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Crónica negra de Santiago

Cuentas pendientes y droga en los años 90: un crimen en Conxo

Un joven de 21 años falleció, a las 02.00 horas de la madrugada, un día de fiesta tras el que no volvió a casa. Todo parecía indicar que José Luis Lago se había desplazado hasta la parroquia de Conxo aquella noche de septiembre para asistir a la verbena de San Serapio.

Su cuerpo fue encontrado en la confluencia de la avenida de Vilagarcía con la rúa García Prieto, víctima de una puñalada que le afectó al hígado y al pulmón.

Los hechos ocurrieron sobre las 01.30 horas de la madrugada y los primeros en atender a la víctima fueron efectivos de la Policía Nacional y de la Cruz Roja, organismo que recibió la llamada urgente de un particular que solicitaba ayuda “para un hombre que está tirado en la calle y sangrando por la cabeza”.

José Luis Lago ingresó en el Hospital Xeral con una parada cardiorrespiratoria, estaba “prácticamente muerto”, pues cuando fue recogido ya había perdido muchísima sangre. La herida que le había provocado la muerte fue encontrada en el hemitórax derecho donde le fue perforado tanto el hígado como el pulmón.

Hubo un testimonio fundamental para el esclarecimiento del caso y la detención de los presuntos asesinos. Esta fue la declaración del amigo que acompañaba a la víctima y que escapó durante la pelea para evitar la agresión.

NADA QUE HACER. Ante esto, los esfuerzos que realizaron los sanitarios para intentar reanimar a José Luis Lago resultaron infructuosos. No se pudo hacer nada, pues había perdido mucha sangre. La herida, además, era muy grave, ya que le atravesó el hígado y le afectó a un pulmón. Aunque no se tenía claro el cómo, todo apuntaba a un enorme cuchillo, ya que la herida tenía seis centímetros de ancho”, explicó al EL CORREO GALLEGO uno de los sanitarios que le prestó a la víctima los primeros auxilios.

Los efectivos de la Brigada Judicial de la comisaría de Santiago proseguían con la investigación de los hechos, aunque todo indicaba desde un inicio que el atacante de José Luis Lago se había acercado por detrás, sin que su víctima se percatase. Según especificaron: “No se puede descartar esta posibilidad, pues el arma entró por un costado”, hecho que se constató después de limpiar el cuerpo de la víctima.

Además de la incisión mortal que acabó con la vida del joven, su cuerpo presentaba una serie de magulladuras. Los facultativos habían observado que contaba con otras heridas y contusiones de carácter defensivo en los brazos. Sin embargo, había muerto a causa de una única puñalada en el costado. La víctima aún estaba viva cuando fue recogida por los servicios de la Cruz Roja, pero su estado no alentaba a ninguno de los allí presentes. La extrema gravedad de la herida, además de la gran pérdida de sangre, apuntaba a una muerte más pronta que tarde. “Permanecía inconsciente aunque pensamos que antes de iniciarse el traslado estaba prácticamente muerto”. El trayecto duró escasos 3 minutos, e ingresó en el Clínico con una parada cardiorrespiratoria de la que no pudo recuperarse.

UN TESTIMONIO FUNDAMENTAL. Las declaraciones del amigo que acompañaba a la víctima pudo resultar imprescindible para la identificación de los agresores. A pesar de haber huido para no ser agredido, volvió a los pocos minutos para intentar socorrer a su compañero y se desplazó con la víctima hasta el hospital Xeral.

Los presuntos homicidas, según se supo posteriormente, abordaron en la madrugada del domingo al joven cuando caminaba acompañado de su colega por el barrio de Conxo. Los agresores se habían hecho con un turismo, un Renault 7, aparentemente robado, y según el informe policial, comenzaron a golpear a la víctima con unos bastones.

En este momento, invadidos por el miedo, los dos jóvenes salieron corriendo pero José Luis fue herido por la espalda con un tipo de arma blanca, y no pudo seguir corriendo. La persona que lo acompañaba logró escapar y dar la voz de alarma, pero ya era muy tarde.

Tras los momentos de caos y el fallecimiento del joven, se produjo el arresto de tres personas sospechosas de ser colaboradoras o autoras de la muerte del joven compostelano. A este respecto, la rápida detención de tres individuos como presuntos autores del crimen generaba sospechas de que estos podían contar con profundos antecedentes que les convirtiesen en posibles sospechosos.

Así, entre la lógica confusión y oscuridad que acompaña a la gran mayoría de los asesinatos sin aviso, una de las circunstancias sí parecía estar medianamente clara a tan solo 24 horas de que los trágicos hechos hubiesen ocurrido en la madrugada de aquel domingo. Todo apuntaba a que los presuntos autores no habían acudido al barrio de Conxo con la intención de disfrutar de las fiestas y la verbena de San Serapio, sino con el propósito de arreglar algún tipo de desavenencia a cualquier precio, incluso el de una vida.

Como consecuencia, el asesinato no fue el fruto trágico de una noche de festejos, de un accidente o una pelea con exceso de alcohol de por medio. De hecho, no tuvo nada que ver con una disputa callejera surgida de manera casual y espontánea.

Por otra parte, fuentes cercanas al caso confirmaron a EL CORREO que existían altas posibilidades de que el ajuste de cuentas por un problema relacionado con las drogas fuese el móvil que acabó con la vida del joven vecino de O Castiñeiriño, de 21 años.

Los tres presuntos asesinos habrían ingresado al día siguiente del asesinato en prisión, afectados por el síndrome de abstinencia. Además, según confirmaron dichas fuentes, algunos presentaban antecedentes por delitos, todos ellos relacionados, de una u otra forma, con el tráfico de drogas.

EL DETONANTE. Tras un interrogatorio que se alargó varias horas, el juez de instrucción decretaba auto de prisión contra uno de los tres sospechosos, concretamente contra M.S.V, de 21 años de edad y hermano de los también acusados. Los otros fueron puestos en libertad al demostrarse que el único posible culpable de la muerte de José Luis había sido este individuo. Al poco, ingresó, provisionalmente, en el centro provincial penitenciario de A Coruña.

A este respecto, una vez concluidas las diligencias policiales sobre el caso, trascendió que fue la supuesta venta de una dosis de droga adulterada la que provocó que los compradores quisieran ajustar cuentas mediante una paliza que acabó con una trágica muerte.

Arma blanca
El cuchillo ‘homicida’ fue hallado

··· El arma homicida finalmente fue hallada por la policía, y se trataba, según había indicado EL CORREO, de un cuchillo de grandes dimensiones que entró por el hemitórax derecho de la víctima. Esta perforación causó importantes heridas que afectaron al hígado y al pulmón, causándole la muerte a los pocos minutos.

Con todo, en contra de lo que se había creído inicialmente , aparecieron otras dos heridas, una en un brazo y otra que afectaba también al corazón.

··· La identidad de los asesinos no había trascendido en el momento del hallazgo del arma blanca. Sin embargo, se supo que al día siguiente del asesinato, los sospechosos ingresaron en el Hospital Xeral de Galicia con agudos síntomas del síndrome de abstinencia.

También se supo que alguno de ellos contaba con antecedentes por numerosos delitos, todos en menor o mayor medida relacionados con el tráfico de drogas.

La agresión nada tuvo que ver con la noche de celebración y la verbena por San Serapio
El vecindario no pudo vincular los hechos con ninguna acción delictiva de la víctima

Una vez habían concluido las diligencias policiales sobre el caso, trascendió que una supuesta venta de una dosis de droga adulterada había sido la causa por la que los compradores quisieron ajustar cuentas propinando al vendedor una paliza que terminó siendo mortal.

Existían razones de sobra para creer que la agresión no estaba en ningún caso vinculada con los festejos que en aquel momento se estaban celebrando entonces en el barrio de Conxo. La noche de fiesta y los posibles excesos que de ella se pudiesen derivar no habría fomentado la agresión mortal.

Por el contrario, la causa principal había sido el tráfico y consumo de droga, que por aquellos años aún seguía manchando muchos barrios compostelanos.

Así, no se trató de un hecho casual, ya que los problemas de ambas partes —con cruce de amenazas incluido— arrancaban de tiempo atrás. Las investigaciones habrían atado algunos cabos sobre la violenta, o cuanto menos delictiva, relación que existía entre víctima y agresores.

De esta forma, a las dos de la madrugada de un domingo, tres hermanos, de 26, 21, y 16 años llegaban a bordo de un Renault 7 a la calle García Prieto, por donde transitaba la víctima con un amigo.

EL ENTIERRO. Tras el asesinato y en el transcurso de las investigaciones policiales, los vecinos de O Castiñeiriño sentían la conmoción típica de un resultado mortal como el que acababan de vivir.

Así, a pesar de la lluvia y las adversas condiciones climatológicas que decoraban aquel triste día, muchos de ellos asistieron al funeral que se celebró en la iglesia de Nuestra Señora de Fátima, en O Castiñeiriño, para mostrar su apoyo y condolencia a los familiares del joven fallecido.

Durante el acto religioso las personas más cercanas al fallecido mostraron su emoción, incluso algunos decidieron salir de la iglesia antes de terminar la ceremonia.

El asesinato de José Luis Lago causó una profunda consternación en el barrio de Conxo, donde los vecinos afirmaron no haber visto ni oído nada anormal. Sin embargo, eran muchos los rumores y comentarios públicos que acompañaban las intensas labores policiales.

Por el barrio compostelano circulaban diferentes versiones, algunas de las cuales apuntaban a “un ajuste de cuentas” y al “consumo y tráfico de drogas”. Sin embargo, nadie pudo aclarar los motivos que provocaron la agresión y si esta tenía relación directa con el mundo de las drogas.

Vecinos de la víctima manifestaron a la prensa que esta se ausentaba “en ocasiones de casa”, pero nadie le vinculó con actividades delictivas. “No tenemos ni idea de lo que pudo pasar, de lo que provocó semejante barbaridad”.

“Una gota de agua en el océano”, dijo el alcalde Xerardo Estévez
Desde Conxo avisaron del clima de inseguridad que se gestaba en las zonas con ‘trapicheo’

La opinión pública, en cuanto a sucesos se refiere, tuvo siempre una importante postura activa. Fuese correcta o no, fuese o no necesaria, estuvo allí. Este fue uno de esos tantísimos casos en los que, aunque no se pidiese, la gente daba su consideración. Al conocer la noticia de que dos de los tres implicados en la muerte por un navajazo del joven José Luis Lago fueron puestos en libertad, Xerardo Estévez hacía pública su opinión sobre el asesinato, al que calificó como “una gota de agua dentro de un océano”. El alcalde de la ciudad insistió en que la marginalidad no era una cosa que afectase a Santiago. Este fenómeno se produce, afirmaba, “en todas partes —Londres, París o Tokio—, pero en Santiago hay muy pocas zonas. Es una ciudad sin marginalidad y la que hay es muchas veces de fuera”, zanjaba.

Además, eran muchas las denuncias de inseguridad surgidas en Conxo a raíz del crimen del joven. Ante ellas, Estévez señaló que “la marginalidad está muy localizada, y tiene una doble cara”.

Pero aquí el problema no era el debate de si existía o no marginalidad en Santiago, sino las circunstancias del suceso: el consumo de drogas y cómo afectaba a los barrios de la periferia de la capital gallega.

Ese era el verdadero debate. Además, la policía había advertido de que el suceso se trataba de un hecho desvinculado de los festejos del barrio. Mientras la justicia seguía su curso, los ánimos de los vecinos de Conxo regresaban a su cauce después de la lógica conmoción que el asesinato había provocado en el barrio.

Tras los hechos y durante la investigación, tanto el párroco del lugar como la Asociación de vecinos Doctor Maceira expresaron su preocupación por la, en su opinión, “insuficiente atención policial a zonas donde se produce trapicheo, como en la antigua estación de Cornes, donde el tema se perpetúa generando un clima de inseguridad”, según la denuncia de los vecinos.

31 ene 2022 / 01:00
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