“Sin suerte, estás sola ante los problemas”

Adrián Pérez

“Somos como un barco a la deriva”

Adrián Pérez Moliner estudia Administración y Dirección de Empresas, y ahora, que está a un TFM de graduarse, puede decir con confianza que “la USC prima más la cantidad que la calidad de su enseñanza”. “Por sus alumnos se preocupan más bien poco” sentencia, y hace referencia al caso particular del docente Luciano Méndez, que fue criticado numerosas veces por el alumnado “y hasta que no salió en los medios y se hizo viral no se tomaron medidas”.

Pero sus quejas no se centran sólo en una cuestión tan puntual como esta, y van desde el propio temario de las asignaturas y cómo se imparten “demasiado enfocadas en el material docente pero con discrepancias con respecto a la realidad social y laboral”, hasta el funcionamiento del servicio de correo electrónico que, según explica, hace que a veces no le lleguen los mensajes a los profesores.

Estando a punto de finalizar la carrera, opina que la USC debería ayudar más en la orientación profesional, algo se hace a través de las prácticas, cuenta, pero que no es suficiente. “Somos un barco a la deriva”, lamenta.

Juan Aceiro

“Hay cierto pasotismo a la hora de informar”

“Se nota qué profesores tienen más experiencia”, comenta por su parte Juan Aceiro, que está actualmente cursando su segunda carrera, Ciencias Políticas. “Los veteranos dominan más la materia”, explica, “pero los profesores más jóvenes o doctorandos están más abiertos a otros enfoques y hacen que las clases rompan un poco la rutina”.

Con todo, su experiencia en términos de la docencias es positiva, y el profesorado siempre ha respondido las cuestiones pertinentes. Aún así, nota “algo de pasotismo” por parte de la institución universitaria en si misma, sobre todo a la hora de informar sobre servicios que podrían interesar a los alumnos más allá de lo estrictamente relacionado con la carrera o “incluso en el tema de las becas, que parece que a veces hay cierto silencio intencionado”.

Además, en su opinión, “la USC debería involucrarse activamente” en la orientación profesional. “Este va a ser mi último año y precisamente tengo una asignatura sobre iniciación en el mundo laboral, pero esto es algo que no he visto en otras carreras”,

Jennifer Míguez

“Sin suerte, estás sola ante los problemas”

Por su parte, Jennifer ha venido a Santiago este año a a cursas el Máster en Igualdad, Género y Educación, sin duda un valor añadido a sus estudios de Educación Social, pero tiene que admitir que “del mismo modo que la mayoría de docentes dominan la materia, muchos están anticuados en su temario”.

“Si tienes dudas, problemas o te pasa algo, se tratan de limpiar bastante las manos y que te quedes tú sola ante el problema” explica, según su experiencia y la de algunas de sus compañeras. “Si tienes suerte y das con un decano o un profesor que te quiera ayudar es genial”, pero “si no”, añade, “estás tu sola ante el peligro”. Además, según sus vivencias en la Universidad este curso pasado, los profesores no suelen resolver las dudas “e incluso en ocasiones se ponen a la defensiva si les preguntas o no estás de acuerdo”.

Ahora, Jennifer ya ha finalizado sus estudios y se encuentra en pleno mundo laboral, sobre lo que nos relata que “sí, esta muy bien estudiar” pero que “si no te ayudan a orientarte está bastante complicado encontrar trabajo.”

Uxía González

“La calidad de lo que se enseña es muy baja”

Uxía coincide en que, en algunos casos, los docentes “se enfocan más en su territorio que en lo que es la materia”. En su opinión, esto se debe a que “muchas veces” es el mismo profesor el que imparte varias asignaturas, ya que los casos de docentes que sí que dominan el temario son “sobre todo aquellos que imparten una única asignatura” o incluso “parte de ella”.

“Este ha sido mi único año en la USC”, explica esta ferrolana de 23 años que ha decidido cursar los estudios de máster en Santiago, “y considero que les preocupa más la institución como tal que el alumnado”, continúa.

“Parece que solo tiene en mente su popularidad y mantener su estatus y su cantidad de alumnado, sin tener en cuenta que la calidad de la enseñanza está siendo muy baja”, sentencia, haciendo referencia a asignaturas con contenidos repetidos y a “no poder asegurar el mismo tiempo de calidad dedicado a los alumnos, produciendo desigualdades en la clase”. Aunque, en su experiencia, la predisposición del profesorado a responder cuestiones es bastante buena y no ha tenido problemas.

André Couce

“Se aprecia una clara carencia en servicios”

Para André, estudiante de Comunicación en la Universitat Oberta de Catalunya que ha venido a Santiago a estudiar el Máster de Periodismo, “la mayor preocupación de la USC es el dinero” y no la calidad de su enseñanza, aunque a nivel del profesorado es una cuestión personal. “He tenido profesores que me responder a varios correos en un mismo día, y otros que han tardado semanas”, por lo que constata que es una cuestión relativa a la implicación de cada uno.

Eso sí, como institución universitaria tiene claro que la mayor preocupación de la USC es su imagen, “pero más del tema económico que del educativo”. “No hablo solo de las facultades”, explica, “sino también de sus servicios, que creo que son bastante deficientes”, una cuestión que acostumbra a pasar desapercibida pero que ejemplifica claramente: “para el servicio de deportes, la USC tiene un pabellón con unas goteras impresionantes”.

“La USC prima el dinero sobre la calidad de su enseñanza y también de sus servicios” sentencia convencido. “Lo de los servicios es algo que se aprecia claramente.”

Gabriela Fernández

“Valoro mucho los programas no docentes”

“Valoro mucho la docencia”, explica Gabriela, licenciada en Periodismo por la Universidad de la Habana y que el año pasado estudió en la USC, “pero también el hecho de que existan programas no docentes para acompañar al estudiante durante su entrada al mundo profesional”. Nos comenta que ella participó en el Proyecto Mentoring 2022 del Área de orientación Laboral, una experiencia “bastante útil” por las charlas a las que pudo asistir como por la figura de mentor.

En su caso, los estudios de máster que hizo el curso pasado fueron su primer contacto con la USC, una experiencia “que ha sido gratificante” y sobre la que no tiene “muchas quejas”. En las clases teóricas eran casi treinta personas, y muchas menos en las optativas, lo que hizo que “todo el que quiso participar activamente en clase pudo hacerlo, lo cual quizá en un grupo más grande hubiera sido difícil”. “En general es un claustro bastante joven y preparado”, afirma, “sin carecer de algunos docentes con muchos años de experiencia en la Academia y los medios”.