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El nueve de abril de 1137 se sitúa el fallecimiento en la Basílica compostelana del famoso caminante, identificado como el duque Guillermo de Aquitania, décimo de este linaje, padre de la famosa Leonor, reina de Francia e Inglaterra TEXTO Carlos Deaño

Don Gaiferos, el peregrino que murió al llegar a la Catedral

Es sin duda uno de los peregrinos más famosos que acogió Compostela, más que nada, por su fallecimiento en plena Catedral, según recoge el famoso Romance de Don Gaiferos de Mormaltán, popularizado por Manuel Murguía en el siglo XIX, y que recoge cómo sintiéndose enfermo mandó que lo llevaran a la Basílica, y allí puso su vida en manos del Apóstol, afirmando “porque eu morrerei contento nesta Santa Catedral”. Un hecho que los cronistas sitúan en el 9 de abril de 1137, que coincidía además con la celebración del Viernes Santo.

Peregrinó ese año a Compostela, después de que Bernardo de Claraval lo convenciera de abandonar el apoyo al antipapa Anacleto II, y aquí encontró la muerte, y su identificación con la figura de don Gaiferos fue el resultado de las investigaciones de Isidoro Millán González Pardo, conde de Quirós, zanjando las polémicas sobre este personaje.

El trabajo, editado postumamente, en 2010, por Luis y Eris Cochón en la colección Camiño de Santiago, de la editorial Follas Novas, además de cerrar el debate sobre la personalidad real del protagonista del romance, también lo hace sobre el lugar en el que se produjo el fallecimiento, ya que algunas fuentes señalaban que la muerte real del duque de Aquitania había tenido lugar antes de llegar a Compostela.

De esta forma, aportaba tanto testimonios del siglo XII, que apuntaban a que el fallecimiento en la Catedral había tenido lugar en el tramo final del mandato del primer arzobispo de Santiago, Diego Gelmírez, así como referencias en el Códice Calixtino, concretamente en el Pseudo Turpín, donde se alude al protagonista del milagro en la Basílica compostelana como “Gaiferus, Rex Burdegalensis”.

Otro dato que también se aporta en el citado trabajo es una referencia en otro trabajo de la época, la Historia Duabus civitatibus, del obispo Otto de Freising, donde se alude al citado Guillermo X de Aquitania con el nombre de Gaufridus, del que podría derivar el Gaiferos con el que lo ha fijado la tradición.

Personalidad. La investigación también rechaza otras hipótesis que en su momento se habían planteado sobre la personalidad del famoso peregrino fallecido, que apuntaban a la posibilidad de que se tratase de otros ilustres personajes con un nombre similar, como Guillermo de Gellone o Guillermo de Maleval, fundador de la orden religiosa de los guillermitas.

Por último, en lo que se refiere al apellido de Mormaltan, asignado a quien era conocido como de Poitiers o de Aquitania, el autor considera que puede tratarse de una deformación popular del nombre de la localidad francesa de Mont de Marsan, que actualmente es la capital del distrito del mismo nombre situado en la zona de Las Landas.

No faltan incluso otras versiones del romance que convierten el Mormaltan en conde de Moltaban, como la que apareció publicada a finales del siglo XIX en La Ilustración Gallega y Asturiana.

Uno de los enigmas que quedan todavía por resolver es el lugar en el que se encuentra la tumba del peregrino, ya que aunque en el romance se afirma que “O bispo que esto oíu, alí o mandou enterrar”, nada consta de este hecho.

Isidoro Millán Gonzalez Pardo, fallecido en el año 2002, había dejado depositado este trabajo en la Real Academia de la Historia, y allí permaneció hasta que fue editado por Luis y Erís Cochón en 2010, obra para la que también realizaron una introducción. El trabajo cuenta con ilustraciones realizadas por Xulio Rivas y Xan Vieito.

La obra puso así fin a un antiguo debate sobre este personaje literario y su realidad histórica, al certificar que el famoso don Gaiferos era realmente Guillermo VIII de Poitiers, conocido también como Guillermo X de Aquitania​ o Guillermo el Tolosano, que ocupó el ducado entre los años 1127 y 1137, cuando a su muerte fue sucedido por su hija, la famosa Leonor de Aquitania, reina consorte primero de Francia, y posteriormente de Inglaterra, y que siglos después aún tendría el honor de ser interpretada en la pantalla por la gran Katharine Hepburn en El león en invierno.

Por su parte, el padre de tan ilustre peregrino, Guido Godofredo (Guillermo IX), también pasó a la historia al ser considerado el primer trovador conocido en lengua romance, según reflejaba el profesor Camilo Torres en un trabajo publicado en los años ochenta en la Gran Enciclopedia Gallega.

literatura. Por lo que se refiere al romance en sí, donde se recoge la historia del peregrino que sintiéndose morir acude a la Catedral para poner su vida en manos del Apóstol Santiago, formó parte de la tradición oral compostelana hasta el siglo XIX, cuando Manuel Murguía lo recogió en su libro Galicia, y fue el principal responsable de la difusión de esta historia.

Posteriormente, fue Carré Aldao quien lo incluyó en la antología de su obra Literatura gallega, y posteriormente fue popularizado por varios cantautores, entre ellos Amancio Prada, o el grupo Luar na Lubre, lo que contribuyó a su mayor conocimiento.

Para algunos autores se trata de una composición popular, realizada por algún coetaneo que vivía en Compostela y la compuso tras conocer los hechos, aunque otras fuentes consideran que el romance refleja una clara influencia eclesiástica y el interés por vincular la figura de don Gaiferos con la peregrinación a Santiago y la Catedral.

Algunos incluso dudan de la datación medieval de una composición de la que Murguía no aporta mucha información. Con todo, y tal como finaliza el romance, “este é un dos mitos miragres que Santiago Apóstolo fai”, situándolo al mismo nivel que otras tradiciones como la del famoso gallo que cantó después de muerto para certificar la inocencia de un peregrino injustamente acusado de robo, y que para unos se produjo en Barcelos, y para otros en Santo Domingo de la Calzada. O la del caballero que surgió del mar a lomos de su caballo y con el cuerpo cubierto de conchas, marcando la tradición de la vieira jacobea.

11 abr 2021 / 01:00
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