El paso del temporal por la capital gallega causa una avalancha de incidencias

Tras mucho hablar de la escasez de agua y de su necesidad, esta llegó, al fin, en el mes por excelencia de los chubascos en Compostela, octubre. Además, de tanto pedirla, las precipitaciones se produjeron de forma torrencial, dentro de una fuerte borrasca con importantes rachas de viento. Fruto de la citada sequía, se generaron importantes balsas, a raíz de la acumulación de hojas en la red de sumideros, un fenómeno habitual de la capital gallega en las primeras jornadas de lluvias.

Desde que arrancaron las precipitaciones, en la tarde del pasado martes, el cuerpo de Bomberos de Santiago tuvo que atender numerosas incidencias en todo el municipio, centradas principalmente en los pequeños lagos formados en algunas calles, pero también por la caída de árboles, especialmente durante la pasada madrugada.

En este sentido, en la Estación de Observación de la Atmósfera de Santiago (EOAS) que tiene Meteogalicia, se captó una racha de 95,8 kilómetros por hora a las 5.20 horas, situándose entre las más fuertes de toda la comunidad. Asimismo, también se alcanzaron valores extremos en lo que respecta a la lluvia, puesto que se acumularon 23,1 litros por metro/cuadrado, una cantidad abundante teniendo en cuenta la situación de la que venimos.

Entre los problemas generados por estas inclemencias meteorológicas, destacó la caída de un árbol en el colegio público Pío XII, partiéndose por la mitad el tronco. Afortunadamente, al producirse alrededor de las diez de la mañana, todos los alumnos estaban en el aula, por lo que sólo hubo que lamentar daños materiales. Entre ellos, se encontró la rotura del vallado que separa el centro del Hospital La Esperanza. Asimismo, también se derramaron a la vía pública otros cinco ejemplares a lo largo de la pasada noche, en zonas como Porta Faxeira (un árbol del parque de la Alameda), San Lázaro y en el entorno del Tambre.

Por otra parte, en lo que respecta a los chubascos, los chaparrones repentinos y de fuerte intensidad anegaron varias calles de la capital gallega, aunque nada comparable con lo sucedido en la Rúa San Lourenzo, donde la brigada compostelana tuvo que actuar para filtrar una balsa que impedía el paso de los coches y de las personas. Del mismo modo, el agua, al caer de forma torrencial, también entró en multitud de garajes, aunque sin provocar grandes daños.

A mayores, los contenedores fueron otro de los elementos más afectados, ya no sólo porque se movieron por el viento, sino también porque hubo un incendio en uno de los que están situados en la Rúa Nova de Abaixo, pasadas las doce de la noche de ayer. Hasta allí se desplazaron los bomberos para apagar las llamas. En base a la previsión de Meteogalicia, las lluvias y el viento seguirán afectando a Compostela estos próximos días. Así, el frente se dejará notar, sobre todo, a partir del mediodía de hoy.