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ENTREVISTA
El doctor Juan Jesús Gestal Otero entra en el selecto club de Gallegos del Año

“La mejor gestión durante la pandemia se hizo en Galicia”

“Para mí, EL CORREO GALLEGO ha sido como mi propia casa”

Profesor emérito de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Santiago, director de la Cátedra de Hidrología Médica USC-Balnearios de Galicia y académico numerario de las Reales Academias de Medicina y de Farmacia de Galicia, el doctor Juan Gestal acumula un impresionante currículum profesional, con numerosos galardones, a los que ahora une el nombramiento como Gallego del Año por parte del Grupo Correo Gallego, que recibirá el próximo día 18. Sus conocimientos sobre la historia de las epidemias, plasmados en diferentes trabajos, así como su experiencia en la gestión sanitaria, hicieron que fuera nombrado asesor durante la pandemia.

¿Qué consecuencias saca de la experiencia vivida con el covid?

Una pandemia como esta no la conoció ninguno de los que hoy están vivos, la diferencia es que eran más mortíferas, porque no había los medios que hay ahora. Esta se ha cobrado muchas vidas, pero muchas muertes se podrían haber evitado si la OMS no se hubiera empecinado en no hacer caso a los que alertaban del riesgo de los aerosoles. No reconocerlo ha costado cientos de miles de vidas por seguir fumigando, en lugar de tomar medidas como la ventilación o las mascarillas. Decían que no había evidencias, pero es que tampoco las había en contra.

¿Qué posibilidades hay de que se repita y qué hemos aprendido de ella?

No lo sabe nadie, pero hay que aprovechar las enseñanzas, no dejarlas en un cajón, en el olvido, y hacer todas las reformas y adoptar todas las medidas que de aquí se han deducido. Cuando llegó a España no se supo ver, se pensó que iban a llegar casos aislados, y no se preparó el sistema nacional de salud. A mediados de febrero el director general de la OMS estaba alertando a los países de que hicieran acopio de medios de protección individual, de test, que comprobaran si había respiradores, pero aquí estaban a otra cosa, y fue un tsunami que nos pasó por encima. También vimos que nuestro sistema nacional de salud, que se consideraba de los mejores del mundo, no tenía personal suficiente ni las dotaciones adecuadas, que el material estaba obsoleto por culpa de la crisis de 2008, porque se había reducido personal, decían, para salvar el sistema. Muchos se habían jubilado antes de tiempo y no se habían cubierto las vacantes, y ahora, cuando hacía falta el personal, no lo había. Luego está la atención primaria. En 2019 se había hecho el diagnóstico de los problemas que tenía y consensuado las medidas para actualizarla y ponerla en condiciones, pero no se tomó ninguna. También se vio que la salud pública es muy necesaria, puede salvar muchas vidas, pero solo recibe el 2 % del presupuesto del sistema nacional de salud. Necesita una reforma en profundidad, dotación de personal, mejora de la vigilancia epidemiológica.

Usted fue director general de salud en los años noventa. ¿Qué cambios cree que se deberían introducir?

La modernización de nuestra sanidad tuvo un hito importante, que fue cuando se creo la especialidad de medicina familiar y comunitaria, porque hasta entonces había los especialistas, pero los de atención primaria eran generalistas y no había homogeneidad en la formación. A partir de ese momento tienen que entrar con esa especialidad de cuatro años, con una formación reglada que mejora mucho la preparación. Se crean centros de salud que se integran en los hospitales. Pero la salud pública ¿dónde quedó? Pues en las provincias. En las direcciones generales de sanidad, lo que eran las antiguas jefaturas. Yo fui subjefe provincial de Sanidad en Coruña, y hoy sigue igual. Hoy la realidad sanitaria está en las áreas de salud. Durante la pandemia la cara visible de la salud pública fueron los servicios de medicina preventiva de los hospitales.

La sociedad también ha tenido que tomar buena nota de los problemas que ha planteado la pandemia.

Hemos aprendido también que no podemos tener tanta dependencia exterior, y lo estamos viendo también en las fábricas de coches, en la construcción, que tenemos una gran dependencia del exterior, y hay que corregirlo, porque hemos deslocalizado la producción. Habrá que pensar qué cuestiones no podemos externalizar y tenemos que mantener una producción propia para garantizar el suministro.

¿Qué posibilidades hay de que se vuelva a producir un rebrote de la situación, a la vista de los resultados de algunos países próximos?

La situación no es la misma. Nosotros aquí en Galicia podríamos decir que estamos en una situación que es la mejor de España. La mejor gestión se hizo en Galicia, con independencia de que es imposible no tener fallos. Tenemos el 84,6 % del total de la población vacunada. Un tema del que se ha hablado mucho, que es la inmunidad de rebaño, si lo calculamos para la variante Delta, está entre 80 y 89. Estamos ya en una situación dentro de esos valores. Estas vacunas no son esterilizantes, es decir, que no inducen la producción de anticuerpos al nivel de las mucosas respiratorias, que es por donde va a entrar el virus. Si los tuviéramos, podríamos impedir la infección. Por lo tanto, la inmunidad de grupo, la inmunidad de rebaño, no va a existir, pero el que haya un porcentaje muy elevado de personas vacunadas, aunque no exista inmunidad de grupo, le va a generar una dificultad muy grande al virus para encontrar a sujetos susceptibles a los que infectar. Y aunque a los vacunados nos puede infectar, no lo va a hacer a todos, sino a unos poquitos que hayan tenido una menor respuesta a la vacuna o que estén más débiles. Es más difícil que se extienda y se produzca una nueva ola de contagios.

Ahora va a recibir el galardón de Gallego del Año después de una histórica vinculación con el Grupo Correo Gallego. ¿Cómo empezó?

Yo de joven, en Muros, movilizaba a la gente y a los jóvenes para organizar actividades de todo tipo, desde la Cabalgata hasta una pequeña federación de fútbol y un campeonato. Había que difundirlo y escribíamos en los periódicos, y ayudamos a José Manuel Otero, que era un fotógrafo que luego acabó siendo un famoso paparazzi en Marbella. Él hacía la parte de fotografía, y algún amigo y yo le hacíamos los textos. Al final, acabé de corresponsal ad honorem de EL CORREO GALLEGO, y teníamos varios apartados, uno muy curioso que era “con la cámara al hombro” que firmaba Otero, y eran gacetilla, comentarios críticos, felicitaciones, además de artículos u otro tipo de colaboraciones con noticias de más envergadura. Después dejé Muros y ya no podía seguir, pero siembre mantuve mi colaboración con el periódico, y lo considero como mi casa. El director siempre me dijo que tenía las puertas abiertas, y siempre he seguido colaborando.

11 nov 2021 / 01:00
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