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Coles de Compostela. Alumnos de 5.º de Primaria se convierten en pequeños ganaderos gracias a un proyecto ideado por la profesora Carmen Martínez en el que participan la Casa das Ciencias, Galiña Piñeira o Coren TEXTO Andrea Oca

Granja escuela con pollos de varias razas en el Ramón Cabanillas

Al entrar en el aula de 5.º de Primaria lo primero que se percibe no son las conversaciones entre alumnos o las explicaciones de la profesora sino a pollos piando dentro de su caja acristalada en la esquina derecha. Al fondo, una incubadora alberga algunos de los recién nacidos, que esa misma mañana son traspasados a su nueva casa con la otra veintena de compañeros, y huevos a medio romper en los que nuevas vidas empiezan a asomar sus cabezas al exterior. Es el CEIP Ramón Cabanillas, en Pontepedriña, en el que la idea de la profesora Carmen Martínez para explicar la reproducción ha traído consigo un aprendizaje multidisciplinar: ciencias naturales, matemáticas para recoger todos los datos obtenidos y hasta tecnología. Todo combinado con otros conocimientos menos teóricos pero igual de importantes como el respeto a los animales y al entorno, el trabajo en equipo y un gran sentido de la responsabilidad.

¿QUÉ HACEN? Los protagonistas son Nuno, Aldara, Mariña, Israa, Candela, Damián, Seth, Roi, Paula y un largo etcétera hasta completar la lista de 25 alumnos de la que ya es la clase más famosa de este centro compostelano. Para conocer el origen del proyecto hay que remontarse al mes de enero, cuando Carmen Martínez comenzó la ronda de contactos en busca de ayuda, consejos y de los materiales adecuados. No fue fácil ya que, a todo el material y organización, se sumó la necesidad de permitir que la profesora pudiese acudir al aula los fines de semana para vigilar el pequeño criadero de pollos del que tan orgullosos están ahora los alumnos. “Estabamos traballando a reprodución e buscaron pequenos ecosistemas para ver como funcionaba, e xurdiu a idea de criar poliños, o primeiro que fixemos foi chamar á Casa das Ciencias”, explica Carmen, mientras Martina de fondo cuenta las ganas que tenían de ver el proceso a tiempo real.

Y, para conocer de cerca el ciclo, investigaron la labor que desarrolla Coren en su fábrica de Friol, donde hay producción masiva. Como apunta Nuno, la producción de Coren se cuenta por millones. Por la pandemia, los alumnos no pudieron ir de excursión a la fábrica, pero tienen la visita pendiente en su agenda. Fue Coren precisamente quien mandó los huevos fecundados de diferentes razas, los cuales se introdujeron en la incubadora. Daniel, de la Asociación da Galiña Piñeira, también les llevó huevos fecundados, en este caso de raza autóctona. El hecho de que haya varias razas es una parte clave del proyecto ya que favorece la integración y el respeto en un colegio con gran diversidad de alumnos. Así, los pequeños ganaderos pudieron comprobar las diferencias entre una producción a gran escala y otra que intenta buscarse un hueco en el mercado. Todo el proceso quedó bien documentado gracias a los realistas dibujos de Seth, expuestos encima de la incubadora, y a los datos recogidos y ahora convertidos en gráficos. La profesora destaca la capacidad de trabajo y responsabilidad de todos.

TAREA DIARIA. Esta semana está dedicada al completo al proyecto. Por turnos, alumnos de todo el colegio, desde los de 5 años hasta los mayores que pasarán al instituto el año que viene, pasan por este aula. En ella, los expertos alumnos explican a sus compañeros todo el proceso, y adaptan su lenguaje para que los más pequeños puedan entenderlo. A esto se suma la tarea de vigilar la temperatura y la humedad en la incubadora, y el delicado traslado de los recién nacidos a la caja donde está el resto de sus compañeros, un día después del nacimiento. Nero y Melo fueron los primeros, a los que les siguieron muchos más hasta superar la veintena. Es en esa caja con espejo donde crecen gracias al pienso y al agua que cuidadosamente introducen sus cuidadores. Repartidos en grupos y turnos, cada alumno va rotando por las diferentes tareas y reconocen a la perfección a todos los pollos. “Pían por el hambre, la sed, el frío... Van avisando de sus necesidades”, detallan los alumnos, a quienes la presencia de los animales no les despista en sus tareas diarias. “Ao comezo estabamos moi nerviosos porque non sabiamos como ía saír. Incluso se nos fundiu a luz un día no traslado. Nunha caixa collémolos da incubadora e levámolos á caixa, abrímola pola parte de atrás e deixámolos aí”, relatan. Y, para hacer la función que realizaría la gallina, Iris muestra la bandeja roja con diferentes huecos en la que depositaban los huevos y eran volteados evitar que las crías se pegasen a la cáscara.

FUTURO. Cuando crezcan, buscarán entre todos una granja de bienestar animal para llevarlos. Aunque hay tantos pollos como alumnos, no todas las familias pueden hacerse cargo de uno por lo que se evita así crear diferencias entre los niños. El aprendizaje práctico en esta clase era ya habitual antes de este proyecto. Anteriormente, habían trabajado la reproducción con caracoles, y también con hongos. Y fuera del aula tienen sus propia pequeña plantación de patatas. Una forma de aprendizaje que todos prefieren al libro y apuntes tradicionales. De hecho, varios sientan ya curiosidad por el mundo de las granjas y reconocen que seguirán vinculados a esta actividad. Antes de concluir, reiteran el agradecimiento a todos los que les han ayudado: Casa das Ciencias de A Coruña, Galiña Piñeira, Coren y De Heus Nutrición Animal.

29 abr 2021 / 13:00
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