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Domingo García-Sabell, médico

Domingo García-Sabell nació en la plaza de Mazarelos el ocho de octubre de 1908. Estudió Medicina en Compostela entre 1925 y 1931. Fue militante en la Federación Universitaria de Estudiantes (FUE), que tuvo un importante papel durante la dictadura de Primo de Rivera y la II República, y en el seno de la cual conoció a importantes figuras de la intelectualidad galleguista como Ánxel Fole, Maside, Dieste, Seoane, Bal y Gay, etc. y de la que fue presidente.

Estaba sumamente interesado en el ambiente científico, intelectual y médico, europeísta, que propiciaba la Junta de Ampliación de Estudios e investigaciones científicas, desde su fundación en 1907, por el gobierno de Alfonso XIII, siendo ministro D. Amalio Gimeno Cabañas, catedrático de Patología general en Madrid, luego Conde de Gimeno y antecesor en la cátedra de Roberto Nóvoa Santos.

Solicitó, siendo aún estudiante de segundo de medicina, la equiparación de pensionado, esto suponía que los gastos que tuviese irían a su cargo, “para trabajar en los laboratorios de Alemania durante el verano” siéndole concedida.

Obtuvo el Premio Extraordinario de Licenciatura y amplió estudios en Alemania. Defendió su tesis doctoral en Madrid, en 1932, sobre El metabolismo intermediario en la obesidad, bajo la dirección del doctor Jiménez Díaz, y obtuvo el Premio Extraordinario de Doctorado.

El cinco de febrero de 1933, siendo ya doctor, solicita, en instancia al presidente de la JAE, D. Santiago Ramón y Cajal, pensión de un año: “para estudiar experimentalmente el problema del metabolismo intermediario en la Tuberculosis pulmonar, en Alemania, con los profesores Gustav v. Bergmann en Berlín y S. J Thannhauser de Düsseldorf”.

Sus estancias en el país germano le van a proporcionar un conocimiento directo de filósofos como Scheller o Heidegger.

Tras la Guerra Civil comenzó a ejercer la Medicina.

PENSAMIENTO MÉDICO Y HUMANÍSTICO

Se familiarizó con escuelas médicas como la de Heidelberg, cuya principal aportación es la introducción de la Patología de la persona. Estas influencias explican su adscripción, a partir de la década de los cincuenta, a la denominada Medicina Psicosomática, junto con Laín Entralgo y Rof Carballo. Pensaba dedicarse a obtener una cátedra, pero las circunstancias postbélicas se lo impidieron, de modo paralelo, a lo que le sucedió a su buen amigo Rof Carballo.

Ejerció la Medicina en Santiago de Compostela, múltiples años, convirtiéndose su residencia de La Rosaleda en lugar obligado de paso de médicos e intelectuales.

Llama la atención al estudioso de la historia de la medicina que, manteniéndose en un plano que podríamos calificar de discreto, al menos, dada la notoriedad de muchos de sus coetáneos, con los que mantuvo relación, García-Sabell siempre estaba ahí.

Se le cita en múltiples obras, se le convoca para participar en numerosas actividades e iniciativas intelectuales, forma parte indudable de la cultura gallega que, al contrario que otra más reduccionista, se proyectaba fuera de Piedrafita, y de la intelectualidad española.

No hay más que considerar sus aportaciones en la Revista de Occidente o en la monumental Historia Universal de la medicina, coordinada por Laín Entralgo, por poner solamente dos ejemplos notorios, entre muchos posibles. En esta voluminosa obra, se ocupa del tema El pensamiento patológico, apartado en el que reflexiona sobre aspectos doctrinales como Las tres caras de la Medicina clínica actual, herencia, inmunidad, alergia, diabetes, etc. En el colofón del capítulo hace unas reflexiones que procede recoger:

...Aún quedan otros capítulos de la investigación clínica contemporánea que merecen una consideración histórica. Me refiero a la valoración de las afecciones de índole cerradamente genética y a las de casta biomolecular. Y también, claro está, al enorme sector indagatorio de la llamada Medicina psicosomática o Medicina antropológica.....en lo que hace a esta se evidencia lo que Laín Entralgo ha llamado con toda justicia hominización de la Medicina interna.

Está claro que, a estas alturas, la generación médica a la que pertenece García-Sabell bebe en las fuentes europeístas y en el talante liberal y humanista del que es estandarte Gregorio Marañón, para todos los médicos del siglo XX español.

García-Sabell se inicia en la medicina en un momento en que están en avanzado estado de desarrollo los principales paradigmas de la medicina contemporánea, a saber:

El anatomoclínico, la enfermedad como lesión; el fisiopatológico o la enfermedad como alteración de la función; el etiológico o de conocimiento de las causas, ya sean venenos, microorganismos, etc.

Faltaba para completar las cuatro caras de la ciencia médica, el desarrollo de la incipiente psicopatología, que presenta dos claras vertientes: una más psiquiátrica de la mano de Freud, Jung, Kraepelin, Bleuler, Jaspers etc. y otra más vinculada a la Medicina interna, que vendrá a dar lo que se conoce como Medicina psicosomática o antropológica, la medicina de la persona integralmente considerada, soma y psiqué, de la mano de Krehl, von Weizsaecker y Rof Carballo, básicamente.

En cuanto a la coincidencia en estas cuestiones de tres autores gallegos, manifiesta el profesor Agís que:

Rof Carballo, García-Sabell y López Nogueira comparten, entre otros, un mismo enraizamiento en la cultura gallega; idéntico esfuerzo por integrar los elementos no racionales de nuestro ser, ignorados por el purismo clínico, a la hora de comprender la naturaleza del hombre enfermo; y una misma preocupación humanista, que se podría resumir en la conocida máxima: el médico que solo sabe de medicina ni medicina sabe.

El gallego enfermo

Son particularmente interesantes las observaciones de García- Sabell sobre la relación del gallego con la enfermedad. Afirma que el enfermo castellano es testimonial ante el hecho de enfermar. Llega al médico y explica lo que le ocurre: “mire vd. me duele el estómago, si como se me pasa y luego vuelve”. Por el contrario el gallego es interpretativo. Acude a consulta y explica su interpretación de lo que le pasa: “Verá Dr.: a mí la comida no me cuece en el estómago”. Afirma García-Sabell que sacarle los síntomas resulta muy difícil porque trae a consulta el proceso elaborado, racionalizado a su manera.

El paso de los años y los avances de la ciencia alejaron, en parte, a García-Sabell de esta concepción, sin embargo, conservó siempre una cercanía por el hombre, erigiéndose en un clínico que nunca renunció al ideal de humanizar la Medicina.

31 ene 2022 / 01:00
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