Luis de Castro García (1912-1977) / Tisiólogo y humanista ourensano
Luis de Castro García nació el 10 de agosto de 1912, en Entrimo, (Ourense).
Primogénito de Luis de Castro Correa (Abogado e Inspector del Timbre) y Dolores Modesta García Fernández, hija del propietario del desaparecido Hotel Roma de Ourense.
Formación
Bachiller en Valladolid, en 1934 se licencia en Medicina con Premio Extraordinario.
En 1935, lee la tesis doctoral, Contribución al estudio de la intervención del sistema retículo endotelial en la terapéutica de la tuberculosis: pruebas de Komuso-Nakamura y Adler y Reimann, dirigida por el catedrático de Madrid, Teófilo Hernando.
Becado por la J.A.E. en Alemania.
Pensionado por la J.A.E en 1935. En enero de 1936, trabajará en la clínica y laboratorio de Schittenhelm en Münich.
De Castro ya llevaba publicados numerosos artículos con su pariente, el tisiólogo vigués José Ramón de Castro (Vigo, 1900-1944), discípulo de Gil Casares. Entre ellos en 1933: Embolia pulmonar oleosa con absceso subsiguiente de la base pulmonar derecha; Sarcoma primitivo de mediastino y pleuresía purulenta interlobar. Y, El reconocimiento de salud; La ficha de salud y la cartilla de enfermedad en la Revista de Sanidad e Higiene Pública de 1934.
El estallido de la Guerra Civil obliga a Luis a regresar precipitadamente ante la falta de medios por impagos y retrasos en la Junta de Ampliación de Estudios.
Guerra Civil.
El 19 de agosto de 1936, entra en España y participa como alférez de milicias, en el bando nacional, donde ya militaban sus dos hermanos. Destinado al mando de la Sección de Montaña de la 7ª Región de Sanidad Militar, cayendo de un caballo con rotura meniscal en el Frente, habiendo participado en más de 2.500 evacuaciones. Trasladaban, a los evacuados, desde la Ciudad Universitaria hasta el Hospital Militar de Griñón. Lo relata en una novela corta De aquellos tres años (1966), que recibió un accésit en La Hora XXV y reconocimiento de Miguel Delibes, con quien entabló amistad, además de ser colaborador en El Norte de Castilla, del cual Delibes fue director.
Será Jefe Clínico del Hospital Militar de Valladolid, ya como teniente. En 1939 es ascendido a capitán y, además, entre 1938 y 1941 es director del Sanatorio Antituberculoso de FET y de las JONS de Valladolid. Realiza cirugías torácicas y tratamientos, apoyados en las técnicas radioscópicas a numerosos combatientes.
En 1939 es nombrado director del Dispensario Antituberculoso de la calle Muro de Valladolid. En el archivo de la Diputación, se conservan sus iniciativas como gestor en el Hospital Psiquiátrico, el de Beneficencia o la Inclusa.
En esos años, se casa con la enfermera, Ángeles Sánchez Long, nacida en Filipinas hija de un cargo de la Tabacalera Española en Manila. Tienen un hijo, Leopoldo de Castro (1940-1986), neuropsiquiatra que llegó a Jefe de Servicio del Psiquiátrico de Toén (Ourense), a las órdenes de Cabaleiro Goás.
Toma posesión como director del Dispensario Antituberculoso de Segovia en 1963. Labor que compaginará con la docencia universitaria y su consulta privada.
Consulta privada e interés por las Humanidades.
Estableció su consulta de Pulmón y Corazón en Valladolid, que funcionaría hasta su precoz jubilación, en 1972, con 60 años, por infarto agravado con diabetes.
Entra en el departamento de Historia de la Medicina, como ayudante de Emilio Zapatero. En 1966 es Profesor Numerario encargado de Cátedra. Promueve viajes y estancias de los alumnos en los Seminarios del Prof. Granjel de Salamanca o visitas al Museo Nacional de Historia de la Medicina de Roma, dirigido por el Prof. Adalberto Pazzini.
El Dr. De Castro ya había disfrutado de una beca del P.N.A, de tres meses, en el Instituto Forlanini de Roma, en 1941, referente mundial en investigación en tuberculosis.
Un Médico en el Museo (1954).
Tras su libro El Enigma de Berruguete: la danza y la escultura (1953), donde exponía su particular tesis de que los santos y figuras talladas por Berruguete tenían actitud de baile flamenco, debidamente ilustrada con esquemas y comentarios de su amigo el “bailaor”, de fama internacional, Vicente Escudero, saca a la luz Un Médico en el Museo. Trabajo en dos grandes volúmenes que superan las 1.300 páginas, con numerosas imágenes. Se trata de la visión de un médico de las esculturas del Museo Nacional de Valladolid. De ahí, que lo etiquete de ensayo biológico-artístico. Cela y Delibes tuvieron palabras de elogio para esa obra. En 1960, se licenció en Filosofía y Letras, rama de Historia.
Universidad y aficiones.
Fue un universitario en el más amplio sentido de la palabra. Académico correspondiente de la
Real de Medicina y Cirugía de Valladolid, de la de las Ciencias de Barcelona y de la de Historia de la Medicina de Roma.
Sus más de 60 artículos científicos incluyen estudios de la Sábana Santa, aportaciones a los primeros Congresos de la Sociedad Española de Historia de la Medicina, de la que fue fundador, y comunicaciones a los Congresos Internacionales de Antropología y Etnografía de Póvoa o el de Estudios Medievales de Oporto, en la década 1960-1970, Luis sería articulista en El Norte de Castilla, La Región y Libertad. Escribía sobre salud pública, educación sanitaria, arte e historia, antropología gallega y castellana y sobre Entrimo que lo nombró Hijo Predilecto.
En 1957 expuso en la Reunión Hispano-Lusa de Endocrinología, presidida por Marañón en Valladolid y en el Congreso de la Sociedad Internacional de Cirugía Ortopédica de Barcelona. Su obra escultórica, de mayor relevancia, quizá sea el Busto de Nefertiti, que recogió en el ABC, el periodista Francisco Álvaro, en 1956. Realizó un relieve del Santo Rostro en base a los hallazgos encontrados en el Lienzo de Turín, por el que recibió una mención del Vaticano.
Murió en Entrimo el día 4 de octubre de 1977.
La comarca de la Baixa Limia, puede estar segura de haber visto nacer a un ilustre hijo que no debe caer, injustamente, en el olvido.