El entusiasmo navideño planta cara al frío en la capital gallega

Resulta difícil decidir si es mayor en Compostela el jubileo que hace retumbar sus calles durante el verano o el que acompaña la llegada de la recta final del año. Pese a que las temperaturas máximas de estos días en la capital gallega no se alejan de los trece grados, parece que el buen tiempo sí está queriendo acompañar los paseos a su largo y ancho, a juzgar por las últimas jornadas -mayormente soleadas- que están pudiendo disfrutar vecinos y visitantes por igual durante este puente de diciembre.

Por un lado, para sorpresa de pocos, el Obradoiro se ha visto incluso más abarrotado que de costumbre, teniendo en cuenta las multitudes que habitualmente acuden a la plaza y el vistoso añadido que suponen las tradicionales luminarias en forma de gran árbol de Navidad. Aunque, por razones obvias, es a partir de la caída de la noche cuando brilla en todo su esplendor, esta estructura se ha vuelto parada frecuente también durante el día. Especialmente en el caso de las familias, que aprovechan para sacarse fotos junto a los más pequeños de la casa con el llamativo entramado de luces como fondo para sus escenas.

Pero, inevitablemente, durante todo recorrido a pie de la urbe llega el momento de reponer fuerzas, y así lo reflejan las cifras que estos días están registrando los establecimientos hosteleros de toda la ciudad y que dan cuenta de la amplia ocupación que mantiene la mayoría de terrazas abarrotadas sin importar en demasía la hora de consulta.

Todo este ajetreo, sin embargo, se concentra de forma más pronunciada entre las rúas del casco histórico y el parque de la Alameda. El pulmón verde de Santiago también supone todo un espectáculo visual estos días -de nuevo, especialmente durante las veladas- gracias a las proyecciones luminosas que colorean varios de sus paseos y monumentos estatuísticos. Además, a tiro de piedra se encuentran las casetas del Mercado de Nadal que, desde su instalación hace unos días, han captado la atención de un buen número de paseantes con su oferta de productos artesanales y de temporada.

En definitiva, son estas jornadas que invitan a disfrutar al máximo del ambiente único que a estas alturas del año envuelve la ciudad. Especialmente durante las noches, cuando Compostela saca a relucir su traje de luces.