.
Ahora que A Sionlla tiene en marcha el proyecto de nuevas tecnologías con el que Santiago quiere convertirse en un referente internacional, y cuando existe una intensa colaboración para llevarlo a cabo entre las administraciones públicas y el sector privado, sería un buen momento para plantearse una reforma integral de estos dos espacios.
Así, cuando entren en funcionamiento el orbital y su hermano pequeño, el orbitaliño, darán acceso a unos polígonos en condiciones por los que se podrá circular con comodidad y seguridad.
Las restricciones provocadas por la pandemia se han hecho notar, y mucho, en la economía, pero no así en el asfalto. El periférico de Santiago, año tras año rebacheado, sigue siendo la principal vía de acceso al área norte, y el paso de los años y de un importante número de vehículos pesados provocan que una y otra vez los socavones y el deterioro de la señalización horizontal dejen el vial en pésimas condiciones.
A pesar de las repetidas reparaciones que todos los años se llevan a cabo, y de que en 2020 contaron además con la ventaja de la drástica reducción del tráfico que supuso el confinamiento, no suelen durar más allá del verano, y el invierno y el principio de año se suelen pasar con los conductores intentando esquivar los agujeros para no dejarse una rueda, o incluso un amortiguador en cada viaje.
En otoño se anunció una nueva operación, similar a las ya realizadas en años anteriores, pero que de momento solo han servido para tapar los problemas temporalmente, porque al cabo de pocos meses la situación vuelve a estar igual o incluso peor, con los agujeros en las mismas zonas, y la señalización borrada.
Es de esperar que la puesta en funcionamiento del enlace orbital, ahora en obras, que se convertirá en el principal acceso a A Sionlla y Costa Vella, suponga un alivio al reducir de forma considerable el paso de vehículos pesados, pero hasta entonces sería necesario encontrar una solución para una SC-20 con un volumen de tráfico enorme.
De hecho, cuando se cuestionó el número de multas registradas en el radar del túnel de Conxo, el alcalde, Xosé A. Sánchez Bugallo, estimó en unos 600.000 los vehículos que pasaban al mes por este punto, y el trayecto hasta el Tambre no acoge a muchos menos, sino más, porque también los que acceden a este último polígono desde la variante de Aradas y quieren continuar hacia Costa Vella tienen que hacer uso del periférico en tanto no se construya la otra rotonda elevada, bautizada como el orbitaliño.
Pero es que en el interior de los propios polígonos la cosa tampoco mejora mucho, ya que la gran cantidad de establecimientos comerciales multiplica el tráfico y la entrada y salida de vehículos de gran tonelaje para el aprovisionamiento de las grandes superficies. A ello hay que sumar la remodelación del tráfico para evitar embotellamientos, lo que obliga a circular hasta las rotondas interiores para poder realizar un cambio de sentido.
En este caso, también, a pesar los trabajos de rebacheo que llevó a cabo el Ayuntamiento durante el pasado verano, los socavones han vuelto a brotar, y en algunos puntos llegan a poner en riesgo la integridad física de los coches y los conductores, entre la posibilidad de dejarse los bajos del automóvil o llevarse un golpe con otro al tratar de esquivar los auténticos cráteres.
La intención de Raxoi era negociar con la administración autonómica un plan conjunto para darle un repaso tanto a Costa Vella como a A Sionlla, y poner una solución más duradera a todos estos problemas que se vienen repitiendo año tras año, y provocando las reiteradas quejas de conductores y profesionales del transporte.
Los problemas de los accesos quedarán paliados en buena parte con la entrada en funcionamiento de ambas rotondas, que permitirán que muchos de los vehículos pesados accedan directamente desde la autopista y la autovía, pero el primero empezó el pasado mes de noviembre, y el segundo todavía está pendiente de que se apruebe el proyecto modificado según las alegaciones que presentaron el Ayuntamiento y los vecinos.
Desde su apertura los polígonos industriales de Costa Vella y A Sionlla registraron una intensa actividad que va creciendo a medida que se van implantando nuevos negocios en su superficie.
El problema es que la construcción de la rotonda que está previsto que se convierta en su principal acceso, el enlace orbital, y la que permitirá comunicarlos directamente con el polígono del Tambre, se fueron retrasando y al final la única entrada que quedó fue la SC-20.
Así, en lugar de acceder desde una autopista o autovía, se habilitó la entrada que estaba prevista para dar servicio al recinto ferial de Amio. Eso supone que se pasa de tres carriles a uno solo en cada sentido, y a los consiguientes atascos en cuanto la circulación es un poco intensa, caso de los sábados o las temporadas altas de compra, como la época navideña antes del covid.
Además, con el objetivo de paliar en parte estos atascos, se modificó la rotonda de entrada cortándola por la mitad, con lo cual los cambios de sentido solo se pueden hacer en la situada más al interior. El resultado del estrechamiento y los cambios es que estos viales soportan mucho más tráfico que el que estaba previsto inicialmente.
Si a ello se le suma que además tanto Costa Vella como A Sionlla están en pleno proceso de crecimiento, y que son muchas las parcelas que están en construcción, el paso de grandes camiones con material para levantar las nuevas naves hace sufrir todavía más al ya deteriorado pavimento.
El resultado es que si en el periférico hay baches, en estas dos áreas empresariales, la situación es todavía peor, y las campañas de rebacheo, por mucho que se repitan, no acaban de solucionar el problema de forma definitiva, y lo que hoy se tapa, vuelve a hundirse en cuanto pasan unos días y otros tantos vehículos sobre la zona.
Se trata de un problema que requeríría una actuación de mantenimiento integral que deberían asumir los titulares de ambos parques empresariales de forma conjunta.
Porque también hay problemas con la señalización y la iluminación, como denunció reiteradas veces este periódico, ya que al estar ambos en zona descubierta los temporales se ceban tanto con las farolas, varias de las cuales quedaron en posición inestable, como con las señales, como se puede apreciar en la fotografía, que han quedado en una posición peligrosa para los viandantes y los conductores.
Ahora que A Sionlla tiene en marcha el proyecto de nuevas tecnologías con el que Santiago quiere convertirse en un referente internacional, y cuando existe una intensa colaboración para llevarlo a cabo entre las administraciones públicas y el sector privado, sería un buen momento para plantearse una reforma integral de estos dos espacios.
Así, cuando entren en funcionamiento el orbital y su hermano pequeño, el orbitaliño, darán acceso a unos polígonos en condiciones por los que se podrá circular con comodidad y seguridad.