Indignación en el ocio nocturno por acusarlos de organizar fiestas ilegales

En Santiago hay sobre 1.200 bares y restaurantes, a los que también hay que sumar pubs y discotecas. Una cifra de la que dependen otras tantas familias que debido a la crisis del covid están viendo cómo su trabajo pende de un hilo especialmente desde la entrada en vigor de las nuevas medidas restrictivas el pasado mes de agosto.

Muchos son los establecimientos hosteleros que ya no pueden hacer frente a los gastos corrientes de agua, luz y alquiler y por eso han molestado declaraciones como las realizadas por el doctor Sergio Vázquez, integrante del Comité Clínico, que relacionó la mayor incidencia del coronavirus en Compostela con las “fiestas en pisos” de estudiantes y “las fiestas ilegales” en locales de ocio nocturno. Aunque Vázquez precisó “que es una pequeña parte” del sector el que no cumple las normas, insistió en que “sabemos que se están haciendo fiestas ilegales”.

Estas palabras sentaron como un jarro de agua fría entre los hosteleros, sobre todo, entre los miembros de la Asociación de Pubs y Discotecas de Santiago, algunos de los cuales llevan meses sin poder abrir en horario nocturno y otros, como las discotecas, sin actividad desde que se decretara el estado de alarma.

El portavoz de la entidad, Sergio Fernández, calificó de “desafortunadas” esas palabras. “Nosotros no tenemos constancia de que se haya organizado ninguna fiesta ilegal en un local de hostelería en Santiago. Si la Xunta la tiene que nos informe y que sancione a esos establecimientos”, comentó Fernández.

El portavoz reconoció que “sí hubo un problema con el aforo en un pub de la zona vieja porque entró un grupo grande y se les fue de las manos, pero fue algo puntual”, aclaró. Insistió en que el sector está cumpliendo las normas a rajatabla.

De hecho, el concejal de Seguridad Ciudadana, Gonzalo Muíños, también aseguró en respuesta a este diario no tener constancia de la organización de fiestas ilegales en establecimientos hosteleros. “Nosotros no somos conocedores. Si la Xunta lo sabe que lo diga, que dé nombres y que actúe que tienen competencias para hacerlo”, indicó.

Asimismo, Muíños destacó el comportamiento “más que correcto de la Hostelería en Santiago” y recalcó la profesionalidad del sector.

Sobre la proliferación de reuniones de universitarios en domicilios privados, con 170 fiestas desde el 21 de septiembre, Sergio Fernández recordó que el colectivo que representa “lleva todo este tiempo avisando de que con el ocio nocturno cerrado, los jóvenes iban a buscar fórmulas para divertirse y así está siendo. Está habiendo un número excesivo de fiestas en pisos y botellones en la calle donde no se guardan las distancias ni se respetan las medidas sanitarias”.

Fernández lo tiene claro: “El problema no está en el ocio nocturno, sino en el cumplimiento de las normas. Si nos dejasen trabajar sería beneficioso para todos. No entendemos por qué se nos criminaliza cuando podemos ser parte de la solución”.

El portavoz de la asociación de Pubs y Discotecas no ocultó su temor, dados los datos actuales de Santiago en lo que al covid-19 se refiere, de que si se toman nuevas medidas éstas vayan a afectar a la Hostelería, como ha sucedido en Cataluña, donde los locales tendrán que estar cerrados durante 15 días. “Ya estamos pensando en que si se ponen nuevas restricciones serán para la Hostelería. Parece que siempre están buscando la forma de culparnos”, cuenta.

Fernández cree que esta situación puede suponer la puntilla para muchos establecimientos. “Estamos pasando la mayor crisis de la historia, sobre todo el ocio nocturno. Lo que está ocurriendo con las celebraciones en viviendas privadas es una piedra más para que muchos locales echen la persiana”.

Explica que en la zona nueva “hay locales que trabajan solo durante el curso y su clientela principal son los estudiantes y ahora están abocados a cierre. Sé que hay negocios que lo están pasando muy mal y que quizás, cuando pase todo esto, ya no puedan volver a levantar la persiana”, sentencia.

Para tratar de echar una mano al sector el Concello habilitó una norma para que los pubs pudiesen trabajar en horario diurno, como si fueran un bar o una cafetería convencional; así como otras medidas planteadas como la supresión de tasas de terrazas.