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Fuertes aplausos para unos Fuegos que recuperan su esencia ‘explosiva’

Miles de personas se echaron a las calles para disfrutar de un espectáculo multicolor en el que se quemaron 2,5 toneladas de pólvora // Espectacular traca final desde cinco enclaves diferentes

Decenas de miles de vecinos y turistas, expectantes, se echaron ayer por la noche a las calles de Santiago para presenciar en directo los Fuegos del Apóstol, que transformaron la oscuridad en un espectacular decorado de luces multicolores. Un cinturón de fuego durante intensos quince minutos rodeó la urbe desde cinco enclaves alejados entre sí: la Alameda, la Cidade da Cultura, As Cancelas, el parque de Carlomagno (Fontiñas) y el parque de Eugenio Granell.

La espectacularidad de la nueva fórmula, una noche con temperatura agradable y la expectativa para comprobar si el cambio de formato resultaba mejor o peor que hasta la fecha, llenaron hasta el abarrote los puntos neurálgicos del centro y la periferia de Compostela.

A lo largo de un cuarto de hora, los operarios de la empresa valenciana Ricardo Casteller lanzaron al cielo miles de cohetes y bengalas que portaban en conjunto más de dos toneladas y media de pólvora y efectos multiculores. El resultado fue asombroso para muchos de los asistentes , que premiaron con grandes aplausos un montaje de gran vistosidad y colorido.

Sorprendió el lleno total, no cabía ni un alfiler, en la intermodal, desde la que se tenía una perspectiva brillante de la Cidade da Cultura. La asombrosa traca final en esta zona, y en el resto, fue recibida con indisimulado entusiasmo. Y, como siempre ocurre, división de opiniones.

Algunos critican este nuevo modelo por entender que deberían celebrarse, como era tradicional, en la plaza del Obradoiro. Otros, quizá cercanos a la mayoría, defienden el nuevo sistema descentralizado, sobre todo porque permite a muchas más personas disfrutar de un espectáculo que antes solo podían ver una cifra limitada de asistentes. Los más sensatos creen que es mucho mejor así para evitar problemas en la estructura de la basílica compostelana.

El montaje ha vuelto a recuperar la vistosidad original tras varios años en los que, para evitar los daños en el patrimonio del casco histórico, la pólvora y las bengalas fueron progresivamente sustituidas por sucedáneos virtuales diseñados por ordenador e imágenes que se proyectaban sobre la fachada de la Catedral.

Un grupo de vecinos del Ensanche declararon a EL CORREO que esta fórmula les parecía descafeinada. La célebre, durante décadas, quema de la fachada mudéjar era un símbolo muy arraigado que no debería haberse perdido. Los más jóvenes gritaban de alegría y en la apoteosis final aplaudieron a rabiar. Entre la nostalgia del Obradoiro y lo visto ayer, como era de suponer, mantendrá la polémica.

25 jul 2022 / 01:00
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