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Arte urbano. Un año y medio después de empezar a llenar de azulejos de colores la que ya es una de las calles más famosas de la ciudad, Julio Ferreiro ha recibido encargos de particulares para llenar de color el gris cemento TEXTO T. Domínguez

El ‘modelo Espiñeira’ llega a otras zonas de Compostela

Más de año y medio después de que Julio colocase el primer azulejo, poco queda en la Rúa Espiñeira que recuerde a la vieja calle que pasaba desapercibida a ojos de muchos. Ahora, tras muchas horas de esfuerzo desinteresado, el colorido de los azulejos que Julio ha ido encontrando, y que le han hecho llegar, invade toda la contorna. Con afán de artista perfeccionista, no da por rematada su gran obra y sigue intentando tapar los huecos grises. “Mientras quede cemento...”, con esa frase ya da una pista de sus intenciones. Combina los retoques con pequeños encargos que le hacen los vecinos que pasan a diario a admirar su obra. Lo último: los muros de una vivienda cercana a Espiñeira, en el Campo de Santa Marta. Allí, un sol y el símbolo del yin y el yang aparecen entre los azulejos multicolor que han dado un aire de obra de arte a un viejo galpón.

Ese no es el único encargo. El pasamanos de una escalera, situada en una vivienda de Vista Alegre, tiene también el toque personal del que ya es un personaje para la historia de la estética compostelana. Comparado con Gaudí por muchos, la obra de Julio es sin duda fácilmente reconocible para el que alguna vez viese su gusto para la decoración en los muros de Espiñeira. Con el sello que tanto lo caracteriza, la calle tiene también terminada su fuente, una parte central del contorno. Pese a que ya había trabajado en ella meses atrás, es ahora cuando luce la que, si no hay más cambios, será su apariencia final. Una fuente muy aclamada en la que no falta un guiño al Camino de Santiago, con una vieira xacobea, así como la cruz característica de la capital gallega. Precisamente, la calle más “más famosa de Santiago”, como la bautizó este periódico hace un año, tiene un gran éxito entre los peregrinos, quienes primero la descubren vía redes sociales y después la incluyen en su itinerario.

Como muestra de la gratitud que tanto visitantes y vecinos sienten por el trabajo de Ferreiro, en la propia calle podemos encontrar una placa enmarcada en pequeños azulejos azules que un admirador encargó en Andalucía. En ella, se puede leer un poema dedicado al artista: “Cando veñas a Santiago non te esquezas de pasar pola rúa da Espiñeira, na que te namorarán os mosaicos de Ferreiro cos que sentirás voar nas ás dunha bolboreta que te levarán ó mar...”

Entre todo lo bueno que esconde este ejemplo de renovación y rehabilitación urbana, también hay lugar para el reproche. Concretamente, el que muchos de los que admiran este trabajo hacen al ayuntamiento, que mantiene unos contenedores frente a la obra de Julio. Las peticiones para que los muevan son numerosas en las redes sociales, y el propio protagonista obtuvo el compromiso de la concelleira de Urbanismo, Mercedes Rosón, si bien aún no se procedió a cumplir lo pactado. A la espera, los que hace ya más de un año acudiesen al lugar para comprobar el avance de los trabajos pueden ahora acercarse de nuevo para contemplar una obra ya completada, aunque en constante evolución. Allí se encontrarán los mosaicos de colores mezclados con siluetas como la de un pianista, una Menina, o los mismísimos Castelao y Rosalía. También incluye aportaciones de transeúntes y curiosos, como el espejo que una niña colocó en las paredes de uno de los muros de la calle. Los despistados que no sepan cómo localizarla, deben dirigirse a la zona nueva de Santiago, y descender por la calle Rosalía de Castro. A la altura de Santa Marta de Arriba, se encontrarán a la derecha el desvío hacia esta calle que forma una hermosa y colorida plaza.

01 oct 2021 / 01:00
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