Encuentro de cien Mosquera Ossorio
Alrededor de cien miembros de la familia Mosquera Ossorio se reunieron ayer en Compostela para retomar una tradición familiar, hacer de la capital gallega el punto de encuentro para caminar juntos desde el Monte do Gozo y celebrar una comida de confraternidad.
Una xuntanza que comenzaron a hacer a instancias de Florinda Ossorio Donapetri, madre, abuela y bisabuela de los actuales peregrinos, en el año 1965, y que continuó repitiéndose cada Año Santo.
De los nueve hijos y algunos nietos que formaron parte de aquella reunión en la que participaron cerca de una veintena de parientes, la familia ha ido creciendo hasta llegar al centenar de esta edición, muchos procedentes de ciudades gallegas como A Coruña o Pontevedra, pero también de otras localidades y regiones españolas como Almería, La Rioja, Madrid, Oviedo y Sevilla, e incluso de países europeos como Londres, Hungría o Suecia, donde han fijado su residencia algunos miembros de esta familia gallega.
Más de medio siglo y tres generaciones separan el primer y el último encuentro, aunque el espíritu es el mismo, reencontrarse para volver a abrazarse y compartir una jornada lúdica llena de recuerdos compartidos y muchas anécdotas.
También para disfrutar de un encuentro intergeneracional, ya que las edades de los familiares que se reúnen van de los 3 a los 95 años, y teniendo en cuenta que la última reunión familiar al completo que celebraron fue en 2010, muchos de ellos han vivido esta experiencia por primera vez.
PEREGRINACIÓN. La reunión comenzó en el Monte do Gozo, el lugar elegido para reunirse toda la familia, y desde allí, caminar juntos el último tramo de la Ruta Jacobea que conduce a Compostela, si bien algunos de los participantes decidieron aprovechar la ocasión para realizar previamente algunos tramos más del Camino de Santiago, por lo que en días pasados varios Mosquera hicieron algunas etapas de la vía que une Ferrol y Compostela por el Camino Inglés, e incluso algunos de ellos decidieron añadir la vía marítima, yendo en barco desde Sada a Vilagarcía de Arousa, y desde allí dirigirse a Padrón siguiendo la Traslatio para continuar por la Vía de la Plata.
Ya en el casco histórico, aprovecharon para hacer una foto de grupo en la escalinata de la praza da Quintana con la que seguir completando el álbum familiar, y asistir a la Misa del Peregrino.
La jornada de fiesta finalizó para ellos con una comida de confraternidad, en la que no faltó la típica pulpeira y los platos más representativos de la gastronomía popular gallega, que hizo las delicias de todos los presentes, especialmente de los que viven fuera de la Comunidad, poniendo fin así a un emocionante y emotivo día en el que recuperaron el tiempo perdido.
Y es que no hay que olvidar que los Años Santos, que se celebran cuando el 25 de julio coincide en domingo, tienen una cadencia regular de 6-5-6-11 años, excepto cuando el último año de un siglo no es bisiesto, cuando pueden darse lapsos de 7 o 12 años, de modo que cada siglo tiene catorce Años Santos Jacobeos, lo que hace que las reuniones se espacien mucho. Una circunstancia a la que además, se unió la crisis sanitaria mundial, que dificultó todavía más los encuentros como el de ayer de la familia Mosquera.
Eso sí, el encuentro, que requiere un gran esfuerzo organizativo y logístico, se llenó de imágenes para el recuerdo y dejó un firme propósito, volver a reencontrarse en Compostela en el próximo Xacobeo de 2027, donde a buen seguro la familia será todavía más numerosa.