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Patxi Pérez-Ramallo comenzó vendiendo entradas para el Museo de la Catedral y ahora está a cargo del mayor análisis científico de esqueletos vinculados al jacobeo TEXTO Natalia Sequeiro

El arqueólogo que desveló que el Camino nació con un 50% de peregrinas

Patxi Pérez-Ramallo reconoce que tenía prejuicios. El cine y la literatura han tendido a dibujar a la Edad Media como un periodo oscuro y poco evolucionado. Historiador y arqueólogo, conocía que esta visión se corresponde únicamente con los siglos finales, del XIV al XV, pero aún así pensaba que la presencia de mujeres en los primeros años del Camino de Santiago sería anecdótica. Pérez- Ramallo acaba de publicar en la revista Journal of Archaeological Science: Reports el mayor análisis científico de restos humanos de peregrinos jacobeos. “Lo más importante es que descubrimos que el 50% eran mujeres. Yo tenía la idea equivocada, pensé que si hoy en día tenemos problemas con el machismo, en la Edad Media imaginaba que era mucho más y mi sorpresa fue que me equivoqué”, indica el investigador gallego.

Natural de Santiago, Pérez-Ramallo empezó a trabajar vendiendo tickets en el Museo de la Catedral mientras se sacaba la carrera de Historia en la USC. Corría el año 2014. Un día entabló conversación con un peregrino estadounidense al que le preguntó qué le había parecido la información que facilitaba la audioguía. “Me dijo que había aprendido mucho de historia, de arte, pero que no había aprendido nada de la gente que hizo todo esto”, explica. En ese momento, recuerda tirando de símil de dibujos animados, “se me encendió la bombilla”. El investigador —que ahora trabaja en el Max Planck Institute for Geoanthropology (Jena, Alemania) y en la Facultad de Medicina de la Universidad del País Vasco— decidió adentrase en un camino nunca antes explorado. Pérez- Ramallo se propuso desenterrar los cuerpos de los primeros protagonistas del Camino para que sus huesos contasen esa parte de la historia que no había sido desvelada sobre la peregrinación a Compostela.

Empezó por la necrópolis de la propia Catedral de Santiago y llegó a analizar los esqueletos de 33 individuos que habían vivido en Compostela entre los siglos IX y XII. Este proyecto le sirvió para realizar su tesis doctoral, pero antes tuvo que formarse. Realizó un máster en Bradford, Inglaterra, sobre ciencias arqueológicas para adquirir la especialización en osteología. Después junto con Francisco Etxebarría realizó el doctorado en análisis forense, en la Universidad del País Vasco. A través del minucioso análisis de sus cuerpos, Pérez-Ramallo arrojó luz sobre aspectos como la dieta, la clase social y la procedencia de los habitantes de una ciudad que empezaba a florecer gracias al mito del Apóstol Santiago.

“Más del 50% de los individuos enterrados en la necrópolis que surge entorno a la primera basílica eran de fuera, no eran locales”, indica el investigador. Aunque asegura que hay que ser cautelosos, su investigación concluye que en un primer momento tras el descubrimiento del Apóstol en el siglo IX muchas de las personas que llegaban a Santiago venían de Al Andalus, controlado entonces por el Califato. “Seguramente eran sacerdotes y cristianos que encontraron refugio en Santiago, que era la primera ciudad medieval gallega y necesitaba población. Era un sitio en el que ibas a poder prosperar”, explica. El análisis forense confirmó esta teoría. En los huesos quedan registrados los cambios de la dieta a lo largo de la vida. Las costillas, que se regeneran constantemente, sirven para obtener información de los últimos años mientras que los dientes hablan a los arqueólogos forenses de las condiciones que tenían en la infancia. “Veíamos gente que pasaba incluso hambre en la niñez y luego cuando llegaba a Santiago mejoraba mucho su dieta”, añade Pérez-Ramallo. En el esmalte de los dientes quedan además registrados los isótopos del agua que se bebe, del aire que se respira y del estroncio, un material que informa del sustrato geológico del suelo. Gracias a él se puede estimar la procedencia de los esqueletos de la necrópolis. “Obtuvimos los valores de Santiago, analizando fauna local, pequeños mamíferos y hasta caracoles”, recuerda. “Para mi desgracia descubrimos que la fauna que entraba a la ciudad por Rocha Forte, venía sobre todo de fuera, llegamos a encontrar hasta huesos de delfín”, explica. Esto complicaba muchísimo obtener los valores de Santiago por lo que Pérez Ramallo tuvo que convertirse en “cazador de caracoles” para poder aproximarse al origen de los primeros habitantes de Compostela.

Tras publicar su tesis en 2016, Pérez-Ramallo decidió seguir investigando. Los cuerpos enterrados en la necrópolis no se sabía si pertenecían o no a peregrinos que llegasen a la ciudad haciendo el Camino. Y decidió buscarlos a través de la Ruta jacobea. Para el estudio que acaba de publicar en el Journal of Archaeological Science: Reports desenterró 20 peregrinos de las zonas de Aragón y Navarra, donde las características del suelo han permitido conservar su rasgo identificativo: la concha de la vieira. Su estudio indica que empezó a utilizarse a partir del siglo XI. La mitad eran mujeres. Pero el análisis forense ha permitido desvelar que sólo las de clase social alta se aventuraban a una ruta que suponía emprender una gran aventura de 800 kilómetros a lo largo del norte de la Península. En los esqueletos masculinos, explica Pérez-Ramallo, se detectó una mayor variedad de clases sociales.

El investigador no da por terminado su propio camino para arrojar luz sobre las personas que construyeron la historia de Santiago. “Todavía queda mucho por hacer, me gustaría mucho investigar en Francia”, indica. Por el momento, ya está analizando los huesos de peregrinos enterrados en Suecia.

13 feb 2023 / 06:00
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