Diez semanas de educación virtual en el Chester College
Chester College ha completado ya, nada más y nada menos, que la décima semana de educación virtual. Cuando se anunció el confinamiento obligatorio de los alumnos, el pasado 13 de marzo, debido a la emergencia sanitaria, no pensaron en que dos meses y medio más tarde seguirían en casa ni que tendrían por delante un singular y enriquecedor proceso de adaptación inmediata a un nuevo escenario docente a distancia. Después de todo este tiempo, el resultado ha sido muy satisfactorio, superando el reto con creces.
Las reuniones entre profesores y equipo directivo, las compras de mascarillas, la preocupación por las circunstancias sobrevenidas o la famosa distancia social marcaron esos primeros momentos de desconcierto. Por ello, la decisión fue unánime, implementando una solución tecnológica que les permitiese trabajar bien, de manera ordenada e interactiva, con todos los niveles educativos, desde los de Educación Infantil hasta los de Bachillerato. En la medida de lo posible, y para facilitar las tan importantes rutinas, consideraron prioritario mantener el horario habitual.
Los procesos de aprendizaje fueron evolucionando conforme se iban detectando necesidades o carencias, en base también a las sugerencias de las familias, con las que promovieron la comunicación y el feedback constante. Gracias a ello, adaptaron estas sesiones a la edad de los pequeños, puliendo también las formas de entregar las tareas o su corrección, los sistemas de evaluación e incluso introdujeron tabletas digitalizadoras para las clases de ciencias.
Como tanto en la educación presencial física como en la telemática el tamaño importa, Chester College se aprovechó de su característica de centro pequeño y familiar, con un promedio por clase de ocho estudiantes, para trabajar de forma sólida con ellos. Al igual que en el aula, con estos números es más fácil que no se despisten o se vayan de minivacaciones mentales.
Esta ratio resulta también clave en la docencia de idiomas, donde la práctica comunicativa es esencial. Verse, escucharse, repetir, expresarse o corregir la pronunciación son facetas que utilizaron con las plataformas digitales en el área de inglés, con el objetivo último de fortalecer los inputs en este idioma, para seguir activando la lengua, tan enraizada en el proyecto educativo del centro. La máxima práctica oral se promovió también en las sesiones semanales de alemán, que también siguieron su actividad, además de las de lengua gallega.
Asimismo, se aprovechó para darle continuidad, sin parón alguno, a las clases de música y de violín, para Educación Infantil y Primaria, así como a las de educación física, tan necesarias y más aún en este contexto.
Destacable también ha sido la preparación de la EBAU, que se vio intensificada con sesiones específicas de refuerzo y consolidación, así como de técnicas de apoyo para mantener el foco y la concentración, y la reflexión acerca de las metas personales y académicas.
Tras estas diez primeras semanas, la pasada realizaron encuestas a profesores, familias y alumnos para evaluar el periodo de educación a distancia en curso y, aunque todavía está pendiente el análisis más pormenorizado de los resultados, la evaluación ha sido altamente positiva por parte de los padres, en términos tanto de aprendizaje como de valoración del trabajo bien hecho de los profesores. Con todo, esto no sería posible sin el apoyo de los progenitores, ayudando a los pequeños a conectarse, creando un ambiente de estudio adecuado y observando desde la distancia como sus hijos aumentaban su autonomía frente a sus responsabilidades.