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del apóstol Santiago de Zebedeo [II]

La solemne entrega de la reliquia atribuida al apóstol Santiago de Zebedeo al convento de Uclés transcendió su cronología concreta [es decir, el 16 de abril de 1600] y su geografía específica [o sea, el monasterio de San Jerónimo de Madrid], documentándose varias referencias en el transcurso de los siglos XVIII y XIX, al menos hasta mediados de la segunda centuria, cuando Pascual Madoz, en el volumen decimoquinto de su «Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar», afirmaba, acerca de la sacristía de la “Casa de Santiago” conquense, que “sus alhajas y ornamentos, así como otras preciosidades, han desaparecido, unas en la Guerra de la Independencia, y otras á la supresión de los conventos, así como sus preciosas pinturas, el archivo que contenía documentos antiquísimos y pergaminos del tiempo de los godos, la biblioteca, etc.” [Madrid: Imprenta de don Pascual Madoz, 1849, 202].

Esta relación de noticias se iniciaría con un opúsculo de fray Martín Sarmiento que, bajo el sugerente título de «Reflexión histórico-crítica sobre la preciosa reliquia, que es un brazo del apóstol Santiago, el Mayor, y se conserva y venera en el Convento de Santiago de Uclés», se fecha el 30 de octubre de 1768 en el monasterio de San Martín de la villa de Madrid. El docto polímata benedictino se refiere al «Bullarium Equestris Ordinis Sancti Iacobi de Spatha» [Madrid: Typographia Ioannis de Ariztia, 1719, 547-548] de Antonio Francisco Aguado de Córdoba, Alfonso Antonio Alemán Rosales y José López Agurleta, quienes ya habían ofrecido los “testimonia de apportatione venerandae Reliquiae, Brachii scilicet Divi Iacobi Hispaniarum singularis Patroni, à Compostella ann. 1138. ad Herbypolim, inde ad Ducem Bavarie, indeque ad Regem Philippum II. qui Ordini donandam et Vclensibus tradendam duxit, quod executioni post eius obitum à filio successore mandatum est”.

Entre otras informaciones relevantes, se presenta la declaración de Anselmo Stekelorum, consejero áulico y legado del duque Guillermo V de Baviera, datada el 14 de octubre de 1581, en la cual se narra cómo la supuesta reliquia jacobea habría abandonado la ciudad de Múnich el 9 de junio de 1580, alcanzando la localidad lusitana de Yelbes el 28 de enero de 1581, íncipit del final de un extenso periplo cronogeográfico, que habría emprendido en el finibusterre galaico a mediados del siglo XII: “[...] veras esse Reliquias Divi Apostoli Iacobi Maioris per Illustrissimum Orientalium Francorum Ducem quondàm, Othonem vocatum, & Reverendissimum in Christo Patrem Emericum Herbipolensem Episcopum ex Compostela Herbipolim translatas anno restauratae salutis millesimo, centesimo, trigesimo octavo in Monasterio pro honore Divi Iacobi ibidem constructo depositas [...]”. O sea, conforme a este relato, el duque Otón y el obispo Emérico habrían estado en Santiago de Compostela en el año 1138 [es decir, en los últimos compases del mandato del arzobispo Diego Gelmírez] y habrían obtenido la reliquia del apóstol Santiago de Zebedeo, que habrían trasladado e instalado en la abadía de “sancti Iacobi apud Herbipolim” [o Santiago de Wurzburgo], cuya existencia aún se documenta en los albores del siglo XVI.

En su acostumbrada aletofilia, fray Martín Sarmiento se muestra incrédulo y sugiere una sinuosa elucidación, según la cual, acaso se tratase de la reliquia jacobea [concretamente del “vero brachium beati Iacobi apostoli, fratris beati Iohannis euangeliste, de Galetia”] que, conforme a los «Gesta Episcoporum Leodiensium» de Giles d’Orval, un grupo de peregrinos liejenses habría recibido en tiempos del rey García de Galicia y del obispo Cresconio de Iria, siendo conducida y depositada en el monasterio de Santiago de Lieja, en donde habría permanecido hasta el incendio del año 1361, cuando se habría integrado en el patrimonio de los duques de Baviera. Sin embargo, esta serpenteante explicación se enfrenta con dos aparentes contrariedades. Por una parte, el fragmento de cúbito derecho atribuido al apóstol Santiago de Zebedeo se sigue mostrando en su magnífico relicario en la iglesia de Saint-Jacques de Liège y, por otra parte, como recientemente han destacado Georges Kazan, Eleanor Farber y Thomas Higham en su artículo «Étude scientifique de la relique de Saint Jacques le Majeur à Liège», existen disintonías significativas acerca de su datación. En este sentido, los análisis osteológicos implementados en la Oxford Radiocarbon Accelerator Unit de la Universidad de Oxford demostrarían que “l’os provient d’un individu décédé au milieu du XIe siècle”.

Por su parte, en sus «Recuerdos de un viaje á Santiago de Galicia», Fidel Fita y Aureliano Fernández-Guerra señalan, con respecto a Uclés, que “esta casa prioral en la Órden de Santiago poseyó desde 1600 hasta 1811 un hueso del brazo del Apóstol por donación de Felipe II, dentro de un valiosísimo relicario de oro y piedras preciosas. La Orden, por disposición del monarca, no podía celebrar capítulo general, fuese cual fuese la población en que se reuniera, sin estar presente la reliquia; por esto vino á Madrid y estuvo en el monasterio de San Jerónimo, presidiendo el capítulo general celebrado aquí á 7 de julio de 1652. La cual, según se nos dijo, robaron y perdieron los franceses, en la inicua guerra que hicieron á España para descrédito y ruina de ellos y lauro del religioso pueblo español” [Madrid: Imprenta de Lezcano y Compañía, 1880, 100].

Sin embargo, algunas referencias de la primera mitad del siglo XIX contradirían a ambos eruditos. Así, por ejemplo, en su «Diccionario geográfico-estadístico de España y Portugal», Sebastián de Miñano describe Uclés como una villa situada en una pequeña colina, en cuya cima “está la real casa de Santiago, en una fortaleza que se llamó en tiempo antiguo la “Torre Albarzana”, con cuya fortaleza se amplió el convento antiguo por donación del señor rey Felipe II, hecha en 7 de mayo de 1577. [...] Tiene buenas pinturas, alhajas de gusto, devotas reliquias, y entre ellas se venera una que se dice ser del brazo del santo Apóstol, que les regaló el espresado rey Felipe II, la que conservan en una preciosa urna” [Madrid: Imprenta de Pierart-Peralta, 1828, 108].

En definitiva, desde el primer cuarto de la decimonovena centuria, desaparecieron las noticias relativas al “brazo del apóstol Sanctiago el Mayor” que el rey Felipe II de España donó el 20 de agosto de 1598 y que el rey Felipe III de España entregó el 16 de abril de 1600 a la Orden de Santiago. ¡Ultreia et Suseia!

28 nov 2022 / 01:00
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